JUNTOS: Campaña Mundial de Caritas Internationalis

La degradación de nuestra ‘casa común’ tiene un impacto desproporcionado en todos, especialmente en aquellos que ya se enfrentan con desventaja, a la marginación y múltiples formas de vulnerabilidad.

Desde Caritas Internationalis, son conscientes de que estamos en estrecha interdependencia con todo lo creado; lo que ocurre en una parte de nuestro mundo tiene un impacto en el resto del planeta y en los pueblos más pobres de nuestra familia humana. Por eso han lanzado la campaña JUNTOS, con el deseo de crecer en el cuidado de nuestra Casa Común y de los pobres de hoy, para hacer de nuestro planeta un lugar mejor y más saludable para vivir para las generaciones presentes y futuras. Esta campaña tiene un amplio rango de acción, desde su presentación, a finales del 2021, a su conclusión, a finales de 2024.

A finales de octubre 2023 se ha presentado la propuesta para el nuevo curso: la acción “El árbol de la vida”: En un espíritu de cooperación fraterna, la iniciativa consiste en escribir mensajes a los líderes y a quienes toman las decisiones sobre cómo podemos cuidar juntos de nuestra casa común. Como es una campaña mundial, cada mensaje se sumará al de muchas otras voces de todo el mundo y se compartirá con el Papa Francisco en un folleto en el que se expondrán las interpelaciones hechas a los líderes y los responsables de la toma de decisiones para que cuiden de nuestra casa común, juntos, con una sola voz.

La campaña ha sido muy bien elaborada por Caritas Internationalis y cuenta con numerosos recursos para la sensibilización y para poder concretar la propuesta de la escritura de cartas. Todo el material se puede encontrar en togetherwebelong.caritas.org/es

Póster Juntos. El árbol de la vida

Campaña Juntos. El árbol de la vida

Rezando por nuestros fieles difuntos

En toda la Iglesia, el día 1 de noviembre celebramos la solemnidad de Todos los Santos, recordando a todos aquellos que gozan ya de la presencia de Dios por su santidad, aunque no tengan un día asignado propiamente en el calendario litúrgico.
El día 2, en cambio, los creyentes ofrecen sus oraciones, sacrificios y la misa para que los fieles difuntos, todos los fallecidos, concluyan la etapa de purificación y lleguen a la presencia de Dios.

También en la Iglesia diocesana de Tánger se celebró, en sus parroquias y comunidades, estas dos conmemoraciones.

En la Catedral de Tánger, el obispo Fr. Emilio, bendijo las tumbas de los presentes en la cripta del templo el día 2. En este lugar están enterrados el P. Lerchundi y los obispos Francisco Mª Cervera y José Mª Betanzos, de la primera mitad del siglo XX. El domingo 5 también hubo una celebración y bendición de las tumbas en el cementerio cristiano.

Desde hace unos años el día de los fieles difuntos está marcado en la comunidad parroquial de San José de Alhoceima por la celebración de la Eucaristía en el cementerio católico de la ciudad ubicado en la zona de la Sabadia.
El cementerio es el original de la fundación de la ciudad en 1925 por los españoles. Se construyó en la zona aledaña al lugar donde se produjo el desembarco de las tropas españolas. Todo el terreno dedicado a los enterramientos se dividió en tres: un cementerio cristiano, uno musulmán y uno judío.
La celebración de este año estuvo presidida por el P. Antonio Elverfeldt, trinitario, y contó con la participación de la comunidad parroquial: los religiosos y religiosas de la ciudad y un grupo de estudiantes subsaharianos de la misma. Además, participaron algunos españoles venidos para la ocasión y que tienen a sus familiares difuntos aquí, y algunos voluntarios de la pastoral penitenciaria de Málaga que estaban de visita. Al final de la eucaristía se rezó un solemne responso por todos los difuntos, en especial, por los sepultados en ese cementerio.

I Encuentro de Caritas Parroquiales

El pasado 28 de octubre tuvo lugar el primer encuentro de las Caritas parroquiales de nuestra diócesis de Tánger, bajo el lema “Tejamos redes que protejan vidas”.

La comunidad de la iglesia de la Asunción acogió al grupo de voluntarias, responsables y párrocos que animan el servicio de Caritas en Nador, Al Hoceima, Tetuán y Tánger.

