Jóvenes y cuaresma: tiempo de gracia, de compartir y de conversión

¡Qué bueno es que los hermanos vivamos en unidad, qué bueno es ver un universo de jóvenes abriéndose cada vez más y despertando cada día!
Así se expresa Paulina, participante en el retiro cuaresmal para jóvenes realizado en la casa de las Religiosas Adoratrices, en Tánger, el pasado domingo día 3 de marzo. Fue organizado por la Comisión diocesana de familia y juventud y la Capellanía de los estudiantes católicos (AECAM) y participaron más de 60 jóvenes procedentes de la ciudad.

Para Elmira, este retiro ha sido una oportunidad de encontrarnos en «nuestro desierto», es decir, lejos de nuestro entorno habitual, para meditar y experimentar la fraternidad. Nos ha ayudado a redescubrir la importancia de la esperanza y hemos encontrado nuevas motivaciones que nos impulsan a vivir mejor en este tiempo.

A Jean-Junior le ha gustado mucho el mensaje del Papa titulado “Alegres en la esperanza”, uno de los contenidos fuertes del retiro, cuya lectura fue intercalada con cantos. La idea de vivir gozosos en la esperanza todavía me recuerda el significado de mi bautismo, expresa Jean Junior, nacido en una familia interreligiosa, de padre musulmán y madre católica. Reconoce que nunca todo fue fácil pero gracias a la paciencia terminé encontrando mi camino.

A continuación, Fr. Thaddée Musas, de la Parroquia de la Asunción, expuso una reflexión sobre la cuaresma como tiempo de gracia, para compartir y convertirnos. Para Paulina, fueron palabras esperanzadores, que iban encendiendo un camino de luz, sin retorno a la oscuridad. Un tiempo posterior de meditación personal permitió ir en profundidad y dejar resonar cuanto el Espíritu sugería en el interior de cada joven presente, que tuvieron opción de recibir el sacramento de la reconciliación al final de la mañana.

La comida fue ocasión de construir y experimentar un espacio de fraternidad y compartición entre los jóvenes, los sacerdotes y religiosos, y con el arzobispo de Tánger, Fr. Emilio Rocha, ofm, en un clima de sencillez y cercanía. La mejor preparación a la eucaristía final en la que, alimentados con la Palabra de Dios y el Cuerpo de Jesús, los jóvenes pudieron rezar también por los enfermos y por todas sus inquietudes personales.

Al preguntar a Elmira, Junior y Paulina con qué palabras resumirían la experiencia de este retiro, han expresado estas ideas, que aquí plasmamos visualmente en esta “nube de palabras”.

Junior se expresa con estas palabras: Con el tiempo, aprecio y aprendo a nutrirme espiritualmente a través de otros hermanos y hermanas; con seguridad sé que aquel en quien he puesto mi esperanza nunca me dejará (1 Tes 4,14-18).

Elmira, además, se explicaba así: Aprendí que la esperanza debe ser parte de nuestra vida diaria. Ella nos anima y nos hace creer en un futuro mejor. El Amor de Dios es el que debemos cultivar durante este período; el mismo Amor que empujó a Cristo a la Cruz. Me he sentido en paz en este retiro, lejos del ruido, de las preocupaciones cotidianas, rodeados de otros… Ha sido un fabuloso momento fraterno.

Y Paulina nos dice: Doy gracias a Dios por darme esta oportunidad de vivir en un ambiente con personas dispuestas a ser cada vez mejores, hermanos de diferentes países unidos en una misma fe. Ha sido algo transformador, sentir a cada hermano más cerca de su propio estado natural.

Hay un nuevo retiro para los jóvenes de la diócesis, el próximo 17 de marzo, en Alhucemas. ¡No te lo pierdas!