Charles de Foucauld en Tetuán

Nuestra meta: el cielo

Solemnidad de la Ascensión

Eucaristía de acción de Gracias por la Canonización de Charles de Foucauld (1858-1916)

Caminata – Peregrinación in memoriam Charles de Foucauld 

1: Encuentro en el Claustro

La comunidad parroquial se reunió en el Claustro del convento de la Fraternidad Franciscana de Tetuán, donde el padre Rolando Ruiz Durán sx (responsable de los eventos en torno a la figura de san Charles de Foucauld en el norte de Marruecos) fue recibido por el párroco Fr. Ángel Ramos ofm. Se dedicaron unas palabras a la llegada y la primera época de la vida de Charles de Foucauld en Marruecos.

«El amor de Dios, el amor de los hombres, es toda mi vida, será toda mi vida, espero» (Ch d F)

2: Atrio De la Iglesia

Salimos en procesión entonando cánticos en honor al Santo, acompañados de su ícono y carteles alusivos a su vida. En el atrio se recordó su vida en Marruecos y su proceso de conversión cristiana  tras su encuentro con  el pueblo musulman, cuya sencillez y humildad produjeron en él una profunda conmoción.

«En cuanto creí que había un Dios, comprendí que no podía hacer otra cosa más que vivir para Él» (Ch d F)

3: Junto a San Francisco en el interior de la Iglesia

Al entrar en la iglesia nos reunimos todos  en torno a la imagen de San Francisco para evocar la espiritualidad y pensamiento de San Charles de Foucauld como testimonio de una vida centrada en el  Evangelio. A la par que San Francisco de Asís, hizo de su vida un Evangelio viviente. A continuación, el pueblo de Dios tomó su lugar en la iglesia y, mientras se entonaba el canto de entrada, en procesión nos dispusimos a iniciar nuestra celebración Eucarística en la solemnidad de la Ascensión.

«Quiero acostumbrar a todos los habitantes, Cristianos, musulmanes, judíos, a mirarme como su hermano universal». (Ch d F)

 

Solemnidad de la Ascensión

En esta eucaristía se reunió la comunidad cristiana de Tetuán, tanto los francófonos, entre los que se encuentran los estudiantes del AECAM, miembros de la comunidad migrante y grupos de fieles, como los hispanófonos residentes y funcionarios de la ciudad, y también turistas y empleadas filipinas que trabajan en la zona.

Vosotros sois testigos

En esta solemnidad tan importante para el catolicismo celebramos juntos el camino recorrido durante el tiempo Pascual y alabamos a Dios que Asciende a los cielos dejándonos su Santo Espíritu y preparándonos un lugar en la Casa del Padre, donde feliz se encuentra ya san Charles de Foucauld pidiendo que también interceda por nosotros.

 

Convivencia

Después de la misa se invitó a todos los presentes a tomar un aperitivo que nos permitió festejar todos los motivos que nos reunieron ese día. Por una parte, la alegría de la Ascensión como horizonte de esperanza, la dicha de la Iglesia al tener un santo más en el cielo, el cierre del mes mariano y el recuerdo que en la parroquia hacemos mensualmente de todos aquellos que han cumplido un año más de vida.

Con nuestro Administrador Apostólico P. Fr. Emilio Rocha

Durante la semana previa a la solemnidad de la Ascensión, Fr. Emilio Rocha ofm ha compartido un tiempo con nosotros, conociendo desde la cercanía las diferentes comunidades y nuestro día a día como cristianos miembros de una parroquia, animándonos a vivir estas festividades.


Notre objectif : le Paradis Balade – pèlerinage in memoriam Charles de Foucauld

1: Rencontre dans le Cloître

La communauté paroissiale s’est réunie dans le cloître du couvent de la Fraternité franciscaine de Tétouan, où le Père Rolando Ruiz Durán sx (responsable des événements autour de la figure de saint Charles de Foucauld au nord du Maroc) a été reçu par le curé Ángel Ramos ofm. Quelques mots ont été consacrés à l’arrivée et au début de la vie de Charles de Foucauld au Maroc.

«L’amour de Dieu, l’amour des hommes, c’est toute ma vie, ce sera toute ma vie, j’espère» (Ch d F)

 

2: Atrium de l’église

Nous sommes sortis en procession en chantant des chants en l’honneur du Saint, accompagnés de son icône et d’affiches évoquant sa vie. Dans l’atrium, sa vie au Maroc et son processus de conversion chrétienne sont remémorés après sa rencontre avec le peuple musulman, dont la simplicité et l’humilité produisirent en lui un profond choc.

«Dès que j’ai cru qu’il y avait un Dieu, j’ai compris que je ne pouvais rien faire d’autre que vivre pour Lui» (Ch d F)

 

3: À côté de San Francisco à l’intérieur de l’église

En entrant dans l’église, nous nous rassemblons tous autour de l’image de saint François pour évoquer la spiritualité et la pensée de saint Charles de Foucauld comme témoignage d’une vie centrée sur l’Évangile. Avec saint François d’Assise, il a fait de sa vie un Évangile vivant. Ensuite, le peuple de Dieu a pris place dans l’église et, tandis que le chant d’entrée était chanté, nous nous sommes préparés en procession pour commencer notre célébration eucharistique en la solennité de l’Ascension.

«Je veux habituer tous les habitants, chrétiens, musulmans, juifs, à me regarder comme leur frère universel». (Ch d F)

 

Solennité de l’Ascension

La communauté chrétienne de Tétouan s’est réunie à cette eucharistie, aussi bien des francophones, dont des étudiants de l’AECAM, des membres de la communauté migrante et des groupes de fidèles, que des habitants hispanophones et des fonctionnaires de la ville, ainsi que des touristes et des employés philippins. femmes travaillant dans la région.

Vous êtes témoins

En cette solennité si importante pour le catholicisme, nous célébrons ensemble le chemin parcouru durant le temps pascal et nous louons Dieu qui monte au ciel en nous laissant son Esprit Saint et en nous préparant une place dans la Maison du Père, où saint Charles de Foucauld est déheureux de demander qu’il intercède aussi pour nous.

 

Coexistence

Après la messe, toutes les personnes présentes ont été invitées à prendre un apéritif qui nous a permis de célébrer toutes les raisons qui nous ont réunis ce jour-là. D’une part, la joie de l’Ascension comme horizon d’espérance, la joie de l’Église d’avoir un saint de plus au ciel, la clôture du mois marial et le souvenir mensuel que nous faisons dans la paroisse de tous ceux qui ont fêté leur anniversaire.

Avec notre Administrateur Apostolique le P. Fr. Emilio Rocha

Au cours de la semaine précédant la solennité de l’Ascension, Fr. Emilio Rocha ofm a partagé du temps avec nous, apprenant à connaître de près les différentes communautés et notre quotidien en tant que membres chrétiens d’une paroisse, nous encourageant à vivre ces festivités.