Nuestro arzobispo fray Emilio Rocha abrió el encuentro con unas palabras de bienvenida sobre el corazón de la misión de Caritas y la belleza del servicio vivido desde la comunión.

Marian y Pilar, de la Caritas Diocesana de Sevilla, presentaron la estructura de la Confederación y sus valores, así como la dimensión de la Cooperación Fraterna que nos vincula con las otras Caritas hermanas.

Un momento especialmente emocionante fue la conexión en directo con el encuentro regional del voluntariado de Caritas Andalucía en Málaga y las palabras de cercanía de su Presidente Mariano Pérez de Ayala y del arzobispo de la diócesis de Madrid Mn. Don José Cobo.

Pascale y Alain, amigos de Caritas, dinamizaron nuestra reflexión sobre la vivencia del servicio y el acompañamiento del sufrimiento. El trabajo en grupos nos ayudó a identificar fortalezas y plantear respuestas a las situaciones que cada parroquia acompaña.

El espacio dedicado a la Política de Salvaguarda concluyó con la firma del Código de Conducta y de los protocolos de protección de la Confederación.

A la luz de las velas, rezamos por las víctimas de la guerra en Oriente Medio y por la paz en nuestro mundo, malherido por los 34 conflictos armados que atentan contra la vida de la familia humana y que Caritas intenta acompañar.

Agradecemos a la parroquia de la Asunción su cálida acogida, así como a las comunidades y personas que hacen posible con su oración y solidaridad esta red llamada a proteger la vida.

Objetivo: Plan Diocesano Pastoral 2024-2027

Fray Emilio Rocha, ofm, arzobispo de Tánger, ha escrito una carta al inicio de este curso a toda la diócesis, en la que invita a toda la comunidad cristiana que peregrina en la diócesis a dar su aportación para conseguir, entre todos y con la ayuda del Espíritu Santo, elaborar un Plan Diocesano Pastoral para los próximos tres años. Se trata de “discernir cuáles son las prioridades pastorales que han de vertebrar la diócesis, teniendo en cuenta las áreas que constituyen la vida y misión de la Iglesia”, en palabras de Fr. Emilio.

Carta de Fr. Emilio Rocha Grande, ofm, arzobispo de Tánger
Infografía del proceso de elaboración del Plan Diocesano Pastoral

Para entender mejor el sentido de esta iniciativa que nos involucra a todos (enviar las aportaciones de la primera fase a cancilleriatanger@gmail.com hasta el 10 de noviembre), conversamos con nuestro arzobispo:

¿Por qué se plantea la elaboración de un Plan Pastoral Diocesano?

Se trata de un esfuerzo serio de encarnación en realidad en que vivimos. El Plan Pastoral Diocesano quiere ser un instrumento para llevar a cabo la misión de anunciar aquí y ahora, en el norte de África y en el siglo XXI, la Buena Noticia de la llegada del Reino de Dios. Toda la acción pastoral de la Iglesia no busca sino presentar y favorecer caminos de encuentro entre el ser humano y Dios. Para llevar delante de manera más adecuada esta misión es conveniente determinar cuáles serán las prioridades y mediaciones que se consideran más idóneas.

¿Qué se espera de este proceso que durará todo este curso?

Dedicar a esto todo un curso no sólo no es una pérdida de tiempo, sino que supone un trabajo de enraizamiento que aportará a la Iglesia diocesana mayor claridad y fortaleza para llevar a cabo su misión.

Estoy convencido de que tan importante como las prioridades y mediaciones que nombro más arriba y que vamos a individuar es el hecho mismo de ponernos juntos en camino (= sínodo), de reflexionar individualmente y en el seno de las parroquias, grupos y comunidades de vida consagrada para discernir a la luz del Espíritu Santo los signos de los tiempos y ofrecer desde nuestra identidad cristiana una aportación lo más adecuada posible al esfuerzo que lleva a cabo la sociedad marroquí para afrontar los retos que se le presentan.

¿Tiene intuiciones de a dónde vamos a llegar?

