Comenzamos el curso pastoral en comunión, oración y fraternidad

La alegría del reencuentro al empezar el curso pastoral

El sábado 27 de septiembre, en la Catedral de la Inmaculada Concepción y el Espíritu Santo de Tánger, tuvo lugar un encuentro diocesano para iniciar el curso pastoral. Acudieron unas sesenta personas, provenientes de todas las comunidades cristianas de la diócesis: Nador, Alhucemas, Martil, Fnideq, Tánger, Assilah, Larache, Ksar el Kebir. Estaban presentes muchos religiosos y religiosas, algunos jóvenes y laicos comprometidos en las parroquias, Caritas y obras sociales y culturales de la Iglesia diocesana.

A lo largo de la jornada se pudo vivir momentos y espacios de profundización espiritual, de comunión y de confraternización.

Fr. Emilio Rocha Grande, ofm, arzobispo de Tánger, transmitiendo informaciones a los presentes

Después de una oración inicial, animada con los cantos de la coral de la parroquia tangerina de la Asunción, Fr. Emilio Rocha Grande, ofm, arzobispo de Tánger, realizó una reflexión espiritual en la que ofreció un horizonte para todo el curso pastoral.

Partiendo de dos imágenes bíblicas, la de la torre de Babel y la de la efusión del Espíritu Santo en Pentecostés, habló de la unidad, en su modelo trinitario, es decir, de la comunión que une, y, por el contrario, de la desunión que destruye. Y retomando la oración de Jesús en el huerto de los olivos, nos recordaba que el testimonio de unidad tiene una finalidad clara: “que sean uno para que el mundo crea”.

Entre otras reflexiones, Fr. Emilio nos invitó a una conversión personal hacia la santidad, para la cual es necesaria la formación. A partir del sentido etimológico de la palabra, subrayaba la necesidad de “dar forma” a nuestros pensamientos, a nuestro corazón… según el mensaje de Jesús. Y en este sentido, recalcaba que “la formación necesita maestros, no profesores; discípulos, no alumnos”.

Un segundo momento de la mañana se dedicó a transmitir a los presentes diversas informaciones de carácter diocesano.

Nuestro arzobispo nos comunicó la creación de una nueva delegación diocesana de educación y cultura, que englobará la acción de los diversos centros culturales presentes en la Archidiócesis. También presentó el plan de formación continua para los fieles sobre el “Sentido de la misión y del diálogo en el contexto de Marruecos”, a través de un proyecto de colaboración con la Facultad de Teología de Granada – Universidad Loyola Andalucía y la Cátedra Andaluza de Diálogo Interreligioso (CANDIR), con dos sesiones online y una presencial a lo largo del curso.

Evaluación del Plan Diocesano Pastoral

El vicario general, P. Manuel Cánovas, osst, repasó los puntos del Plan Diocesano Pastoral 2025-2027 puestos en práctica a lo largo del curso pasado, con algunas pistas que se van a implementar en el nuevo curso.

Otras informaciones fueron transmitidas por parte del ecónomo diocesano, y de representantes de diversas delegaciones diocesanas: Migraciones, Misiones, Vida Consagrada.

Eucaristía en la catedral

La matinal concluyó con la celebración de la eucaristía, momento de poner ante el altar nuestras ilusiones y proyectos para el nuevo curso pastoral y de crecer en la unidad, como miembros del cuerpo místico de Cristo.

La jornada concluyó con la comida fraternal, expresión de la relación fraterna entre los presentes, que pudieron compartir la comida y la vida, como en una familia: el Pueblo de Dios.

Comida fraternal

La gracia del Jubileo llega al Hospital Español en Tetuán

Participantes en la misa jubilar

El pasado 27 de septiembre se celebró el Jubileo de la esperanza en la capilla del recinto del Hospital Español de Tetuán, coincidiendo con la memoria de San Vicente de Paul, fundador de la Hijas de la Caridad, que desarrollan su misión pastoral en ese lugar.

