REGALAR CADA DIA EL CORAZON, ES COMO ABRIR LAS PUERTAS DEL CIELO…

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Todo el mundo que nos rodea está viviendo su pequeñez y la imposibilidad de parar la pandemia que se hizo global. Y cuando un día tocaremos las puertas del Paraíso EL, PADRE BUENO nos dirá, que „todo lo que hicieron ustedes a uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron.” (Mt 25,40). No es fácil hoy inventarse la forma de acompañar a los enfermos y a los más necesitados. Todos vivimos nuestra frágil condición humana. SOLO DIOS BASTA – decía santa Teresa de Jesús… ¿Quién no pide hoy a Dios misericordioso que su gracia de sanación toque a la humanidad entera? 

“Para los que aman a Dios, todo les sirve para bien” (Romanos 8,  28). La pandemia en la que nos encontramos es un mal en sí mismo… pero podemos y debemos sacar provecho de ella, debemos leer este acontecimiento a la luz de la Palabra de Dios, sabiendo que Dios es capaz de sacar bien incluso partiendo de nuestros pecados y del mal que nosotros hacemos y organizamos en el mundo.

Que, en estos momentos tan duros para el mundo, a nadie le falte el pan. No  pedimos a Dios ni  dinero ni bienestar, no queremos riquezas para acumular. Solo Le pedimos, para todos, el pan de cada día. Que esta pandemia del coronavirus nos recuerde, para siempre, que lo primero de todo es la vida: que los hambrientos puedan comer, que los pobres dejen de llorar, que los países del bienestar acojamos a los migrantes y refugiados para que puedan sobrevivir y tener un hogar.

  Doy gracias a Dios por el don de su llamado a la misión entre los musulmanes. Pido que: la RESURECCION DEL SEÑOR LLENE NUESTRAS VIDAS  DE UN GOZO PERMANENTE Y NOS HAGA LOCOS EN AMOR A LOS MAS PEQUEÑOS DEL SEÑOR…