Cuando alguien se pone en camino, a no ser que dé un paseo sin rumbo fijo, tiene delante la meta hacia la que quiere dirigir sus pasos. Con la elaboración del Plan Pastoral Diocesano pretendemos evidenciar aquellos elementos de la vida eclesial en los que, a través de mediaciones adecuadas, queremos incidir especialmente, teniendo en cuenta los ejes en torno a los cuales gira la vida cristiana:

– Bebiendo en la fuente de la Palabra: creciendo como discípulos de Jesús
– Nutriéndonos en la oración y vida sacramental (liturgia)
– Viviendo en comunión eclesial
– Sirviendo en la caridad
– Compartiendo en la misión con la vida y la palabra lo que hemos visto y oído

Caminamos con un punto de llegada, sabiendo a la vez que el camino nunca concluye… Y es que, una vez determinadas las prioridades y decididas las mediaciones más adecuadas, las parroquias, con toda su riqueza de grupos laicales y las comunidades de vida consagrada puedan actuar en sinergia, conscientes de que cuando dos o más actúan juntos el resultado es muy superior a la simple suma de las acciones realizadas individualmente

¿Todo esto tiene alguna relación con la sesión del sínodo que ahora acaba?

El Sínodo sobre la Sinodalidad, cuya primera Sesión acaba de terminar y que se concluirá, Dios mediante, en octubre de 2024 implica a toda la Iglesia y, por tanto, también a la Iglesia diocesana de Tánger.

En el trabajo de reflexión personal y comunitaria que realizaremos con vistas a la elaboración del Plan Pastoral Diocesano no podemos no tener presente, además de todos los materiales previos, la Relación de Síntesis publicada al final de la primera Sesión de la Asamblea General y la Carta al Pueblo de Dios. En estos documentos encontramos estímulos y acentos que, leídos desde nuestra realidad pueden ayudarnos a precisar mejor los pasos a dar en el futuro próximo, favoreciendo y potenciando también nuestra comunión con la iglesia universal.

Desde Tetuán, en oración comunitaria por la paz

La terrible situación bélica que se vive en Tierra Santa sigue reclamando a los gobiernos implicados y al orden internacional una solución de paz, en bien de la población civil, la más perjudicada por la guerra en curso.

Además de las acciones diplomáticas que se puedan emprender, los creyentes rezan por la paz, invocada por las diversas religiones, por ejemplo, “con la llamada regla de oro”: no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti.

Los católicos de todo el mundo han seguido la invitación del papa Francisco de celebrar una jornada de ayuno y oración por la paz el pasado viernes 27 de octubre. Él mismo presidió el momento de oración en la Basílica de San Pedro, junto a los participantes en la sesión del Sínodo, ya en la recta final.

También en la Archidiócesis de Tánger nos hemos unido a esta oración por la paz, individualmente y en las comunidades religiosas, allí donde se ha podido. La comunidad parroquial de Santa María de las Victorias, en Tetuán, se reunió en torno al Santísimo Sacramento expuesto, para rezar comunitariamente por la paz. La celebración fue sencilla pero cuidada: con cantos acompañados a la guitarra; el rezo del rosario, conducido por diversos fieles; la eucaristía, con las vísperas integradas.
Se apreciaba el fervor de la familia cristiana de Tetuán, unida para pedir el don de la paz al Señor, a través de las manos de María.

Síntesis final de los “Encuentros del Mediterráneo 2023”

Del 17 al 24 de septiembre, la ciudad francesa de Marsella acogió los «Encuentros del Mediterráneo» de este año, con el lema “Mosaico de esperanza para el Mediterráneo”. Ha sido un festival cultural abierto a todos, un gran «pueblo» de comunidades, asociaciones solidarias o culturales y movimientos mediterráneos comprometidos con la ecología y el diálogo. El encuentro MED 23 concluyó con la visita apostólica del papa Francisco, los días 22 y 23 del mes pasado.

Al igual que en las ediciones anteriores, esta cita ha reunido a unos 70 obispos católicos, así como representantes de otras Iglesias, para analizar los retos de la región. En esta ocasión, también jóvenes de todos los credos fueron invitados a unirse a los trabajos de los Prelados. De los obispos de la Conferencia Episcopal Regional del Norte de África (CERNA), asistió Mons. Cristobal López Romero, cardenal de Rabat, el arzobispo de Argel, Mons. Jean Paul Vesco, el obispo de Hipona, Mons. Nicolas Lhernould, y nuestro arzobispo, Fr. Emilio Rocha Grande.

