Un rastro de esperanza tras la nave Bel Espoir

(En français, ci-dessous)

Viendo los rostros de los 25 jóvenes de 14 países protagonistas de la primera etapa de MED25 que les ha llevado hasta Tetuán, se puede decir que esperanza, compromiso y amistad forman la estela que ha dejado en sus vidas la experiencia vivida en la nave Bel Espoir.

Y este mismo mensaje de paz y esperanza es el que han compartido con ellos otros jóvenes estudiantes subsaharianos y marroquíes, presentes en las actividades realizadas el 13 de marzo en la ciudad de Tetuán, así como otros colectivos ceutíes el día anterior en la ciudad autónoma.

¿Cómo nace MED25 Bel Espoir?

Se trata de un proyecto inspirado en el espíritu de los Encuentros Mediterráneos. Empezaron en Bari (2020), y continuaron en otras ciudades del Mare Nostrum: Florencia (2022), Marsella (2023) y Tirana (2024). En este 2025 no será una ciudad costera la que acoja una convención de este estilo. Cambiando totalmente el formato, será una nave escuela llamada “Bel Espoir”, es decir, “Hermosa esperanza” la que cruzará el Mediterráneo conectando todas sus orillas, de marzo a octubre de 2025, con ocho rutas diferentes, ocho temáticas distintas y ocho grupos de unos 25 jóvenes diversos en cada viaje.

El primer capítulo de esta navegación empezó en Barcelona, atracó en Ceuta y, ya por tierra, llegó hasta Tetuán. (Más información, en MED25 Bel Espoir: Un barco escuela por la paz)

Diálogo de culturas

Esta ha sido la temática profundizada tanto en los días de navegación, como durante la estancia en Ceuta y Tetuán.

El martes 11 de marzo, ya en Ceuta, los jóvenes del Bel Espoir realizaron una visita a la puerta califal de la ciudad y por la tarde fueron recibidos por las autoridades de la ciudad autónoma en un iftar organizado por la Fundación Premio Convivencia y la ONG Luna Blanca de la comunidad musulmana.

Al día siguiente, visitaron cuatro centros de culto de las cuatro culturas que acoge la ciudad de Ceuta: la mezquita Sidi Embarek, el santuario de Nuestra Señora de África, la sinagoga Bet-El y el templo hinduista del lugar. Por la tarde, en la Biblioteca Pública Adolfo Suárez participaron en un espacio de diálogo en grupos, con otros jóvenes ceutíes de estas diversas tradiciones religiosas, sobre las siguientes cuestiones: ¿Cuál es mi cultura en relación con el Mediterráneo? ¿Cómo nos planteamos los jóvenes trabajar por la Paz en el Mediterráneo y en el mundo, según nuestras culturas?

En la Biblioteca Pública de Ceuta

A continuación, de nuevo en el Santuario de Nuestra Señora de África, el Vicario episcopal D. Francisco J. Fernández Alcedo, transmitió a los jóvenes del Bel Espoir el mensaje del obispo de Cádiz y Ceuta, Mons. Rafael Zornoza, que por imprevistos de última hora no pudo asistir al acto como tenía previsto.

En el Santuario de Nuestra Señora de África

El jueves 13 de marzo la inmersión en la cultura marroquí comenzó con una visita guiada a la medina de Tetuán, heredera de la huella hispana tanto en el pasado lejano del siglo XV como en el reciente del siglo XX. Por la tarde, en el Centro Lerchundi de Tetuán, junto a otros jóvenes y adultos, marroquíes y de otros países africanos, participaron en una conferencia-coloquio por parte del profesor de la Universidad de Oujda y del Instituto Ecuménico de Teología Al Mowafaqa, Rachid Saadi, y del también profesor de Al Mowafaqa, Christophe Roucou,  sobre la interculturalidad y sus fundamentos antropológicos. A continuación, en un diálogo muy animado, los jóvenes, en grupos, intercambiaron sus impresiones sobre todo lo escuchado, compartiendo lo que había suscitado en cada uno de ellos.

