- Palabras de Bienvenida : Mons. Santiago Agrelo Martínez,
- Arzobispo de Tánger. Introducción sobre la Fundación Peteiro
- La vida de Mons. Antonio Peteiro (Simeón)
- Conferencia de José Luis Barceló: “Importancia del Archivo histórico del Arzobispado de Tánger
- Ruegos y preguntas.
- Aperitivo compartido con los participantes
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Arzobispo de Tánger: Mons. Antonio Peteiro Freire. Hombre de pasión y de esperanza
Recoger la vida de la persona que se ha conocido y compartido es un compromiso, una responsabilidad y un gozo. Tuve la gracia de estar unos cortos años con el Mons. Antonio Peteiro y escuchar sus homilías, sus cuentos, sus relatos de viajes que hacía, pero sobre todo sentir el calor de su sonrisa muy acogedora. Queriendo investigar su vida, me apoyé sobre todo en las fuentes de su Provincia Franciscana de Santiago de Compostela y lo escrito por personas que lo han conocido desde su juventud[1].
José Antonio Peteiro Freire nació en Mezonzo, parroquia de la archidiócesis de Santiago, en el municipio de Vilasantar, provincia de Coruña, el 20 de julio de 1936. Ingresó en el Seminario franciscano de Herbón en 1949. Vistió el hábito franciscano el 20 de agosto de 1954. Hizo el noviciado en el convento de San Francisco de Santiago. Allí emitió la profesión simple el 21 de agosto de 1955. Estudió Filosofía en el convento de San Diego de Canedo, en Ponteareas (dos cursos), y en el convento de Santiago (un curso). Estudió Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, donde se licenció en 1962. En ese mismo año, el 5 de agosto, recibió la ordenación sacerdotal.
Desde 1962 a 1964 estudió Pedagogía en Roma. Desde 1964 a 1966 amplió sus estudios de Teología en Munich (Alemania). En 1967, en Lyon (Francia), presentó y defendió la tesis doctoral sobre el pecado y el hombre actual.
Desde 1967 fue profesor de Teología Dogmática, primero en el Estudio Franciscano de Santiago, y, desde 1969 a 1983, en el Centro de Estudios de la Iglesia en la misma ciudad, hoy Instituto Teológico Compostelano. Allí enseñó Teología Dogmática e Historia de la Salvación. Durante varios años enseñó Deontología médica en la Facultad de Medicina de la Universidad Compostelana.
En 1971, fundó, junto con otros religiosos de la fraternidad franciscana de Santiago, el Centro Cultural Juan XXIII, obra de promoción social, y un albergue para transeúntes. En ese mismo año fue nombrado miembro del Presbiterio de la Diócesis de Santiago, en representación de los religiosos de la zona de Santiago.
Fue uno de los promotores del Concilio Pastoral de Galicia, que se celebró de 1973 a 1979. Durante los trabajos de este Concilio Fr. Antonio Peteiro fue miembro de la Comisión Coordinadora, en representación de los religiosos.
Fue Presidente de la Unión Diocesana de Religiosos y Representante de los religiosos en el Consejo Presbiteral de Santiago.
Participó en el V Congreso Franciscano Hispano-Portugués de Lectores y Educadores, celebrado en Valencia del 27 al 30 de diciembre de 1974, con motivo del VII Centenario de la muerte de San Buenaventura. Allí presentó una ponencia sobre Los religiosos en la Iglesia según San Buenaventura.
Del 21 al 31 de marzo de 1976, en preparación para la Pascua, tuvo las Conferencias Cuaresmales en distintas parroquias de la Archidiócesis de Tánger.
En 1978 fue nombrado redactor de la revista Verdad y Vida. Del 11 al 13 de octubre de 1980 participó como ponente en la Asamblea de Obispos y Superiores Mayores religiosos de Galicia, que se celebró en el monasterio de Poyo. En 1981 fue nombrado Asistente provincial del Orden Franciscana Seglar, cargo que desempeñó hasta 1983.
En 1983 fue nombrado Arzobispo de Tánger y su consagración tuvo lugar en la iglesia conventual de San Francisco de Santiago de Compostela el 24 de septiembre de 1983 con el lema episcopal «In verbo tuo laxabo rete»[2]. Ejerció el servicio de Pastor de la iglesia de Tánger hasta el año 2005 en que la enfermedad le obligó a dejar el cargo a disposición de la Santa Sede.