Recientemente, se han publicado las conclusiones del encuentro en Marsella, que se pueden consultar en el siguiente documento de síntesis final:
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Alegría por la ordenación diaconal de Fr. Marko Bagaric

Esta es la impresión general que se percibía en la Catedral de la Inmaculada Concepción de Tánger, la tarde del domingo 22 de octubre, durante la celebración que ha reunido numerosos fieles de la comunidad cristiana de toda la diócesis, de la familia franciscana y de la familia de sangre del nuevo diácono, venida desde Croacia.

La ordenación diaconal de Fr. Marko Bagaric, ofm, ha significado un momento precioso dentro de su historia personal de salvación, según las palabras de Fr. Emilio Rocha, arzobispo de Tánger, por cuya oración consagratoria e imposición de manos ha recibido el orden diaconal.

El diaconado tiene una triple dimensión de servicio: el de la caridad, el de la Palabra y el de la Eucaristía y, como recordaba Fr. Emilio en su homilía, “la caridad, por su misma naturaleza, tiene una fuerza transformadora. En Marruecos, lo sabemos bien, es la caridad la que nos hace creíbles como verdaderos testigos de Jesús”. Con palabras sentidas, dirigiéndose a Marko, añadía: “No olvides lo fundamental: dedicar a diario a estar a solas con el Señor; deja que sea Él quien sostenga y alimente tu vida, para poder salir con fuerza a cumplir su mandato de anunciar a todos el Evangelio, para servir a todos con la caridad de Cristo”.

Esta ordenación ha coincidido con la celebración de la Jornada Mundial de la Misiones, con el lema “Corazones ardientes, pies en camino”. El mismo Fr Emilio le sugería al nuevo diácono como eslogan para su ministerio el de este DOMUND 2023, para tener un corazón ardiendo en el amor a Dios y a los hermanos y unos pies siempre dispuestos para ponerse en marcha y proclamar el Evangelio con la vida y la palabra.

Han estado presentes en la celebración, además de los familiares de Fr. Marko,  Mons. Giovanni D’Ercole, obispo emérito de Ascoli Piceno, Mons. Mauro Cionini, Primer Consejero de la Nunciatura apostólica en Marruecos, Fr. Franjo Vuk, Delegado del Ministro provincial de la Provincia franciscana de los Santos Cirilo y Metodio en Croacia y Fr. Stéphane Delavelle, Custodio de la Custodia Franciscana de Marruecos, además de hermanos menores venidos de Croacia y otros, originarios de países muy distintos, que viven su vocación franciscana en Marruecos.

La liturgia ha contado con la animación de los cantos del coro de la parroquia francófona de Tánger, que sumaban alegría a la que los fieles presentes han podido compartir.

Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones 2023

Queridos hermanos y hermanas:

Para la Jornada Mundial de las Misiones de este año he elegido un tema que se inspira en el relato de los discípulos de Emaús, en el Evangelio de Lucas (cf. 24,13-35): «Corazones ardientes, pies en camino». Aquellos dos discípulos estaban confundidos y desilusionados, pero el encuentro con Cristo en la Palabra y en el Pan partido encendió su entusiasmo para volver a ponerse en camino hacia Jerusalén y anunciar que el Señor había resucitado verdaderamente. En el relato evangélico, percibimos la trasformación de los discípulos a partir de algunas imágenes sugestivas: los corazones que arden cuando Jesús explica las Escrituras, los ojos abiertos al reconocerlo y, como culminación, los pies que se ponen en camino. Meditando sobre estos tres aspectos, que trazan el itinerario de los discípulos misioneros, podemos renovar nuestro celo por la evangelización en el mundo actual.

  1. Corazones que ardían «mientras […]nos explicaba las Escrituras». En la misión, la Palabra de Dios ilumina y trasforma el corazón.

A lo largo del camino que va de Jerusalén a Emaús, los corazones de los dos discípulos estaban tristes —como se reflejaba en sus rostros— a causa de la muerte de Jesús, en quien habían creído (cf. v. 17). Ante el fracaso del Maestro crucificado, su esperanza de que Él fuese el Mesías se había derrumbado (cf. v. 21).

