Alegría por la ordenación diaconal de Fr. Marko Bagaric

Esta es la impresión general que se percibía en la Catedral de la Inmaculada Concepción de Tánger, la tarde del domingo 22 de octubre, durante la celebración que ha reunido numerosos fieles de la comunidad cristiana de toda la diócesis, de la familia franciscana y de la familia de sangre del nuevo diácono, venida desde Croacia.

La ordenación diaconal de Fr. Marko Bagaric, ofm, ha significado un momento precioso dentro de su historia personal de salvación, según las palabras de Fr. Emilio Rocha, arzobispo de Tánger, por cuya oración consagratoria e imposición de manos ha recibido el orden diaconal.

El diaconado tiene una triple dimensión de servicio: el de la caridad, el de la Palabra y el de la Eucaristía y, como recordaba Fr. Emilio en su homilía, “la caridad, por su misma naturaleza, tiene una fuerza transformadora. En Marruecos, lo sabemos bien, es la caridad la que nos hace creíbles como verdaderos testigos de Jesús”. Con palabras sentidas, dirigiéndose a Marko, añadía: “No olvides lo fundamental: dedicar a diario a estar a solas con el Señor; deja que sea Él quien sostenga y alimente tu vida, para poder salir con fuerza a cumplir su mandato de anunciar a todos el Evangelio, para servir a todos con la caridad de Cristo”.

Esta ordenación ha coincidido con la celebración de la Jornada Mundial de la Misiones, con el lema “Corazones ardientes, pies en camino”. El mismo Fr Emilio le sugería al nuevo diácono como eslogan para su ministerio el de este DOMUND 2023, para tener un corazón ardiendo en el amor a Dios y a los hermanos y unos pies siempre dispuestos para ponerse en marcha y proclamar el Evangelio con la vida y la palabra.

Han estado presentes en la celebración, además de los familiares de Fr. Marko,  Mons. Giovanni D’Ercole, obispo emérito de Ascoli Piceno, Mons. Mauro Cionini, Primer Consejero de la Nunciatura apostólica en Marruecos, Fr. Franjo Vuk, Delegado del Ministro provincial de la Provincia franciscana de los Santos Cirilo y Metodio en Croacia y Fr. Stéphane Delavelle, Custodio de la Custodia Franciscana de Marruecos, además de hermanos menores venidos de Croacia y otros, originarios de países muy distintos, que viven su vocación franciscana en Marruecos.

La liturgia ha contado con la animación de los cantos del coro de la parroquia francófona de Tánger, que sumaban alegría a la que los fieles presentes han podido compartir.