Celebraciones de Charles de Foucauld

Estamos de fiesta en la Iglesia de Marruecos y de manera particular en la diócesis de Tánger. Hace muchos años, el 13 de junio de 1883 llegaba a Tánger un hombre que, con toda seguridad no sabía que aquí le esperaba Dios. Se trata de Charle de Foucauld, venía procedente de Argelia y en ese entonces no tenía fe. Venía como explorador y tras concluir su misión escribirá todo en un libro llamado “Reconnaissance du Maroc” del que obtuvo obtenido como premio la “medalla de oro” por la Sociedad Geográfica de París. Pero lo más bello es lo que ha descubierto en el alma musulmana y que comunica así a su amigo Henry de Castriens en una carta: “El islam ha producido en mí una profunda conmoción. La vista de esta fe, de estas almas viviendo en la presencia continua de Dios, me hizo vislumbrar algo de más grande y de más verdadero que las ocupaciones mundanas. Empecé a estudiar el islam, luego la Biblia”.

Años más tarde su itinerario de fe iniciado en estas tierras le llevará a decir aquella extraña oración “Dios mío, si existes, haz que yo te conozca”. Este hombre profundamente transformado por Dios dirá también “Tan pronto como creí que había un Dios, comprendí que no podía hacer otra cosa que vivir para él. Mi vocación religiosa data de la misma hora de mi fe. ¡Dios es tan grande! Hay tanta diferencia entre Dios y todo aquello que no lo es”.

La Iglesia de Tánger presente en Roma el 15 de mayo para su canonización ha querido dar gracias a Dios por San Carlos de Foucuald y desarrollando a una serie de celebraciones en las diversas zonas de la diócesis.

Una vigilia de oración ha tenido lugar en el Carmelo de Tánger el sábado 21 de mayo. El testimonio de vida en francés y castellano sobre la figura de Foucauld en nuestro hoy ha marcado a los que han podido escuchar a la Hermanita de Jesús que ha venido para la ocasión. También la celebración Eucarística de acción de gracias en la catedral de Tánger, presidida por nuestro administrador apostólico Fray Emilio Rocha Grande ofm, el domingo 22 de mayo, en la que se han unido las dos parroquias de la ciudad de Tánger, la del Espíritu Santo (Catedral) y la de la Asunción y Santa María Magdalena (francófona). Una celebración de fe, con tinte multicultural, tal como es nuestra iglesia en Marruecos, abrazando de manera espontánea la figura de Charles de Foucauld, “el Hermano universal” y mostrando la alegría de vivir nuestra fe en este país y entre nosotros.

En cada parroquia de la diócesis se tendrá una gozosa celebración especial, con oraciones, meditaciones y a la escucha de un testigo vivo que nos conducirá hacia Dios y hacia los demás acogiéndolos como hermanos y dejándonos acoger por ellos, que son nuestros hermanos.

CELEBRACIÓN ACCIÓN DE GRACIAS A DIOS POR LA CANONIZACIÓN DE S. CHARLES DE FOUCAULD

El pasado 15 de mayo, el Papa Francisco canonizó al hermano Carlos de Foucauld. Con el corazón lleno de alegría nos reunimos esta mañana en esta iglesia catedral para dar gracias a Dios por el amor derramado sobre san Carlos de Foucauld y por la acogida que este apasionado buscador del infinito supo dar a este amor incondicional que lo marcó para siempre. Y lo hacemos con lo mejor que tenemos: la Eucaristía, en la que, de modo misterioso y real, Aquel que se entregó por nosotros a la muerte de cruz y que nos obtuvo el don de la Vida eterna por su resurrección de entre los muertos se hace ahora presente entre nosotros.

La vida de Charles de Foucauld es una paradoja. El converso de 1886, a la edad de 28 años – se presenta como un hombre que quiere buscar el último lugar, abandonar todo por pasión por el “Amado Hermano y Señor Jesús”, vivir solo para Dios alejándose para siempre del mundo.

Sin embargo, su historia lo llevará gradualmente a una presencia cada vez más concreta de los hombres, a l amanera de un siervo, ciertamente, pero con un dinamismo que le hace inventar nuevos caminos para el servicio del Evangelio: enterrarse en el Sahara para estar lo más cerca posible del pueblo de los tuaregs; trabajar durante diez años en su lengua y cultura, y crear un notable trabajo lingüístico; preocuparse por el desarrollo de este pueblo y la responsabilidad del país que lo colonizó. ¿Cómo se puede explicar esta paradoja? Fue desde dentro de su experiencia espiritual que surgió este aliento misionero.

Se conocen las grandes intuiciones espirituales de Charles de Foucauld: el misterio de Nazaret, el amor a la Palabra de Dios, la adoración de la Eucaristía, la vida de pobreza y la fraternidad. Estas intuiciones nacieron en el crisol de su oración, de la vida de monje y ermitaño que vivió de 1890 a 1900, en la Trapa y en Nazaret.

Sin embargo, ¡el misterio lo arroja al Sahara! Porque “la vida de Nazaret se puede llevar a cabo en todas partes: ese fue para él, el lugar en que llevarla a cabo siendo lo más útil posible para el prójimo. El amor a la Palabra lo llevó a la redacción del diccionario y la gramática tuareg, para que el Evangelio pudiera ser traducido y ofrecido a los pueblos del Hoggar. Apasionado adorador de la Eucaristía, eligió ir a Tamanrasset, sin la posibilidad de celebrar la Misa durante meses, y sin la presencia de Cristo en el tabernáculo durante largo tiempo, porque la ofrenda de su vida y su presencia en el mundo se transformó en Eucaristía. Su deseo ardiente de pobreza personal le conduce hacia el servicio a los pobres; y su amor a la fraternidad universal se abre a la aparición tras su muerte de fraternidades en las que el Evangelio se hace presencia viva.

Con inmenso gozo queremos dar gracias a Dios por el Hermano Charles por su obediencia de fe, por su disponibilidad a la acción de Dios, por ser para nosotros reflejo transparente de la santidad de Dios.
San Charles de Foucauld ha vivido toda su existencia como una profunda acción de gracias a Dios. Hoy nosotros queremos dar gracias al hermano Charles y lo hacemos dándole gracias también a él, porque ha sabido hacer vida “la oración de abandono” que ha marcado toda su existencia, identificándolo cada vez más con Cristo, obediente a la voluntad del Padre; gracias porque ha permitido al Padre de las misericordias hacer en él una obra maestra de santidad.