Diálogo en grupos

El diálogo intercultural se puso en práctica también en un momento de oración interreligiosa por la paz, a través de unos cantos cristianos y de unas poesías místicas cantadas por algunos miembros sufíes de la Tariqa Alawiya.

El iftar puso el punto y final a esta jornada en Tetuán, momento para seguir compartiendo impresiones, dialogando y celebrando este intercambio tan vital entre culturas ribereñas del Mar Mediterráneo.

Iftar en el claustro del Centro Lerchundi de Tetuán

En primera persona

Como muestra un botón, algunas impresiones personales de tres de los jóvenes navegantes del Bel Espoir:

  • Silvia Khela, de Egipto: Creo que el viaje y el tema me han hecho reflexionar interiormente y conocerme mejor. Creo que voy a regresar a casa con nuevas perspectivas personales y de mi país, así como con aprendizajes sobre otras culturas y sobre desafíos en la región que nunca había pensado. Cada vez siento más que pertenezco a esta región del mundo y tengo más motivación para construir puentes y unir a las personas.
  • Romain Teste, de Francia: Antes de partir, uno se imagina esto como una aventura, algo que puede cambiarte, algo más grande. Pero, en realidad, no es algo más grande… Es algo muy pequeño. Algo pequeño que cobra sentido a través del encuentro con el otro. Ha sido como lanzarme de cabeza a un proyecto que sentía como una prioridad: comprometerme con la paz por encima de todo. Ser peregrino de este amor que quiero compartir con el mundo, y darme cuenta de que esta es una forma de vivirlo.
  • Job Casas, de Caserres (Barcelona): Hablando una sola hora con una persona de un país, aprendes más de ese país que todo lo que sabías antes de ese lugar. Y con las religiones y las culturas pasa lo mismo. Porque de esta manera, el conocimiento pasa a través de la experiencia personal. Este es uno de los aprendizajes que me llevo. Y ahora, llegando al final de este viaje, me siento lleno de esta experiencia y ahora es el momento de darlo a todos los demás, para esparcir la semilla que se ha ido cultivando estos días a bordo del velero.

UNE TRACE D’ESPOIR DERRIÈRE LE NAVIRE BEL ESPOIR

En regardant les visages des 25 jeunes de 14 pays qui ont participé à la première étape de MED25 qui les a amenés à Tétouan, on peut dire que l’espoir, l’engagement et l’amitié constituent la trace laissée dans leur vie par leur expérience sur le bateau Bel Espoir.

Et c’est ce même message de paix et d’espoir que partagent avec eux d’autres jeunes étudiants subsahariens et marocains, présents aux activités organisées le 13 mars dans la ville de Tétouan, ainsi que d’autres groupes de Ceuta la veille dans la ville autonome.

Comment est né MED25 Bel Espoir ?

C’est un projet qui s’inspire de l’esprit des Rencontres Méditerranéennes. Elles ont commencé à Bari (2020), et se sont poursuivies dans d’autres villes de la Mare Nostrum : Florence (2022), Marseille (2023) et Tirana (2024). En 2025, ce ne sera pas une ville côtière qui accueillera une telle convention. Ce sera un navire-école appelé « Bel Espoir » qui traversera la Méditerranée, reliant toutes ses rives, de mars à octobre 2025, avec huit itinéraires différents, huit thèmes différents et huit groupes d’environ 25 jeunes différents à chaque voyage.

Le premier chapitre de ce voyage est parti de Barcelone, a accosté à Ceuta et, par voie terrestre, a atteint Tétouan (plus d’informations dans MED25 Bel Espoir : Un navire-école pour la paix).

Dialogue des cultures

C’est le thème qui a été exploré tant pendant les journées en mer que pendant le séjour à Ceuta et à Tétouan.

Le mardi 11 mars, déjà à Ceuta, les jeunes du Bel Espoir ont visité la porte du califat de la ville et, dans l’après-midi, ils ont été reçus par les autorités de la ville autonome lors d’un iftar organisé par la Fondation Premio Convivencia et l’ONG Luna Blanca de la communauté musulmane.