En su carta con motivo del Año Jubilar, Fr. Emilio Rocha Grande, ofm, arzobispo de Tánger estableció una serie de templos jubilares, en estos términos:

Atendiendo a la peculiaridad de la archidiócesis de Tánger, establezco como templos jubilares, únicamente para el día de su fiesta titular, todas las parroquias, la iglesia del monasterio de las Carmelitas de Tánger y la iglesia de san Francisco en Mdiq; la  capilla del Hospital Español de Tánger y la capilla del Hospital Español de Tetuán serán templo jubilar en dos fechas vinculadas a su misión pastoral y al Fundador de las Hijas de la Caridad.

Celebración de la eucaristía

A las 17.30h se celebró la eucaristía, con la presencia de la comunidad de las Hijas de la Caridad, la fraternidad franciscana de Tetuán y algunos fieles, que recordaron alrededor de la mesa del Señor la vocación de servicio a los más necesitados de San Vicente de Paul y la alegría y la esperanza del presente año jubilar, compartida también en el posterior convivio fraterno en el refectorio de las Hijas de la Caridad.

La acción pastoral esta sociedad de vida apostólica en Tetuán comprende la atención a los ancianos, en la residencia del Hospital Español, una guardería infantil con comedor escolar, la ayuda de becas al estudio y la alfabetización dirigida a las madres de los niños de la guardería.


Las próximas celebraciones de templos jubilares en nuestra diócesis serán las siguientes:

  • 5 de octubre, en la Capilla de San Francisco de Asís, de Mdiq (se traslada al domingo la celebración del día 4 de octubre).
  • 12 de octubre, en la Parroquia de Nuestra Señora del Pilar, de Larache.
  • 12 de octubre, en la Parroquia de Nuestra Señora de las Victorias, de Tetuán.
  • 15 de octubre, en la iglesia del Monasterio carmelita de Tánger, el día de la festividad de Santa Teresa de Jesús.

Siempre discípulos: carta pastoral al inicio del curso 2025-2026

 

Carta pastoral al inicio del curso 2025-2026: Siempre discípulos 

Lettre pastorale au début de l’année 2025-2026 : Toujours disciples

 

 

Tánger, 22 de septiembre de 2025

SIEMPRE DISCÍPULOS

A todos los que estáis en la archidiócesis de Tánger, “amados de Dios, llamados santos, gracia y paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo” (Rm 1,7).

Cuando con toda la Iglesia seguimos caminando por la senda del Año Jubilar como “peregrinos de esperanza”, quienes formamos la Iglesia particular de Tánger nos disponemos a comenzar un nuevo año pastoral, y lo hacemos con la conciencia clara de que somos discípulos y de que todos los cristianos, hagamos lo que hagamos, estamos y estaremos siempre en la escuela de los discípulos de Cristo, único Maestro.

Los evangelios, presentan con frecuencia a Jesús acompañado de hombres y mujeres que lo siguen (cf. Lc 8, 1-3), escuchan su enseñanza, contemplan las obras que realiza, y comparten  su  día a día: son sus discípulos. Es precisamente de entre este numeroso grupo, que Jesús escogerá quienes serán los doce apóstoles. Los discípulos de la primera hora son hombres y mujeres humildes, que no pertenecen a ninguna élite, ni tienen una titulación académica superior, ni son héroes dotados de fuerzas sobrehumanas ni personas sobresalientes por sus virtudes, sino que, siendo muy “normales”, cada uno con sus luces y sombras, se han dejado conmover por Jesús y le han dicho, por boca de Pedro: “Señor, ¿a quién vamos a acudir?, sólo tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6,68). No podemos determinar qué es lo que atrae a cada uno de los discípulos, pero sí sabemos que se trata de algo dotado de la fuerza necesaria para hacerles dejar trabajo, casa y familia -es decir todas las seguridades en aquella época- para apostarlo todo a la única carta del seguimiento a Jesús.

Jesús no es un ingenuo; conoce muy bien los límites y las debilidades de aquellos a quienes llama y de aquellos que lo siguen. Basta recordar la paciencia con que una y otra vez les explica su personal camino de humildad, de entrega y de servicio, seguramente el mensaje que más les cuesta asumir; es esclarecedor acercarse a los tres anuncios de la pasión que hace Jesús y la constante oposición de los apóstoles para aceptar el proyecto mesiánico de Jesús, que pasa por la cruz (cf. Mc 8,31-9,1; 9,30-50; 10, 32-45). Y, sin embargo, a pesar de esto, Jesús mantiene con esos discípulos una relación de amistad que le lleva a compartir con ellos su secreto, afirmando “todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer” (cf. Jn 15,15).