  • Gracias, hermano Charles porque has amado apasionadamente la vida; porque has sido un buscador incansable de nuevos horizontes, porque has afrontado siempre nuevos retos y no has tenido miedo a reconocer tus errores y enderezar tu camino.
  • Gracias, porque has sabido acoger y reconocer con sencillez y alegría los muchos dones que Dios te ha dado, haciéndolos fructificar: la inteligencia, la pasión por la lectura y los viajes, la capacidad de relacionarte en la amistad, el amor a las personas.
  • Gracias porque te has atrevido a hacer la apuesta de fiarte de Dios, abandonando todos tus bienes y seguridades y viviendo sostenido únicamente por su amor entrañable.
  • Gracias por las relaciones que has sabido construir y mantener con inquebrantable fidelidad; gracias porque has amado a tu familia, a tus amigos y a quienes estaban a tu lado, sin excluir nunca a nadie. Gracias porque nunca llegaste a levantar el muro que habría señalado los límites de tu clausura, sino que has abierto la puerta de tu eremitorio y de tu corazón, convirtiéndote en “hermano universal”.
  • Gracias porque has aprendido cada día a no ser autosuficiente y a verte necesitado de los demás, gracias porque has sabido acoger de los más pobres, de los que nada tienen, el mejor de los dones: el amor hecho servicio.
  • Gracias por la ternura con la con la que has sabido amar y acercarte a los más abandonados, a aquellos que pensabas eran “los más pobres”. Gracias también por tu mansedumbre y tu claridad al denunciar las injusticias y los abusos hacia las personas esclavizadas.
  • Gracias también por tus límites y tus debilidades, por tus heridas y tus equivocaciones, que nunca has escondido ni negado, sino que has dejado que fueran transformadas por la misericordia del Padre en fermento de vida nueva. Gracias por tus dudas y tus preguntas, por tus insatisfacciones y tu búsqueda incesante de la verdad; esa Verdad que solamente encontraste en Jesús de Nazaret.
  • Gracias porque te has dejado modelar y transformar, hasta llegar a ser un reflejo vivo de tu amado Señor Jesucristo, a quien has amado apasionadamente hasta verte configurado en imagen acabada de su entrega de la vida por amor. Gracias porque nunca te detuviste pensando que ya habías amado suficientemente.
  • Gracias porque has sabido soportar la soledad sin desesperarte; gracias por tu deseo de tener hermanos y tu capacidad para mantener vivos tus sueños, haciéndolos entrar dentro del ámbito de la voluntad de tu “amado Señor Jesucristo”.
  • Gracias por la fecundidad de tu vida, aparentemente perdida y estéril, gracias por ser grano caído en la tierra reseca del desierto, que ha florecido en la espiga de tantos hermanos y hermanas que hoy te reconocen como su padre y compañero fraterno en el apasionante camino de seguir a Jesús, siguiendo la senda de su vida en Nazaret.
  • Gracias porque has querido abajarte buscando y abrazando el último lugar siguiendo a tu Señor y sabiendo que nunca lo alcanzarías, porque el “último lugar” lo va a ocupar siempre Él, que se “ha sometido por nosotros hasta la muerte, y una muerte de cruz”.
  • Gracias por haberte gastado y desgastado por el Evangelio, abrazando con entusiasmo tu vocación de eremita y sacerdote, descubriendo una alegría sin igual en tu deseo de seguir a Jesucristo, haciéndote para nosotros un reflejo luminoso del Señor Jesucristo y un estímulo para nuestro diario caminar.
  • Gracias, Hermano Charles, por ti mismo y por la obra que Dios ha realizado en ti y que hoy queremos celebrar con el corazón lleno de júbilo. Tú que ya participas plenamente de la comunión con el “bien amado” Jesús, no dejes de acompañarnos con tu intercesión, para que también nosotros, como tú has hecho, concluyamos fielmente nuestro personal itinerario de santidad.

ENCUENTRO REFLEXIÓN DE LA VCDT

El sábado, 28 de mayo, celebramos en Tánger, nuestro última convivencia-reflexión.
Basándonos en la homilía del Papa Francisco, del 27 de marzo del 2020 día de oración extraordinaria, en el dramático tiempo de la pandemia;  hemos tenido como  hilo conductor,  que nos ha acompañado este curso de reflexión  como parte de   los tres encuentros organizados..
Este último, con el tema: “Motivar espacios, donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad, de solidaridad”.  Y animado por el sacerdote Jordi Diaz Moix, de la Diócesis de Tarragona, gran admirador de nuestro reciente San Charles de Foucauld. Nos lo desarrolló bajo el prisma de la Vida oculta y ordinaria de Jesús de Nazaret, buen referente para crear espacios de hospitalidad. Fraternidad…. De santidad.
Fue una hermosa jornada donde nos reunimos alrededor de unos treinta, compartiendo oración-reflexión, amistad y comida.
Maria Rosa Clotet Clotet

Nador: el Secretariado de Misiones nos visita de nuevo

Entre el 6 y el 8 de mayo recibimos con alegría a dos miembros del Secretariado de Misiones de la Provincia de España de la Compañía de Jesús: el P. Peter Llobell S.J., director del Secretariado, que ya había venido a vernos en otras ocasiones, y Noelia Domínguez, la responsable económica, quien visitaba estas tierras por primera vez.

Durante su estancia, Peter y Noelia tuvieron ocasión de conocer en directo la situación de las obras apostólicas llevadas por la Iglesia y por la Compañía de Jesús en Nador: el Centro Baraka de formación profesional e integración sociolaboral, con su apuesta por la innovación educativa, y la Delegación Diocesana de Migraciones (DDM). Así pudieron ponerse al día sobre algunas de las novedades en el servicio a las personas migrantes: las actividades para la infancia, la nueva orientación del Migration Desk, la ampliación de la intervención en Melilla o el inicio de un nuevo proyecto de ayuda humanitaria en El Aaiún, punto destacado en la ruta migratoria hacia las Islas Canarias.

Un momento especialmente significativo fue el encuentro con algunos miembros de los equipos de intervención en país de origen, que informaron a nuestros visitantes sobre los avances en Senegal, Guinea-Conakri y Guinea-Bisáu.

Dentro de la apretada agenda de trabajo, hubo también espacio para algunos momentos, como la participación en la eucaristía parroquial o la comida con las hermanas de la Inmaculada Niña, en la que Peter y Noelia mostraron sus habilidades culinarias.

Agradecemos mucho la visita de nuestros compañerosdel Secretariado de Misiones, los buenos momentos compartidos y el interés por seguir conociendo la situación que vivimos, así como la renovación del apoyo financiero a las diversas obras y proyectos en Nador al servicio de las personas más vulnerables.

Charles de Foucauld: hermano universal

Charles de Foucauld, será canonizado el 15 de mayo junto a otros nueve beatos, en la primera de las canonizaciones después de la pandemia. En el prefacio del libro de la hermanita Annie de Jesús: Charles de Foucauld sur le pas de Jésus de Nazareth, se afirma que el hermano Charles es más admirado que conocido. En lo personal, me identifico con esa admiración más que con su conocimiento, pues siempre he querido al hermano Charles de Foucauld; pero ha sido ahora, haciendo camino juntos con la Iglesia que vive en Marruecos, que he podido descubrirlo un poco más.