Le lendemain, ils ont visité quatre lieux de culte des quatre cultures que la ville de Ceuta abrite : la mosquée Sidi Embarek, le sanctuaire de Notre-Dame d’Afrique, la synagogue Bet-El et le temple hindou local. L’après-midi, à la bibliothèque publique Adolfo Suárez, ils ont participé à une discussion de groupe avec d’autres jeunes de Ceuta issus de ces différentes traditions religieuses sur les questions suivantes : quelle est ma culture par rapport à la Méditerranée, comment nous, les jeunes, œuvrons-nous pour la paix en Méditerranée et dans le monde, en fonction de nos cultures, et comment pouvons-nous œuvrer pour la paix en Méditerranée et dans le monde, en fonction de nos cultures ?

Puis, toujours dans le Sanctuaire de Notre-Dame d’Afrique, le Vicaire épiscopal, Francisco J. Fernández Alcedo, a transmis aux jeunes de Bel Espoir un message de l’évêque de Cadix et Ceuta, Rafael Zornoza, qui n’a pas pu assister à l’événement comme prévu en raison d’un imprévu de dernière minute.

Le jeudi 13 mars, l’immersion dans la culture marocaine a commencé par une visite guidée de la médina de Tétouan, héritière de l’empreinte hispanique tant dans le lointain passé du XVe siècle que dans le récent XXe siècle. L’après-midi, au Centre Lerchundi de Tétouan, avec d’autres jeunes et adultes, marocains et d’autres pays africains, ils ont participé à une conférence-colloque donnée par Rachid Saadi, professeur à l’Université d’Oujda et à l’Institut œcuménique de théologie Al Mowafaqa, et Christophe Roucou, également professeur à Al Mowafaqa, sur l’interculturalité et ses fondements anthropologiques. Ensuite, dans un dialogue très vivant, les jeunes, par groupes, ont échangé leurs impressions sur ce qu’ils avaient entendu, partageant ce qu’ils avaient entendu en chacun d’eux.

Le dialogue interculturel a également été mis en pratique dans un moment de prière interreligieuse pour la paix, à travers des chants chrétiens et des poèmes mystiques chantés par quelques membres soufis de la Tariqa Alawiya.

L’iftar a clôturé la journée à Tétouan, un moment pour continuer à partager des impressions, à dialoguer et à célébrer cet échange vital entre les cultures qui bordent la mer Méditerranée.

A la première personne

Voici quelques impressions personnelles de trois des jeunes marins du Bel Espoir :

  • Silvia Khela, d’Egypte : Je pense que le voyage et le thème m’ont permis de réfléchir intérieurement et de mieux me connaître. Je pense que je rentrerai chez moi avec de nouvelles perspectives sur moi-même et sur mon pays, et que j’aurai découvert d’autres cultures et d’autres défis dans la région auxquels je n’avais jamais pensé auparavant. J’ai de plus en plus le sentiment d’appartenir à cette région du monde et je suis plus motivé pour construire des ponts et rapprocher les gens.
  • Romain Teste de France : Avant de partir, on imagine que c’est une aventure, quelque chose qui peut nous changer, quelque chose de plus grand. Mais en réalité, ce n’est pas quelque chose de plus grand… C’est quelque chose de tout petit. Quelque chose de petit qui prend sens dans la rencontre avec l’autre. C’est comme si je m’étais lancé à corps perdu dans un projet qui me semblait prioritaire : m’engager pour la paix avant tout. Être pèlerin de cet amour que je veux partager avec le monde, et réaliser que c’est une façon de le vivre.
  • Job Casas, de Caserres (Barcelone) : En parlant pendant une heure avec une personne originaire d’un pays, vous en apprenez plus sur ce pays que tout ce que vous saviez auparavant sur cet endroit. Il en va de même pour les religions et les cultures. C’est ainsi que la connaissance passe par l’expérience personnelle. C’est l’une des leçons que je retiens. Et maintenant, à la fin de ce voyage, je me sens plein de cette expérience et il est temps de la donner à tout le monde, de répandre la graine qui a été cultivée ces jours-ci à bord du voilier.

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