“Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadle”

atransfiguracion21“Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadle”. Ésa es la tierra hacia la que has de caminar si quieres heredar la promesa. Ésa es la bendición que Dios te ofrece.

Abrahán escuchó la palabra del Señor, y se puso en camino hacia el futuro que Dios le regalaba.

María de Nazaret escuchó al mensajero de Dios, dejó que la Palabra se le hiciese carne, y se fue aprisa a la montaña para que la salvación visitase a su precursor. Observa de qué manera escucha el que todavía no puede oír. Da testimonio de él la que conoce por madre su lenguaje: “En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre”. El que todavía no ha nacido, el que aún no puede entender, el que nada puede expresar con palabras, ya puede alegrarse en la presencia de la gracia, ya puede danzar delante del arca de la salvación, ya puede escuchar el rumor del amado en el jardín.

En la noche de Belén, los pastores escucharon, creyeron, y se pusieron en camino para ver lo que el ángel del Señor les había revelado.

Fíjate en lo que dice el apóstol Pedro: “Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”. Era su modo de decir: “Nosotros te hemos escuchado, y hemos salido de nuestra tierra, de nuestra casa, para ir contigo a donde tú vas”.

Admira de qué manera el ladrón que fue crucificado con Jesús el Nazareno cumplió el mandato del cielo. A él se le dice: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Y tú sabes que en aquel día, en aquel “hoy”, el ladrón salió de su cruz hacia la tierra que el Señor le mostraría.

Escúchalo y síguelo. Que las entrañas de la Iglesia se estremezcan con tu danza de alegría en presencia de tu salvador. Que tus entras se estremezcan de ternura cuando reconozcas en los pobres la voz del que te ama, la voz de tu Señor.

Feliz domingo.