Cuando los javerianos llegábamos a Marruecos, en octubre 2020, se acababa de constituir un equipo interdiocesano para preparar y animar la canonización y las celebraciones en torno a Charles de Foucauld. Este artículo quiere transmitir esta experiencia de trabajo en equipo, esperando que ayude para que cada uno, desde el lugar dónde se encuentre, haga suya la experiencia y redescubra la figura de este hermano universal.

No puedo pasar por alto la citación con la que el Papa Francisco termina su encíclicaFratelli Tutti y que firmará precisamente el 3 de octubre de 2020, fecha en que p. Juan Antonio Flores sx  llegaba a Casablanca…

En este espacio de reflexión sobre la fraternidad universal, me sentí motivado especialmente por san Francisco de Asís, y también por otros hermanos que no son católicos: Martin Luther King, Desmond Tutu, el Mahatma Mohandas Gandhi y muchos más. Pero quiero terminar recordando a otra persona de profunda fe, quien, desde su intensa experiencia de Dios, hizo un camino de transformación hasta sentirse hermano de todos.

Se trata del beato Carlos de Foucauld. Él fue orientando su sueño de una entrega total a Dios hacia una identificación con los últimos, abandonados en lo profundo del desierto africano. En ese contexto expresaba sus deseos de sentir a cualquier ser humano como un hermano, y pedía a un amigo: «Ruegue a Dios para que yo sea realmente el hermano de todos». Quería ser, en definitiva, «el hermano universal». Pero sólo identificándose con los últimos llegó a ser hermano de todos. Que Dios inspire ese sueño en cada uno de nosotros. Amén.”[1]

Un aspecto muy importante sobre el que hemos reflexionado en Marruecos ha sido su espiritualidad. Tiene mucho que ver con la búsqueda de Dios, la encarnación y la vida oculta de Jesús durante sus años vividos en Nazaret, su amor hacia la Eucaristía por el que crece el deseo de imitación, su vivencia de la Fraternidad Universal con una exquisita bondad hacia todos y su continua conversión interior para hacer presente a Jesús a los demás al estilo de María. Ella, en el misterio de la Visitación a su prima Isabel, es portadora de Jesús y, además, en este encuentro acoge la acción del Espíritu Santo que redimensiona la vida y la fe.

Voy ahora a abordar cuatro puntos breves con los que quisiera transmitir mi experiencia.

Retiro itinerante:
“En búsqueda de Dios,
siguiendo los pasos de Charles de Foucauld”

En el equipo interdiocesano se han organizado diferentes actividades: artículos, vídeos, retiros WhatsApp, elaboración de material, exposiciones etc. Quisiera detenerme en una de estas actividades que ha sido un regalo para mi: un retiro itinerante. Este se inició en el Monasterio de Notre-Dame de l’Atlas (continuación del de Tibhirine en Marruecos) con la visita del memorial de Tibhirine y en dirección hacia las montañas del Alto Atlas marroquí, dónde viven los nómadas. Es bueno saber y recordar que Charles de Foucauld vivió en la Trapa durante siete años: en la de Nuestra Señora de las Nieves en Francia, en la de Akbès en Siria y finalmente, en Staoueli en Argelia. Los monjes de Tibhirine, ahora beatos mártires, se inspiraban en Charles de Foucauld para su presencia en Argelia.

Nuestro grupo era pequeño, pero de gran belleza en su diversidad: Benín, Burkina Faso, Costa de Marfil, España, Francia, Gabón, Guinea Conakry y México. La mayoría jóvenes estudiantes que viven en Marruecos, dos madres de familia, una hermanita de Jesús, un laico asistente parroquial y yo. Me quedo con las palabras de Maylise, madre de seis hijos y esposa de un militar: “Nuestro retiro ha tenido el valor no de visitar lugares por los que Charles de Foucauld haya pasado, sino personas que han continuado su espiritualidad: los monjes de Tibhirine, los de Notre Dame de l’Atlas, el padre Peryguère, Cécile y Marie (franciscanas misioneras de María) que han vivido en la tienda de los nómadas, Sharif, nuestro guía musulmán, que ha conservado la capilla de las hermanas intacta y que nos la ofrece para orar, y desde luego los nómadas que nos han acogido en su tienda en las montañas del Alto Atlas”.

Hemos vivido varias cosas que podemos subrayar: la diversidad de orígenes en el deseo de caminar juntos y hacer todo para compartir entre nosotros en fraternidad; el hecho de caminar y orar a la vez, signo de nuestro caminar en la vida y el deseo del encuentro con el Otro y con los otros; la hospitalidad de los nómadas y musulmanes, la misma que Charles de Foucauld ha vivido y de la cual ha aprendido mucho del misterio de Jesús en Nazaret y de la acción de Dios en los pueblos que nos acogen.

En la Eucaristía que hemos celebrado en la montaña, Sharif, nuestro amigo y guía musulmán, nos ha pedido participar durante la reflexión compartida, él nos decía: “Esto es lo que nos pide la religión de cada uno, pensar en el pobre, vosotros habéis decidido dejar el momento del café, de los amigos para venir a visitar a los nómadas y pobres, para conocerlos, esto es lo que Dios quiere, eso es la fraternidad”. Y un joven marfileño se exclamaba después: “Jamás pensé que un musulmán estaría en la Misa y que además pudiese participar en nuestra reflexión, ahora vuelvo a Rabat y en el tranvía ya no seré indiferente a los musulmanes, como hasta ahora, sé que ellos tienen una riqueza que darnos y nosotros debemos estar abiertos”.

Es evidente que me vino al espíritu la experiencia de Charles de Foucauld cuando hacía su exploración de Marruecos y que describía años más tarde a su amigo Henry de Castries: “El islam ha producido en mí una profunda conmoción. La vista de esta fe, de estas almas viviendo en la presencia continua de Dios, me hizo vislumbrar algo de más grande y de más verdadero que las ocupaciones mundanas. Empecé a estudiar el islam, luego la Biblia”.

La presencia javeriana en Marruecos y Charles de Foucauld

La hermana Elli Miriam, provincial de las Hermanitas de Jesús en Marruecos y Argelia estaba impresionada al saber de nosotros, los javerianos: tres sacerdotes que vivimos en una ciudad en dónde somos los únicos cristianos. Con ocasión de la preparación para la canonización, ha estado en nuestra comunidad y se ha sorprendido del amor y alegría que tenemos de vivir aquí y la convicción con la que vivimos nuestra fe y nuestra presencia en medio de los demás hermanos y hermanas musulmanes. Ver celebrar aquí, los tres, todos los días la Eucaristía que nos une al pueblo al que hemos sido enviados es la espiritualidad de Foucauld. Tal fue su impresión, que ha sugerido a Claude Rault, obispo emérito del Sahara argelino, donde se encuentra Tamanrasset, que venga para conocernos y charlar con nosotros. Claude Rault nos visitó, por cierto, y de inmediato se ha tejido una comunión convertida en lazo de amistad. Quiso, además, acompañarnos a una oración con los sufíes de la cofradía Alawiya, y nos ha hablado del Ribat-El-Salam, del que es fundador junto a Cristian de Chergé.