Entonces, «mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos» (v. 15). Como al inicio de la vocación de los discípulos, también ahora, en el momento de su desconcierto, el Señor toma la iniciativa de acercarse a los suyos y de caminar a su lado. En su gran misericordia, Él nunca se cansa de estar con nosotros; incluso a pesar de nuestros defectos, dudas, debilidades, cuando la tristeza y el pesimismo nos induzcan a ser «duros de entendimiento» (v. 25), gente de poca fe.

Hoy como entonces, el Señor resucitado es cercano a sus discípulos misioneros y camina con ellos, especialmente cuando se sienten perdidos, desanimados, amedrentados ante el misterio de la iniquidad que los rodea y los quiere sofocar. Por ello, «¡no nos dejemos robar la esperanza!» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 86). El Señor es más grande que nuestros problemas, sobre todo cuando los encontramos al anunciar el Evangelio al mundo, porque esta misión, después de todo, es suya y nosotros somos simplemente sus humildes colaboradores, “siervos inútiles” (cf. Lc 17,10).

Quiero expresar mi cercanía en Cristo a todos los misioneros y las misioneras del mundo, en particular a aquellos que atraviesan un momento difícil. El Señor resucitado, queridos hermanos y hermanas, está siempre con ustedes y ve su generosidad y sus sacrificios por la misión de evangelización en lugares lejanos. No todos los días de la vida resplandece el sol, pero acordémonos siempre de las palabras del Señor Jesús a sus amigos antes de la pasión: «En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo» (Jn 16,33).

Después de haber escuchado a los dos discípulos en el camino de Emaús, Jesús resucitado «comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él» (Lc 24,27). Y los corazones de los discípulos se encendieron, tal como después se confiarían el uno al otro: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (v. 32). Jesús, efectivamente, es la Palabra viviente, la única que puede abrasar, iluminar y trasformar el corazón.

De ese modo comprendemos mejor la afirmación de san Jerónimo: «Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo» (Comentario al profeta Isaías, Prólogo). «Si el Señor no nos introduce es imposible comprender en profundidad la Sagrada Escritura, pero lo contrario también es cierto: sin la Sagrada Escritura, los acontecimientos de la misión de Jesús y de su Iglesia en el mundo permanecen indescifrables» (Carta ap. M.P. Aperuit illis, 1). Por ello, el conocimiento de la Escritura es importante para la vida del cristiano, y todavía más para el anuncio de Cristo y de su Evangelio. De lo contrario, ¿qué trasmitiríamos a los demás sino nuestras propias ideas y proyectos? Y un corazón frío, ¿sería capaz de encender el corazón de los demás?

Dejémonos entonces acompañar siempre por el Señor resucitado que nos explica el sentido de las Escrituras. Dejemos que Él encienda nuestro corazón, nos ilumine y nos trasforme, de modo que podamos anunciar al mundo su misterio de salvación con la fuerza y la sabiduría que vienen de su Espíritu.

  1. Ojos que «se abrieron y lo reconocieron» al partir el pan. Jesús en la Eucaristía es el culmen y la fuente de la misión.

Los corazones fervientes por la Palabra de Dios empujaron a los discípulos de Emaús a pedir al misterioso viajero que permaneciese con ellos al caer la tarde. Y, alrededor de la mesa, sus ojos se abrieron y lo reconocieron cuando Él partió el pan. El elemento decisivo que abre los ojos de los discípulos es la secuencia de las acciones realizadas por Jesús: tomar el pan, bendecirlo, partirlo y dárselo a ellos. Son gestos ordinarios de un padre de familia judío, pero que, realizados por Jesucristo con la gracia del Espíritu Santo, renuevan ante los dos comensales el signo de la multiplicación de los panes y sobre todo el de la Eucaristía, sacramento del Sacrificio de la cruz. Pero precisamente en el momento en el que reconocen a Jesús como Aquel que parte el pan, «Él había desaparecido de su vista» (Lc 24,31). Este hecho da a entender una realidad esencial de nuestra fe: Cristo que parte el pan se convierte ahora en el Pan partido, compartido con los discípulos y por tanto consumido por ellos. Se hizo invisible, porque ahora ha entrado dentro de los corazones de los discípulos para encenderlos todavía más, impulsándolos a retomar el camino sin demora, para comunicar a todos la experiencia única del encuentro con el Resucitado. Así, Cristo resucitado es Aquel que parte el pan y al mismo tiempo es el Pan partido para nosotros. Y, por eso, cada discípulo misionero está llamado a ser, como Jesús y en Él, gracias a la acción del Espíritu Santo, aquel que parte el pan y aquel que es pan partido para el mundo.