Lo que trajo a esta tierra de Marruecos fue su alma de creyente y franciscano. El Espíritu de Jesús lo animó, lo guió e hizo de él un hombre de Dios y de los hombres, un hombre de corazón abierto y rodillas dobladas ante el Señor y ante los pobres, un luchador incansable, tenaz hasta la terquedad en la tarea de buscar cobijo para los sin techo, pan para al hambriento, e impulso carismático para los cansinos andares de las instituciones a las que también él pertenecía. Nadie le temió, muchos lo ignoraron, algunos lo menospreciaron, a todos ofreció lo que tenía: propuestas de acción inspiradas por la fe, el buen testimonio de su vida, solidaridad y colaboración con todos, apego al evangelio de Jesús, amor a los pobres, amor a la Iglesia.
La Asociación Lerchundi, la Fundación Lerchundi, los Centros Culturales Lerchundi, el Hogar Lerchundi, el Centro para Niños Discapacitados CENDIS, la escuela para sordomudos EFFETAH dentro de sus actividades llevan los sueños del Mons. Peteiro, que quiso ofrecer a los pobres todo su talento.
Como hombre de Dios que era, desentonaba en todas partes. Era un profeta de verdad, y continuó siendo profeta cuando la enfermedad lo postró en el más absoluto silencio: silencio de Dios, silencio del hombre, silencio que era para todos admonición y vocación, silencio que anticipaba dolorosamente el que la Iglesia entera está viviendo en una penosa y luminosa noche oscura; silencio elocuente, pues, ausentes las palabras, sólo hablan las vidas, las vidas entregadas de los siervos de Dios, las vidas de los testigos de Jesús –eso que nuestro hermano Antonio fue, un testigo de Jesús-, las vidas de quienes acogieron el evangelio de la gracia, hombres y mujeres que siguen de cerca a Cristo pobre y crucificado.
Falleció en Noia (A Coruña) el 25 de marzo de 2010. El entierro se celebró en la Iglesia Conventual de San Francisco en Santiago de Compostela. Han asistido todos los obispos de Galicia y el Padre General de la Orden Franciscana.
Mons. Peteiro fue gran entusiasta del diálogo interreligioso. Seguía grandes pasos del P. Lerchundi y aprovechaba cada oportunidad del Encuentro con los musulmanes. El Vice-rector de la Universidad de Teología de Granada, Prof. José Luis Nogales, enterado de su fallecimiento mandó esta nota:
“Él me decía muchas veces en Tánger y en Granada, durante nuestros encuentros con motivo de cursos “cristianos y musulmanes”: «-¡José Luis!, Yo me llamo ‘Antonio’». Pero yo seguía llamándole “Monseñor”. Tal era el respeto que me infundía el empaque “señorial” de su persona, más allá de su natural sencillez y bondad. Cuando entré en su habitación de la enfermería de Noia y le vi, un impulso me llevó a poner mi mano izquierda sobre su cabeza mientras le preguntaba: «Monseñor, ¿cómo se encuentra?». No se me venía a las mientes ninguna frase ingeniosa ni transcendental para aquel momento. Hacía ya al menos 7 años que no le había visto. En alguna ocasión que quise verle, algunos amigos me decían que no me iba a conocer y que yo lo iba a pasar muy mal. Finalmente, pude verle el verano pasado. No respondió nada a mi pregunta. Únicamente me miraba, con unos ojos de niño en cuyo fondo se adivinaban las ascuas de una inteligencia brillante. Creo recordar, aunque yo era presa de una fuerte conmoción en ese momento, que el buen hermano que le atendía decía algo así como que me había conocido. No lo sé, realmente. Nunca lo podré saber en esta historia. Espero, sin embargo, saberlo más allá de ella. Descanse en la Paz del Señor el buen religioso, el culto profesor, el elegante obispo. Un amigo obispo al que siempre llamé “Monseñor”, pero el único ante el cual nunca me sentía cohibido. Recuerdo una ocasión, en Granada, en la que llegué a decirle, ante un cierto desaire recibido por él, que su humildad franciscana se había impuesto a su condición episcopal. Él me miró, sin decir nada, como advirtiéndome de lo que aún me quedaba por aprender. Concédele Señor el lugar del consuelo, el reposo y la paz”[3].
Fue promotor de 5 cursos “Cristianos y Musulmanes” patrocinados por la CERNA y organizados por el Centro de Investigación para las relaciones interreligiosas de la Facultad de Teología de Granada.
[1] Me apoyo especialmente en el texto de Mons. Santiago Agrelo, sacado de la Religión Digital, en línea:
http://blogs.periodistadigital.com/religiondigital.php/2010/03/28/p267710 (Consultado:15/07/11).
[2] Lc 5,5.
[3] Palabras del Prof. José Luís Nogales, enviadas a la Provincia de Santiago de Compostela, el día 25 de marzo de 2010, unos días después del fallecimiento del Mons. Peteiro.