El camino de formación y aprendizaje de los discípulos de Jesús no puede, ciertamente, evaluarse con criterios humanos. Es lo que vemos en Pedro cuando, movido por una revelación del Padre que está en el cielo (cf. Mt 16,17), confiesa que Jesús es “el Mesías, el Hijo del Dios vivo” (Mt 16,16), sin que “la carne y la sangre” hayan entendido adecuadamente el profundo significado y las graves consecuencias de este título. La plena comprensión no llegará a los apóstoles hasta Pentecostés, cuando la irrupción del Espíritu Santo les abra el entendimiento para comprender quién es el Maestro, empujándolos a vivir identificados con Él y con su entrega de la propia vida.

Estos discípulos de la primera hora -Pedro, Andrés, Santiago, Juan, María de Magdala…- pueden parecernos personas muy alejadas de nosotros en el tiempo y en el espacio, y es así, pero su experiencia de fe y de discipulado sigue siendo hoy modelo para la nuestra. En los relatos evangélicos, lo que se refiere a ellos hace relación también a nosotros, seguidores y discípulos del único Maestro. Como a ellos, no se nos piden méritos personales, sino que abramos nuestro corazón y dejemos que este arda cuando el Resucitado nos habla, cuando todo parece desmoronarse o cuando, a pesar de los obstáculos, decidimos, una vez más, vivir plenamente el Evangelio. Sabemos que llevamos un tesoro en vasijas de barro (cf. 2Cor 4,7), pero lo hacemos con el gozoso entusiasmo que se experimenta al haber encontrado el “tesoro escondido en el campo” (cf. Mt 13,44) y “la perla preciosa” (cf. Mt 13,45-46).

La escuela de Jesús es muy original: por muchos años que pasen, nunca salimos titulados, nunca llegamos a maestros, nunca somos bastante expertos. Siempre seremos discípulos (cf. Mt 10,24-25). Con humildad y sencillez de corazón sabemos que tenemos toda la vida para aprender la riqueza insondable de Cristo. Aquí no cabe el aburrimiento o la tibieza, nuestro camino de crecimiento en la fe, la esperanza y el amor concluirán cuando recibamos el abrazo de “nuestra hermana la muerte corporal” (cf. S. Francisco de Asís, Cántico de las criaturas), conscientes de que “ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos, (pero) sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es” (cf. 1Jn 3,2)

A la luz de lo anterior, Estimo conveniente que en el presente año pastoral, sin descuidar las demás dimensiones de nuestra vida cristiana, incidamos particularmente en la FORMACIÓN, que es mucho más que la INSTRUCCIÓN, aunque la englobe; LA INSTRUCCIÓN, se relaciona directamente con el campo académico de la transmisión y aprendizaje de conocimientos y requiere contar con la presencia de profesores competentes en la materia que se desea transmitir a los “alumnos”; la FORMACIÓN requiere contar con “maestros” que transmiten vida; hombres y mujeres capaces de contribuir a “dar forma” evangélica a los “discípulos”; esto requiere, es verdad, poseer conocimientos teóricos y capacidad pedagógica, pero requiere aún más vivir centrados en Cristo y sentir con fuerza la urgencia de que el Reino de Dios se haga cada vez más presente en nuestro mundo; requiere, mantener viva la propia condición de discípulos siempre en camino buscando cultivar incesantemente en la propia vida la relación personal con Jesús, anhelando crecer en “fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta”, las mismas virtudes teologales que san Francisco de Asís suplicaba a Dios le concediese al inicio de su conversión evangélica (cf. OrSD).

