Dos momentos gozosos en la Parroquia de Tetuán

Escrutinio previo al Bautismo e Institución en los Ministerios de Lectorado y Acolitado

Este IV Domingo de Cuaresma, domingo de Laetere, la Parroquia de Ntra. Sra. de las Victorias de Tetuán ha vivido dos momentos gozosos en la celebración de la Eucaristía que ha presidido nuestro arzobispo, Fr. Emilio Rocha Grande, ofm, concelebrada por el párroco y otros sacerdotes de la comunidad franciscana de Tetuán.

El catecúmeno Benoît Angabani, joven estudiante del Congo y miembro de la coral parroquial, ha sido examinado en el segundo escrutinio previo a la recepción de su Bautismo, previsto para el domingo de Pentecostés, 19 de mayo 2024. Fr. Jean-Baptiste Kashaba, ofm, párroco de Tetuán, realizó el ritual al catecúmeno, mientras la asamblea oraba por él, pidiendo a Dios fortaleza y auxilio para vivir más claramente el amor de Dios, invitándole a que, con la ayuda de Dios, se aleje del pecado y del mal. Según marca el Rito de la Iniciación cristiana de adultos: «Estos ritos, por lo tanto deben ayudar a la conversión total de los elegidos y a profundizar su resolución de mantenerse estrechamente unidos a Cristo y de proseguir con mayor decisión en su esfuerzo por amar a Dios sobre todas las cosas». De esta forma, el elegido ha sido instruido en los modos como la Iglesia ora, vive y respira.

Por otro lado, Joseán Camacho, colaborador de la parroquia, ha sido instituido en los ministerios del Lectorado y del Acolitado de manos de nuestro arzobispo. Fr. Emilio ha explicado a la comunidad el sentido de estos dos ministerios. El ministerio de lectorado queda instituido para la función de proclamar la lectura de la Sagrada Escritura y las intenciones de la oración universal de los fieles, dirigir el canto y la participación del pueblo e instruir a los fieles para recibir dignamente los sacramentos (cfr. Ministeria Quaedam, V). El acolitado consiste en cuidar el servicio del altar, asistir al diácono y al sacerdote en las funciones litúrgicas, principalmente en la celebración de la Misa, además distribuir como ministro extraordinario la Comunión cuando faltan los ministros ordinarios (cfr. Ministeria Quaedam, VI), y en caso de necesidad, también pueden oficiar las exequias funerarias y celebrar la Liturgia de la Palabra. Ambos son ministerios estables, que expresan el sacerdocio común bautismal de los fieles y la riqueza de manifestaciones del Espíritu para la edificación de la Iglesia.

En la homilía, Fr. Emilio ha destacado que Dios no condena sino que salva y nos ha recordado los versículos del Evangelio de San Juan: “Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de Él” (Jn 3,17). Solo el hombre se puede condenar cuando se cierra a la gracia de la salvación. Ha recordado a la feligresía que sientan que Dios nos ama y especialmente en este tiempo de cuaresma, propicio para la conversión personal. Ha animado con alegría al catecúmeno a seguir estos pasos finales antes de su Bautismo. Para la Iglesia es una gran alegría el bautismo de sus hijos, es el momento de la filiación divina: Dios se hace presente en todas nuestras células, somos constituidos hijos suyos en el Hijo de Dios, células del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Al recién instituido lector y acólito lo ha animado a seguir adelante en este camino de su compromiso eclesial y ha felicitado también a su madre que se encontraba presente entre los fieles.

La parroquia ha podido vivir un momento festivo donde más de una cincuentena de fieles ha seguido con alegría estos dos acontecimientos y se han sentido cercanos a nuestro arzobispo acompañados del coro parroquial que ha cantado preciosos cantos en español y francés a lo largo de la celebración cuaresmal. La alegría fraterna ha continuado después, con la comida amistosa que se ha ofrecido en el patio del convento de los franciscanos.