¿Cómo vivimos nosotros, los javerianos, el espíritu de Charles de Foucauld?

Acabamos de llegar a Marruecos para una nueva fundación en la diócesis de Tánger, para abrir una comunidad donde los principales destinatarios son nuestros hermanos y hermanas marroquíes. Nuestra familia misionera tiene como lema “Hacer del mundo una familia” de hermanos. En cierto modo nos sentimos en el mismo camino del hermano universal en medio de los musulmanes tal y como está expresado en el número 9 de nuestras Constituciones “Por nuestro carisma específico, somos enviados a poblaciones y grupos humanos no cristianos, ajenos a nuestro entorno, cultura e Iglesia de origen. Fieles a las preferencias de Cristo, nos dirigimos, en particular, entre los no cristianos, a los destinatarios privilegiados del Reino: los pobres, los débiles, los marginados de la sociedad, las víctimas de la opresión y la injusticia.”

La espiritualidad de la Visitación

El documento Servidores de Esperanza de la Conferencia Episcopal Regional del Norte de África (CERNA) del 1 de diciembre 2014 (memoria litúrgica de Charles de Foucauld), nos describe de manera bella la Misión como una visitación: “Nos gusta leer en el relato de la visitación (Lc 1, 39-56) el paradigma de la misión. Lejos de toda conquista, la misión es una Visitación. Como María, que lleva a Aquél que nos lleva a nosotros, salimos a visitar a nuestros hermanos y hermanas para ayudarles, y cada encuentro es como una efusión del Espíritu Santo, un Pentecostés. Como en el relato de la Visitación, el Espíritu es el artífice del encuentro, posibilitando la acción de gracias por los frutos recibidos, frutos que son siempre sorprendentes. … María porta la Gran Esperanza. El Espíritu empuja a María y a la Iglesia para que se den prisa. Con su trabajo en el interior de los corazones dispone a la acogida y abre a la fecundidad del Cielo. La historia de nuestras Iglesias es la historia de estos encuentros de humanidad. La gracia “de ir hacia” nos hace experimentar una alegría parecida a la que brotó durante el encuentro entre Isabel y María. Los tesoros que una y otra llevan en su seno se estremecieron dentro de ellas mismas… Nuestras Iglesias, tras las huellas de María, viven el apostolado del encuentro. Conducidos por el Espíritu, en nosotros brota la alegría cuando nuestros corazones se abren al misterio del otro. Isabel ha “liberado” el Magníficat de María.” En resumen, como me decía Jean-Pierre Flachaire, prior del Monasterio de Notre-Dame de l’Atlasnuestro trabajo es convertirnos cada día más a Cristo, para poder llevarlo a los demás, y que nosotros seamos mejores cristianos y ellos sean mejores musulmanes”.

Conclusión…

Cuando Charles de Foucauld llegaba a Tánger el 20 de junio de 1883, él no tenía fe, venía disfrazado de judío, tenía una gran inquietud en su corazón, y no se daba cuenta de que Dios lo llevaba de la mano. Su encuentro con el mundo musulmán le ha impresionado profundamente. Recibirá el premio de la Société de Géographie de Parisdebido a su libro “Reconaissance du Maroc”. Su corazón se había prendado de Dios y entraba en las iglesias con una extraña oración “Dios mío, si existes, haz que yo te conozca”. Y más tarde dirá con gran convicción “Tan pronto como creí que había un Dios, comprendí que no podía hacer otra cosa que vivir para él. Mi vocación religiosa data de la misma hora de mi fe. ¡Dios es tan grande! Hay tanta diferencia entre Dios y todo aquello que no lo es”.

El itinerario de Charles de F. marca a muchos jóvenes que hoy salen de sus zonas de confort al encuentro de experiencias como voluntarios. Curiosamente, muchos de estos jóvenes, en el encuentro con la fe sencilla de pueblos lejanos, vuelven a vivir la experiencia de Foucauld. Recuerdo a un joven español que, después de encontrarse con los indígenas de la Huasteca en nuestra parroquia de Sta. Cruz en México, exclamaba: “es que ellos viven a Dios. Aquí todo te habla de Dios, la naturaleza, la gente, las celebraciones de fe”.

Quisiera referirme al libro de Christian Salenson “Témoins de l’avenir Charles de Foucauld, Luis Massigon, Christian de Chergé”. En sus conclusiones, nos invita a redescubrir el tiempo de la misión en el que vivimos, a una conversión del discurso de la conversión, a darnos cuenta de que existe un nuevo paradigma de la misión en el que se vive una hospitalidad fecunda, la fraternidad universal, el diálogo de salvación, la oración unida a la misión y la Eucaristía como sacramento de la misión de Dios y en diálogo con el islam. “Charles de Foucauld fue particularmente un innovador. La celebración y la presencia eucarística no fueron únicamente elementos importantes de su espiritualidad. La celebración y la adoración eucarística eran su misión en medio de los Tuaregs… (Sin la Eucaristía) no era la misa que le faltaba, sino la misión misma no tenía sentido y razón de ser: conservar el signo de la presencia eucarística[2].

Elli Miriam nos decía que los momentos de comida con los musulmanes son una celebración eucarística. Así lo hemos vivido este pasado mes de abril, en la Pascua Misionera del Encuentro, con unos jóvenes españoles y nuestros hermanos de la cofradía Alawiya de Tetuán, viviendo el Iftar (ruptura del ayuno), momento en que ellos terminan el ayuno cotidiano del Ramadán. Hemos experimentado comunión y oración, presencia divina, presencia humana y una gran alegría que da paz.

Charles de Foucauld: siguiendo tus pasos aprendemos a vivir la misión en nuestro siglo XXI. Que el Espíritu Santo nos abra a su acción; que, como decía Jean-Pierre Schumacher, “nuestra tarea sea la de percibir la acción de Dios en nuestros hermanos musulmanes” y en todos los demás hermanos y hermanas que no comparten nuestra fe y que son ocasión para descubrirnos en camino hacia Dios.

Rolando Ruiz Durán sx

[1] Fratelli Tutti, 286-287.

[2] Christian Salenson, Témoins de l’A-venir Charles de Foucauld, Luis Massigon, Christian de Chergé. Publications Chemins du Dialogue, Marseille, 2021, pp.296.

Pascua de la Presencia, la salida y el encuentro

Este año el Señor nos ha regalado una Pascua muy especial en Marruecos. Soy Javi, estudio medicina y tengo 23 años. El Miércoles Santo salimos tres jóvenes y un misionero javeriano desde Madrid y fuimos acogidos por otros tres misioneros javerianos (Juan Antonio, François y Rolando). Ellos viven en Fnideq, una ciudad al norte de Marruecos, donde no hay ningún cristiano aparte de ellos. Entonces, ¿por qué viven allí?