A este respecto, es necesario recordar que un simple partir el pan material con los hambrientos en el nombre de Cristo es ya un acto cristiano misionero. Con mayor razón, partir el Pan eucarístico, que es Cristo mismo, es la acción misionera por excelencia, porque la Eucaristía es fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia.

Lo recordó el Papa Benedicto XVI: «No podemos guardar para nosotros el amor que celebramos en el Sacramento [de la Eucaristía]. Éste exige por su naturaleza que sea comunicado a todos. Lo que el mundo necesita es el amor de Dios, encontrar a Cristo y creer en Él. Por eso la Eucaristía no es sólo fuente y culmen de la vida de la Iglesia; lo es también de su misión: “Una Iglesia auténticamente eucarística es una Iglesia misionera”» (Exhort. ap. Sacramentum caritatis, 84).

Para dar fruto debemos permanecer unidos a Él (cf. Jn 15,4-9). Y esta unión se realiza a través de la oración diaria, en particular en la adoración, estando en silencio ante la presencia del Señor, que se queda con nosotros en la Eucaristía. El discípulo misionero, cultivando con amor esta comunión con Cristo, puede convertirse en un místico en acción. Que nuestro corazón anhele siempre la compañía de Jesús, suspirando la vehemente petición de los dos de Emaús, sobre todo cuando cae la noche: “¡Quédate con nosotros, Señor!” (cf. Lc 24,29).

  1. Pies que se ponen en camino, con la alegría de anunciar a Cristo Resucitado. La eterna juventud de una Iglesia siempre en salida.

Después de que se les abrieron los ojos, reconociendo a Jesús «al partir el pan», los discípulos, sin demora, «se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén» (Lc 24,33). Este ir de prisa, para compartir con los demás la alegría del encuentro con el Señor, manifiesta que «la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 1). No es posible encontrar verdaderamente a Jesús resucitado sin sentirse impulsados por el deseo de comunicarlo a todos. Por lo tanto, el primer y principal recurso de la misión lo constituyen aquellos que han reconocido a Cristo resucitado, en las Escrituras y en la Eucaristía, que llevan su fuego en el corazón y su luz en la mirada. Ellos pueden testimoniar la vida que no muere más, incluso en las situaciones más difíciles y en los momentos más oscuros.

La imagen de los “pies que se ponen en camino” nos recuerda una vez más la validez perenne de la misión ad gentes, la misión que el Señor resucitado dio a la Iglesia de evangelizar a cada persona y a cada pueblo hasta los confines de la tierra. Hoy más que nunca la humanidad, herida por tantas injusticias, divisiones y guerras, necesita la Buena Noticia de la paz y de la salvación en Cristo. Por tanto, aprovecho esta ocasión para reiterar que «todos tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable» (ibíd.,14). La conversión misionera sigue siendo el objetivo principal que debemos proponernos como individuos y como comunidades, porque «la salida misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia» (ibíd., 15).

Como afirma el apóstol Pablo, «el amor de Cristo nos apremia» (2 Co 5,14). Se trata aquí de un doble amor, el que Cristo tiene por nosotros, que atrae, inspira y suscita nuestro amor por Él. Y este amor es el que hace que la Iglesia en salida sea siempre joven, con todos sus miembros en misión para anunciar el Evangelio de Cristo, convencidos de que «Él murió por todos, a fin de que los que viven no vivan más para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos» (v. 15). Todos pueden contribuir a este movimiento misionero con la oración y la acción, con la ofrenda de dinero y de sacrificios, y con el propio testimonio. Las Obras Misionales Pontificias son el instrumento privilegiado para favorecer esta cooperación misionera en el ámbito espiritual y material. Por esto la colecta de donaciones de la Jornada Mundial de las Misiones está dedicada a la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe.

