Octubre Misionero 2013

20 de OCTUBRE DE 2013 – DOMUND

“La Obra Pontificia de Propagación de la Fe despliega su actividad a lo largo de todo el año, pero con mayor intensidad durante el mes de octubre. Este debe ser considerado en todos los países como el Mes de las Misiones, del que el penúltimo domingo, denominado Jornada Mundial de las Misiones, es su momento culminante” (Estatuto de las Obras Misionales Pontificias, art. 7).

QUERIDISMOS EN CRISTO MISIONERO HERMANAS Y HERMANOS !!!

 Por primera vez me dirijo a VOSOTR@S. Nombrado por el Santo Padre Francisco para acompañar a las OBRAS Misionales Pontificias en Marruecos, agradezco primeramente al Señor de la vida por su mirada amorosa puesta en mi persona. Confío ser fiel y creativo en el camino de la Obra Misionera de la Iglesia de Marruecos en sus dos realidades de Rabat y Tánger. Agradezco la vida y la dedicación de Padre Andres Joguet a la OMP durante 15 años de su servicio.

 La Congregación para la Evangelización de los Pueblos nos solicita, lo siguiente: “Para que el mes de octubre brinde a los cristianos la ocasión de dar una dimensión universal a su cooperación misionera, y para aumentar el espíritu misional en el pueblo cristiano, foméntense las oraciones y los sacrificios diarios, de suerte que la celebración anual de la Jornada Mundial de las Misiones venga a ser exponente espontáneo de ese espíritu” (Estatuto OMP, art. 8).

 A modo orientativo, y para canalizar las acciones propias de la cooperación misionera, ya es tradicional que cada una de estas cuatro semanas se centre en potenciar sendas dimensiones de la vida cristiana proyectada hacia la misión: la oración, el sacrificio, la cooperación económica (limosna) y la vocación misionera. Obras Misionales Pontificias ofrece todos los años distintos materiales y sugerencias para vivir estas semanas, teniendo en cuenta también el lema y enfoque de la Jornada del DOMUND correspondiente.

Indicaciones para celebrar el Octubre Misionero

 1.ª Semana: ORACIÓN

En esta semana se pretende promover entre los fieles la constancia en la oración para dar gracias a Dios por el don de la fe, así como para pedir al dueño de la mies que envíe operarios a su mies y que el anuncio de la Buena Noticia llegue a todos los pueblos. Conviene llevar estas intenciones tanto a la oración personal como a la comunitaria, comenzando por la participación en la Eucaristía, y sin olvidar el rezo del Rosario Misionero, las vigilias de oración y otras posibles celebraciones litúrgicas de carácter misionero.

Benedicto XVI nos recuerda que “la oración se convierte en estos momentos en una exigencia muy concreta, como medio para recibir constantemente fuerzas de Cristo”.

 2.ª Semana: SACRIFICIO

Valorar la dimensión redentora y salvífica del sacrificio y del sufrimiento es el principal objetivo de esta semana. Así, se nos mueve a unir a la cruz de Cristo y ofrecer por la evangelización del mundo nuestras obras de penitencia y la aceptación de nuestros dolores. En este camino también se nos invita a contemplar la vida de Jesús, a conocer y valorar la vida de sacrificio y entrega de los misioneros, y a amar y cuidar a los enfermos (por ejemplo, acompañándoles y leyendo con ellos el tríptico Enfermos misioneros).

“Es allí, en la cruz, donde puede contemplarse esta verdad. Y a partir de allí se debe definir ahora qué es el amor”, explica el Papa Benedicto XVI.

 3.ª Semana: LIMOSNA 

Esta semana se orienta a implicarnos en la cooperación económica con las misiones. Para ello es preciso informarnos sobre las necesidades en medio de las cuales viven y desarrollan su labor los misioneros, y sentir como nuestras esas urgencias, entregando en beneficio de las misiones una desprendida aportación económica. Se nos anima a compartir los bienes con quienes carecen de ellos, a la vez que se nos estimula a compartir la vida como voluntarios en tareas y acciones que ayuden a los más necesitados.

En palabras de Benedicto XVI, “quien es capaz de ayudar reconoce que precisamente de este modo también es ayudado”.

 4.ª Semana: VOCACIÓN MISIONERA 

El objetivo de esta semana es suscitar entre todos nosotros la apertura para escuchar la voz de Dios, que llama y envía a la misión. Para ello se recomienda participar en actividades de formación misionera, celebrar algún encuentro con misioneros, estar atentos y disponibles a la llamada de Dios, y mantener vivo el interés por las necesidades de la Iglesia a la hora de llevar al mundo el mensaje de Salvación. La animación misionera nos ayuda a comprometernos a ser instrumentos de unidad y de amor y a estar receptivos a la posible vocación misionera.

“Los misioneros”, dice Benedicto XVI, “han de ser personas cuyo corazón ha sido conquistado por Cristo con su amor, despertando en ellos el amor al prójimo”.

En 1926 Pío XI estableció que el penúltimo domingo de octubre se celebrara en toda la Iglesia el “Domingo Mundial de las Misiones”, en favor de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe, para mover a los católicos a amar y apoyar la causa misionera.

Desde 1943, esta “fiesta de la catolicidad y de la solidaridad universal” se conoce en España como DOMUND (de DOmingo MUNDial). Este nombre ha ayudado a identificar y difundir aún más esta jornada entre nosotros, y su mensaje —una llamada de atención sobre la común responsabilidad de todos los cristianos en la evangelización del mundo— ha calado en la profunda sensibilidad y tradición misionera de nuestro país.

Los territorios de misión están confiados a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y dependen en gran medida de la labor de los misioneros y del sostenimiento económico las Obras Misionales Pontificias de todo el mundo. Mediante el DOMUND, la Iglesia trata de cubrir estas carencias y ayudar a los más desfavorecidos a través de los misioneros.

«Fe + Caridad = Misión»

DOMUND

Fe + Caridad. No es legítimo separar, y menos, oponer, fe y caridad, dos virtudes teologales íntimamente unidas. “La existencia cristiana consiste en un continuo subir al monte del encuentro con Dios para después volver a bajar, trayendo el amor y lafuerza que derivan de este, a fin de servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios” (Benedicto XVI). Contemplación y acción están llamadas a coexistir e integrarse. La acogida salvífica de Dios, su gracia, su perdón por la fe orienta y promueve las obras de la caridad.

= Misión. La mayor obra de caridad, que nace de la fe, es la evangelización. “Ninguna acción es más benéfica y, por tanto, caritativa hacia el prójimo que partir el pan de la Palabra de Dios, hacerle partícipe de la Buena Nueva del Evangelio […]: la evangelización es la promoción más alta e integral de la persona humana” (íd.). El anuncio del Evangelio se convierte en una intervención de ayuda al prójimo, justicia para los más pobres, posibilidad de instrucción y asistencia médica, entre otras implicaciones sociales.