Por un lado, son presencia de los cristianos en ese lugar y cuidan con mucho cariño a los pocos cristianos de las ciudades cercanas. Una Iglesia pequeña en número, pero significativa, con la que tuvimos la suerte de compartir las misas del Triduo y de conocernos.

Por otro lado, son impulsores del diálogo interreligioso. Una mañana fuimos a visitar a Lamya, una mujer musulmana, para acompañarla por el fallecimiento de su madre. Estaba pasando por un mal momento, pero nos acogió y fue un momento de gran intimidad. Me gustó mucho ver cómo ella llamó a François el mismo día de la muerte de su madre, para que le acompañara en el entierro y rezara por ella. Me recordó al papel del cura cuando fallece un fiel de la parroquia: acompaña, cuida, reza. Los misioneros aquí no sólo son padres de los cristianos, sino también de los musulmanes.

Durante el día teníamos varios momentos de oración. En ellos rezábamos juntos, compartíamos libremente lo que cada uno vivía por dentro, y nos acordábamos de muchas personas a las que habíamos conocido. En estos momentos yo me di cuenta de algo importante: que la oración de los misioneros siempre tenía una mirada hacia los demás. Eso me hizo ver que tenía que salir más de mí mismo, primero en la oración. Muchas veces voy a rezar e intento solucionar todos mis problemas, olvidándome de que hay otros que también necesitan esa oración. Ver la generosidad de los misioneros en este aspecto me ha ayudado a cambiar la mirada.

Y este encuentro con Dios en la oración era el principal motor para salir al encuentro con los demás. He vuelto a experimentar que una Iglesia en salida es una Iglesia viva, que puede llevar la alegría y esperanza que recibimos de Dios. Además, es bonito ver cómo Dios está en las personas que conocimos y en los momentos que compartimos con ellas, de una forma especial en los amigos musulmanes.

Tuvimos la suerte de estar en Marruecos durante el mes del Ramadán, por lo que muchos de los días, al caer el sol, nuestros amigos musulmanes nos invitaron a romper el ayuno con ellos. Como es un mes importante para ellos, suelen hacerlo en familia, pero esos días decidieron pasar ese rato con nosotros. Me pareció un bonito gesto de acogida y cariño.

Un momento único que guardo del viaje es la oración que compartimos con ellos el Jueves Santo después de romper el ayuno. Primero, estuvimos presentes en su oración; después, compartimos en qué consiste el Ramadán y la Pascua; y finalmente, cantamos nosotros con la guitarra, como hacemos en nuestras parroquias. Lo mejor de todo es que no fueron momentos independientes, sino que cuando ellos rezaban, ahí estaba Dios y nosotros podíamos también rezar por ellos, y ellos por nosotros. Sentimos una unión fuerte entre nosotros y con Dios, porque pudimos compartir libremente nuestra fe, sin entrar en discusiones.

Otro momento muy especial para mí fue el encuentro con Mohammed. Él es un estudiante de 23 años, que tiene su fe musulmana, vive con su familia y tiene sus amigos, como cualquier joven. Pasamos una hora con él, nos conocimos y nos contamos cómo vivíamos cada uno nuestra fe, a qué nos dedicábamos… fue como charlar con un joven cristiano de cualquier parroquia que se haya encontrado con Dios. Ambos sabemos que hay diferencias en nuestra fe, pero intentamos vivir el día a día en clave de Dios y se ha creado una bonita amistad.

Algo que me llevo de estos días es haber vivido la Pascua como “el paso de la muerte a la vida”. Dios nos ama y desea lo mejor para nosotros, y eso lo he experimentado. Estoy muy agradecido, porque han sido días de compartir con mis amigos en el grupo, con los misioneros y con los que viven en Marruecos. También el Señor me sigue rompiendo esquemas, me descoloca para poder vivir mejor colocado y me ayuda a abrirle mis puertas a su acción.

Javier Contreras Mora, Madrid

 

Charles de Foucauld, un santo evangélico

Tánger, 8 de mayo de 2022,

Domingo del Buen Pastor

Queridos hermanos y hermanas de la diócesis de Tánger.

El próximo domingo 15 de mayo el papa Francisco, junto con otros seis beatos, proclamará santo a Charles De Foucauld.

  1. ¿Quién es este hombre?

Alegrémonos con toda la Iglesia, que nos invita A contemplar el camino espiritual de un hombre que, a través de las peripecias de su vida, de sus búsquedas, de sus insatisfacciones, y después de haber reencontrado su fe a los 28 años, nunca dejará de seguir a su “hermano amado y Señor Jesús”, como lo llamaba él, queriendo imitarlo, darlo a conocer, haciendo que lo amen.  En sus “conversaciones familiares” con Jesús, que nos ha dejado por escrito, vemos cómo esta relación con Jesús lo impulsó y lo transformó.

 

“… No estoy aquí para convertir a los tuaregs, sino para intentar comprenderlos”

La manera en que Charles De Foucauld, después de ser ordenado sacerdote, convivió con los tuaregs de  Tamanrasset durante los últimos 11 años de su vida, queriendo ser un trabajador del Evangelio en medio del pueblo musulmán, estudiando su cultura, aprendiendo su lenga, dialogando, testimoniando con amabilidad y sencillez, constituye una manera de caminar que no es ajena a lo que queremos vivir en nuestras diócesis del Norte de África, acercándonos a nuestros hermanos y hermanas musulmanes, viviendo en medio de ellos; haciendo nuestra la experiencia original vivida por Charles De Foucauld hace 100 años. Él se sintió impulsado a acercarse en primer lugar a los que, a sus ojos, aparecían como los “más abandonados” espiritualmente, a quienes nunca habían oído hablar del Evangelio, a todos los “hermanos de Jesús que no lo conocen”, como dice él mismo.

Y nosotros, ¿cómo es nuestro modo de presentarnos? ¿cómo es el testimonio que damos? ¿Cómo podemos anunciar el Evangelio? Estas cuestiones deberán alimentar también nuestras reflexión personal y comunitaria, de manera que podamos abrir caminos de presencia y acogida aquí y ahora.

 “…  Amando a las personas es como aprendemos a amar a Dios”.

Hay quienes afirman de Charles De Foucauld que es “¡admirable, pero inimitable!” Y, sin embargo, no hizo otra cosa que seguir paso a paso la senda del Evangelio, comprendiendo que “forma parte de la vocación gritar el Evangelio desde la azotea, no con la palabra, sino con la vida”. Él afirmaba que “la gente que se ha alejado de Jesús tiene que leer sin libros y sin palabras, tiene que conocer el Evangelio contemplando mi vida… Al verme tienen que ver cómo es Jesús”. Su vuelta al Evangelio lo condujo finalmente hacia aquellos a los que reconoció como los más alejados de Dios y de su amor. Quedó fuertemente impactado por las palabras de Jesús en la parábola de Mateo, 25 (juico final), unas palabras que transformarán su vida: “Lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis”.

