Capítulo de las esteras de los franciscanos de Marruecos en Tetuán

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Desde 1217, los frailes franciscanos tienen la costumbre de reunirse regularmente en «capítulos de las esteras». Este término puede parecer extraño a alguien ajeno a la familia franciscana… La palabra «capítulo» procede del lenguaje monástico, donde los monjes se reúnen a diario en torno a su abad para escucharle comentar un capítulo de la Regla; las «esteras», en cambio, se refiere a aquel capítulo multitudinario de 1217 en Asís, en el que participaron unos tres mil hermanos, que durmieron en esteras de paja, ya que no había otra manera de alojarse. En conclusión, se trata de una reunión fraternal.

Sin embargo, a diferencia de los capítulos que dan lugar a una elección, estos «de las esteras» son más informales: permiten a los hermanos reunirse, «hacer familia» y pasar tiempo juntos rezando, compartiendo y reflexionando sobre temas comunes a toda la fraternidad. En Marruecos, dado nuestro reducido número (18 hermanos presentes en la actualidad) y las grandes distancias (entre Marrakech, Tetuán y Meknes), estamos acostumbrados a reunirnos cada año durante tres días. Este año  2024 fue en nuestra casa de Tetuán, del domingo 10 de marzo a la noche del miércoles 13 de marzo.

Ahora bien, esta vez el capítulo fue un poco especial… Además de los hermanos, habían sido invitadas cuatro hermanas franciscanas: una clarisa de Casablanca y tres hermanas apostólicas de Tazert, Midelt y Tánger. Lo compartieron todo con nosotros a lo largo de los tres días: la oración, las comidas ruidosas y animadas, las conferencias y los momentos de compartir en grupo. Les habíamos pedido que se unieran a nosotros para ayudarnos a reflexionar sobre nuestra misión en Marruecos y sobre nuestra manera de responder a las llamadas de Dios, de la Iglesia y del mundo en esta tierra en la que vivimos desde hace más de ochocientos años. No queríamos que vinieran como conferenciantes a traernos una palabra experta, sino como hermanas, corresponsables con nosotras de este carisma que nos legó el Señor a través de Francisco y Clara de Asís.

Juntos, hemos escuchado nuestras respectivas experiencias en Marruecos (desde quien llegó un mes antes hasta quien vive aquí desde hace más de treinta años) y la Palabra de Dios, tal como la recibió Francisco de Asís. Fueron momentos de escucha en silencio de lo que el Señor nos dice y, en los intercambios, de lo que nos dice a través de los demás. A continuación, pedimos a varias personas que nos conocen (feligreses, emigrantes, estudiantes, marroquíes) que nos dijeran cómo veían nuestra manera de estar en misión aquí en Marruecos.

Para ayudarnos a analizar en perspectiva estos testimonios, pedimos a un teólogo musulmán y a Fr. Emilio Rocha, ofm, arzobispo de Tánger, que revisaran e interpretaran con nosotros esas diferentes aportaciones. A partir de todo ello, proseguimos nuestras reflexiones en grupos.

Al final de este capítulo, florecía en nuestro interior una acción de gracias, especialmente por lo que el Señor está obrando en nosotros: la fraternidad de los hermanos de once países diferentes de Marruecos, la fraternidad de las hermanas que comparten nuestro carisma, la fraternidad de aquellos a quienes servimos y que nos llevan siempre más lejos en el camino de la donación. Esperamos poder seguir creciendo en nuestro camino de discípulos de Cristo en esta tierra marroquí, llamados cada vez más a vivir nuestra vida de fraternidad contemplativa en misión con esta doble dimensión de interculturalidad en el seno de nuestras comunidades y de inculturación en el corazón del mundo musulmán.

Fr. Stephane Delavelle, ofm