La urgencia de la acción misionera de la Iglesia supone naturalmente una cooperación misionera cada vez más estrecha de todos sus miembros a todos los niveles. Este es un objetivo esencial en el itinerario sinodal que la Iglesia está recorriendo con las palabras clave comunión, participación y misión. Tal itinerario no es de ningún modo un replegarse de la Iglesia sobre sí misma, ni un proceso de sondeo popular para decidir, como se haría en un parlamento, qué es lo que hay que creer y practicar y qué no, según las preferencias humanas. Es más bien un ponerse en camino, como los discípulos de Emaús, escuchando al Señor resucitado que siempre sale a nuestro encuentro para explicarnos el sentido de la Escrituras y partir para nosotros el Pan, y así poder llevar adelante, con la fuerza del Espíritu Santo, su misión en el mundo.

Como aquellos dos discípulos «contaron a los otros lo que les había pasado por el camino» (Lc 24,35), también nuestro anuncio será una narración alegre de Cristo el Señor, de su vida, de su pasión, muerte y resurrección, de las maravillas que su amor ha realizado en nuestras vidas.

Pongámonos de nuevo en camino también nosotros, iluminados por el encuentro con el Resucitado y animados por su Espíritu. Salgamos con los corazones fervientes, los ojos abiertos, los pies en camino, para encender otros corazones con la Palabra de Dios, abrir los ojos de otros a Jesús Eucaristía, e invitar a todos a caminar juntos por el camino de la paz y de la salvación que Dios, en Cristo, ha dado a la humanidad.

Santa María del camino, Madre de los discípulos misioneros de Cristo y Reina de las misiones, ruega por nosotros.

Roma, San Juan de Letrán, 6 de enero de 2023,

Solemnidad de la Epifanía del Señor.

Unidos en la oración y el ayuno por la paz en Tierra Santa

La diócesis de Tánger se unió a la convocatoria de una jornada de oración y ayuno por la paz para el pasado martes 17 de octubre. La iniciativa fue del cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, quien, el pasado 11 de octubre emitió un comunicado con esta invitación:

“Pedimos que el martes 17 de octubre todos hagan un día de ayuno y abstinencia, y de oración. Los momentos de oración – explica – deben organizarse con la adoración eucarística y con el rosario a la Santísima Virgen”.

Esta propuesta ha sido secundada en diversas comunidades de la diócesis de Tánger. Concretamente, en la catedral dedicada a la Inmaculada Concepción y al Espíritu Santo, ha tenido lugar una vigilia de oración, de las 17.30h a las 19.30h, durante la cual se ha realizado un momento de adoración eucarística, se ha rezado el rosario y se ha celebrado la eucaristía. Han participado miembros de la comunidad cristiana: jóvenes de la asociación Juan XXIII, religiosos, religiosas y laicos.


El papa Francisco convoca a una nueva jornada de oración y ayuno

El miércoles de esta semana, 18 de octubre, al final de la audiencia general, el papa ha dirigido su pensamiento a la situación de guerra que se está viviendo en Palestina e Israel y ha invitado a los creyentes de toda religión a un día de ayuno y penitencia para el próximo viernes 27 de octubre.

Nuevo párroco en la Catedral de Tánger

La Catedral de Tánger, dedicada al Espíritu Santo, hoy se viste de fiesta para despedir a Fray Zenón Duda ofm nuestro anterior párroco y para recibir al nuevo párroco Fray Natale Fiumanó ofm.
Fray Natale, originario de Calabria, Italia y perteneciente a la Provincia franciscana de Milán, ha trabajado por más de diez años en Meknes y ahora la Archidiócesis de Tánger lo recibe con una renovada esperanza, cierta que su presencia es ya un don del Señor para acompañar e impulsar a esta comunidad de fe en el camino en los valores evangélicos.
En la Celebración Eucarística de entronización del nuevo párroco nuestro Arzobispo, Mons. Emilio Rocha Grande nos invitó a vivir tres elementos importantes para la vida de la parroquia:
– Ser signo de comunión y modelo de unidad.
– Vivir con intensidad los sacramentos y en especial la Eucaristía centro de nuestra vida.
– y por último, no menos importante, renovar el espíritu de la vocación misionera.
Que El Senor nos ayude a profundizar esta búsqueda, de la mano de nuestro párroco y con la intercesión de Santa Maria Inmaculada.

Paz y bien!