Y a nosotros, ¿hay alguna palabra del Evangelio que nos impresione, que haya tenido la fuerza suficiente para transformar nuestra vida? Tengámoslo presente en nuestra existencia cotidiana; busquemos y profundicemos para dejarnos iluminar por una Palabra del Evangelio que anime nuestra vida y nos enseñe a servir a los pobres de nuestro mundo, a los más abandonados. El hermano Charles había comprendido que era necesario estar tan atentos a la presencia de Jesús en los pobres como a su presencia en la Eucaristía.

Esta predilección de Dios por los pobres y los últimos, le conducirá a llevar una vida marcada por la acogida, la disponibilidad, el compartir fraterno con los más necesitados. Cuanto más se aproximaba al Dios que se le había revelado en Jesús, más se ponía en camino para salir al encuentro de cada ser humano, tratando con cada uno y amando a cada uno como a un hermano o una hermana, estimando a cada persona por sí misma, con independencia de cualquier otra consideración. Para él es amando a los hermanos como se aprende a amar a Dios.

“…Un descubrimiento impresionante del Islam en Marruecos”.

Con 25 años, antes de su reencuentro con la fe de su infancia, Charles realizó como explorador un viaje de 11 meses a Marruecos; llevó a cabo un ingente trabajo topográfico que, a su regreso a Francia, le valió el Primer Premio de Geografía. Esta experiencia afectará profundamente toda su vida posterior. Contemplar a los musulmanes en oración le impresionó tanto que, una vez ordenado sacerdote en 1911, quiso volver de nuevo a Marruecos para ofrecerles el testimonio de su “amado hermano y Señor Jesús”.

La situación política de aquel tiempo le obligó a permanecer en Argelia, primero en Béni-Abbès, cerca de la frontera, luego en el sur, en Tamanrasset, hasta su muerte. Porque muy a su pesar, Charles De Foucauld será víctima de los conflictos de intereses producidos en el contexto de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que tendrá sus repercusiones también en el sur del Sahara argelino. Cuando tenía 58 años de edad morirá asesinado.

  1. ¿Cómo celebrar este acontecimiento en nuestras diócesis de Marruecos?

Desde hace varios meses está funcionando un Equipo de Coordinación para ayudarnos a todos, de norte a sur y de este a oeste, a descubrir o redescubrir esta figura de vida evangélica cuya santidad es ahora definitivamente reconocida por la Iglesia con la canonización.

La canonización en Roma, el domingo 15 de mayo

Una Delegación oficial de 8 personas, encabezada por el cardenal Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat y yo como administrador apostólico de Tánger, iremos a Roma del 13 al 16 de mayo para participar en los actos de la canonización (Vigilia de oración el sábado a las 21 h, conferencias y espectáculo musical sobre Charles de Foucauld, la canonización en la Plaza de San Pedro presidida por el papa Francisco, el domingo a las 10 h, y la Eucaristía de acción de gracias en la basílica de San Juan de Letrán, el lunes a las 10 h). Se agregarán otras 12 personas queque han querido participar personalmente en los actos. Se trata, pues, de una veintena de personas que representarán a nuestras diócesis de Rabat y Tánger. Muy probablemente la ceremonia de canonización será transmitida por las redes sociales.

Dos domingos de Acción de Gracias en Marruecos

El 22 de Mayo en la catedral de Tánger y el 29 de mayo en la catedral de Rabat, daremos gracias a Dios por lo que el Espíritu ha llevado a cabo en Charles de Foucauld, a través de su vida “expuesta y entregada”. Animamos a todas las parroquias y comunidades a participar en las celebraciones eucarísticas de Rabat y Tánger. Es una acción de gracias para toda la Iglesia que peregrina en Marruecos. Una nueva oportunidad para encontrarnos en torno a esta figura de vida profundamente evangélica.

Animación en las parroquias

Desde finales de mayo y durante el mes de junio tendremos en las parroquias de la diócesis encuentros de animación y celebraciones para dar gozosamente gracias a Dios y para compartir juntos la fe.

Los símbolos que se transmitirán de parroquia en parroquia son:

  • Un icono pintado por Abdelkader alioui, un musulmán, amigo de los monjes trapenses de Midlet; es una copia del original pintado por la Hermanita María Carla (Hermanita de Jesús) que vivía en el Cairo.
  • Una exposición de 14 paneles realizados por la diócesis de Ghardaïa en Argelia.
  1. Un envío al ser vicio de la Fraternidad

Dos figuras espirituales ayudarán a partir de ahora a las comunidades cristianas de la diócesis a asumir el reto de la Fraternidad: Francisco de Asís y Charles De Foucalud. Cada uno en su propio tiempo se esforzaron para que este valor evangélico diera frutos como promesa de paz entre pueblos, culturas, tradiciones religiosas, que convergen hacia el único y verdadero Dios.

También el papa Francisco, con su encuentro con Ahmad al-Tayyeb, imán de Al-Azhar en El Cairo, nos anima a buscar la fraternidad humana mirando hacia la construcción de la paz mundial y la convivencia común: “la fe lleva al creyente a ver en el otro un hermano al que apoyar y amar…” (4 de febrero de 2019). Son palabras que enlazan muy bien con el modo en que Charles de Foucauld concebía esta Fraternidad amplia y abierta: “Quiero acostumbrar a los habitantes, cristianos, musulmanes, judíos… a verme como su hermano, el hermano universal”.

Charles De Foucauld deseaba, cultivando actitudes de bondad y paz hacia los demás, que todos, cualquiera que fuese su identidad y sus convicciones, pudieran llegar a verlo como un hermano. Poco antes de su muerte lo manifestaba en una carta: “Debemos ser aceptados por los musulmanes. Convertirnos para ellos en el amigo al que acudimos con confianza cuando tenemos dudas o dolor…”.

Y lo que dice Charles De Foucauld sobre su manera de comportarse con los musulmanes, debemos vivirlo con respecto a todos aquellos que percibimos como “otros” para nosotros, extraños por su fe religiosa o por sus convicciones. Que, al encontrarnos, el otro sepa que realmente puede contar con nosotros: el otro, marroquí, europeo, estudiante y subsahariano; el otro, pobre y débil, el otro en busca de paz y fraternidad. Programa sencillo que implica a cada día de la existencia, es un programa de paz y alegría que anuncia el Reino de Dios en este mundo, que es el nuestro, en este Marruecos en el que vivimos y que es también nuestro país.

Asumamos este desafío que resuena también en nosotros como una llamada. ¡Vivamos esto aquí en Marruecos!, será una forma luminosa de vivir el Evangelio, de caminar juntos siguiendo a Cristo, Él, Buen Pastor que, resucitado la mañana de Pascua, nos envía como testigos gozosos de la Buena Noticia.

Sí, nos sentimos enviados al mundo para ser artesanos de paz y fraternidad. Que por intercesión de san Charles de Foucauld, amigo fuerte de Dios y amigo de todos, nos bendiga Dios a nosotros, a este país y a todos los que viven en él.

¡Nuestra humanidad crecerá y nuestra fraternidad florecerá!

La pascua del encuentro, Dios estaba presente

Este año he tenido la oportunidad, junto a otros amigos, de acompañar a los hermanos Javerianos que están en Marruecos (Fnideq) en el camino de la Semana Santa y la celebración de la Pascua. Bajo la rúbrica de “La Pascua del encuentro” hemos podido disfrutar de un viaje intenso y diferente a todo lo vivido antes, un verdadero encuentro con la cultura marroquí, con el hermano musulmán, un encuentro con Dios y un rencuentro con la humanidad. Este año goza de la particularidad que en un mismo tiempo convive la celebración del ramadán, la pascua judía y la pascua cristina.

En tan solo cinco días hemos conocido a familias católicas que viven su fe, creencias y costumbres en un país donde no son mayoría, hemos compartido con ricos, pobres, mujeres, hombres, jóvenes y personas mayores, en definitiva, todo lo bello de la especie humana.

Llegamos de noche a Fnideq, un pueblo costero limítrofe con Ceuta allí se sitúa a la casa de los javerianos, pero es en M´diq, a una media hora de distancia donde está la parroquia más cercana. Económicamente esta zona se nutre de la frontera, de la entrada y salida entre marroquíes y españoles. Hoy en día los españoles son pocos y los católicos una pequeña pero gran familia.

El primer encuentro lo vivimos junto a una comunidad sufí, con quienes gracias a su generosidad pudimos compartir con ellos la ruptura del ramadán. Fue una noche muy especial donde compartimos no solo la comida, fuente capaz de unir a todas las naciones, sino también la oración. Vivimos un momento muy especial y difícil de describir donde sin duda estaba presente Dios. Nosotros nos encontramos con Dios a través de sus suras, y espero que ellos también sintiesen a Alá a través de nuestros cantos. De este encuentro una de las imágenes que se han quedado en mi retina es el valor que la mujer tenía dentro del sufismo, eran ellas quienes predominaban la conversación. Parte de mis prejuicios se rompieron y de una sociedad donde esperaba un rechazo a la mujer vi como desde la compresión y el respeto la fe efectivamente nos une como seres humanos.

Otro de las grandes experiencias sucedió el viernes Santo, donde a través de la naturaleza acompañamos a Jesús en su cruz. Ese día compartimos con una mujer la realidad de la muerte y la de la muerte por la migración. Ambas, duras realidades, pero contadas con humildad y dese el corazón. Todo resucitó en la vigilia pascual donde pude reafirmarme en mi fe y saber que Dios es luz y resucita para todos.

El Papa Francisco nos habla de la fraternidad humana, un concepto que resonó en mi cabeza durante esos días, para convivir en paz debemos conocer de verdad al otro. En esta experiencia he aprendido la necesidad de efectivamente conocer al otro, en mí día a día en un país donde hay pluralidad de religiones, ideologías y creencias parece que lo lógico en compartir espacio y tiempo, pero no convivimos. Conocer al otro es esencial para comprender lo que siente y saber lo que necesita, no tener miedo a las discrepancias sino ver en las diferencias el camino a Dios. Debemos salir de la homogeneidad, es decir, crearnos a todos como iguales y buscar la igualdad en la dignidad humana. En definitiva, esa bella imagen de entender las religiones como los cuatro puntos cardinales en los que cuanto más me acerco a Dios, más me acerco a mi hermano en la fe.

Fátima de la Calle, Madrid

Ha fallecido el cardenal Carlos Amigo Vallejo OFM

Ha fallecido el cardenal Carlos Amigo Vallejo OFM arzobispo de Tánger de 1973 a 1982

El arzobispo emérito de Sevilla, cardenal Carlos Amigo, ha fallecido la mañana del miércoles 27 de abril, a los 87 años de edad, como consecuencia de una insuficiencia cardiaca. El cardenal estaba ingresado en el Hospital Universitario de Guadalajara, donde fue intervenido quirúrgicamente el pasado lunes 25 de abril.
El cardenal Carlos Amigo Vallejo nació en Medina de Rioseco (Valladolid), el 23 de agosto de 1934. Inicia sus estudios de Medicina en la Facultad de Valladolid, que pronto abandona para ingresar en el noviciado de la Orden de Hermanos Menores franciscanos en la Provincia Franciscana de Santiago de Compostela. Se ordena sacerdote y, en Roma, cursa estudios de Filosofía.
Destinado a Madrid, compagina los estudios de Psicología en la Universidad central con el profesorado en centros de educación especial. Imparte clases de Filosofía de la Ciencia y de Antropología. En 1970 es nombrado Ministro Provincial de la Provincia Franciscana de Santiago.
El 17 de diciembre de 1973 es nombrado arzobispo de Tánger y el 22 de mayo de 1982, de Sevilla. Estuvo al frente de esta sede hasta noviembre de 2009. Fue creado Cardenal el 21 de octubre de 2003, con el título de la Iglesia de Santa María de Montserrat de los Españoles.
Siendo obispo de nuestra archidiócesis asistió en febrero de 1976, como miembro de la Delegación de la Santa Sede, al Seminario de Diálogo Islamo-Cristiano celebrado en Trípoli (Libia) y patrocinado por el Secretariado Pontificio para los No Cristianos y la República Árabe de Libia; y en 1977 participó en la IV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos como delegado de los obispos de la Conferencia Episcopal del Norte de África.

En la Conferencia Episcopal Española ha sido miembro del Comité Ejecutivo (1984-1987 y 2005-2009), habiendo desempeñado también los cargos de Presidente de las Comisiones Episcopales para el V Centenario de la Evangelización de América (1984-1993), de Obispos-Superiores Mayores (1993-1999) y de Misiones y Cooperación con las Iglesias (1999-2005).
Ha escrito multitud de obras, entre libros, colaboraciones y artículos en revistas. De entre sus libros destacan “Caminar con Francisco de Asís”, “Mi vida descansa en Dios”, “Dios clemente y misericordioso: experiencia religiosa de cristianos y musulmanes” y “Testigos del amor a la Iglesia: aproximación a una eclesiología de la vida religiosa”.
Oremos a Dios, nuestro Padre, por el que fue nuestro pastor durante nueve años; Él, que no se deja ganar en generosidad, sabrá acoger con misericordia y abrir las puertas de la vida eterna a quien, supo gastar su vida como franciscano al servicio del reino de Dios en las diversas misiones y tareas que le encomendó la Iglesia.