Teniendo presente lo anterior, para el curso pastoral 2025/2026 que estamos iniciando tendremos como eje que vertebre la vida de la archidiócesis la FORMACIÓN”; para ello tendremos muy en cuenta el objetivo general propuesto en el cuarto núcleo (Discipulado) del Plan Diocesano de Pastoral: “Acrecentar el deseo de vivir más conscientemente nuestro seguimiento de Jesús y de profundizar en nuestra fe”,

El objetivo general del capítulo cuatro del Plan Diocesano de Pastoral se desarrolla en  tres objetivos específicos a los que se asocian medios y acciones:

  1. Situarnos como discípulos y discípulas del Señor.

 Medios:

  • Cultivando la humildad y el deseo de aprender.
  • Mostrándonos dispuestos a dar razón de nuestra esperanza, con dulzura y respeto, a todo el que nos la pida[1].
  • Interesándose por profundizar en las fuentes de nuestra fe (Sagrada Escritura, Santos Padres, magisterio de la Iglesia…)

Acciones:

  • Recopilar y divulgar los documentos pastorales de la Iglesia presente en la región del Norte de África (CERNA), para reconocer y profundizar nuestra especificidad como Iglesia en Marruecos.
  • Organizar una Jornada anual de formación a nivel diocesano a modo de catequesis continua.
  • Ofertar formación por sectores (juventud, familias, adultos…), temáticas (Sagrada Escritura, moral, Doctrina Social…) y con motivo de Jornadas de la Iglesia universal

2. Promover la formación cristiana (bíblica, eclesiológica, sacramental, moral…).

 Medios:

  • Desarrollando la catequesis de adultos y otras ofertas de formación en las parroquias o por medio de las diferentes comisiones diocesanas.

Acciones:

  • Revisar el programa de formación catecumenal para jóvenes y adultos
  • Crear equipos de formadores itinerantes, que funciones incluso de modo on-line

2.2  Organizando retiros parroquiales en los tiempos litúrgicos fuertes o con motivo de jornadas eclesiales.

  • Cuidando la preparación de las homilías, sobre todo dominicales (a través del refuerzo de los equipos de liturgia parroquiales).
  • Reforzando la formación de los jóvenes en la afectividad-sexualidad por medio de personas especializadas.
  • Formándonos específicamente para la acción social.
  • Apoyando todo lo posible la formación de las personas migrantes (humana, cultural, profesional, religiosa…).
  • Estableciendo en las parroquias, en la medida de lo posible, una pastoral del encuentro y acogida de las personas alejadas de la Iglesia.

3. Acoger el desafío de la interculturalidad.

Medios:

3.1. Esforzándonos por cambiar de mentalidad (metanoia) y abandonar actitudes «coloniales».

Acciones:

  • Utilizar diversas lenguas en nuestros encuentros, en función de los participantes en las mismas, con un espíritu de inclusión y de acogida intercultural.

3.2. Buscando medios para mejorar el conocimiento de las diversas lengua habladas en el país (dariya, rifeño, español, francés, inglés).

 

Estos objetivos, medios y acciones son los que tendremos en cuenta durante el presente curso pastoral en las diferentes Delegaciones y Comisiones de la Archidiócesis con el fin de profundizar y afianzar nuestra condición de discípulos del único Maestro y Señor Jesucristo, siempre necesitados de seguir formándonos “hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al Hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud” (Ef, 4-13). Es una tarea exigente y apasionante, que requiere de todos y cada uno de quienes formamos esta Iglesia particular de Tánger familiarizarnos cada vez más con la lectura orante personal y comunitaria de la Palabra de Dios -especialmente los evangelios-, intensificar la hondura con la que celebramos los sacramentos y estar muy abiertos a la realidad social, local y universal, en que vivimos, sintiéndonos todos vinculados por un común bautismo en la Iglesia, Pueblo de Dios (cf. LG cap. II) y Cuerpo de Cristo (cf. 1Cor 12,12-27).

A todos os bendigo, deseando para vuestras comunidades parroquiales y de vida consagrada un año pastoral vivido como “peregrinos de esperanza”, glorificando a Cristo el Señor en nuestros corazones y estando siempre dispuestos para dar con delicadeza y con respeto a todo el que nos lo pida una razón de nuestra esperanza (cf. 1Pe 3,15-16).

+fr. Emilio Rocha Grande, ofm

Arzobispo de Tánger

[1]                  Cf. 1 Pe 3,15-16.

Los obispos también van a la escuela

© Vatican Media

Cada obispo «es servidor, llamado a servir a la fe del pueblo»

Esta es una de las ideas del papa León XIV, dirigidas a los obispos que han asistido al curso de formación para nuevos obispos, del 4 al 11 de septiembre en el Vaticano. Nuestro arzobispo, Fr. Emilio Rocha Grande, OFM, ha participado en esta formación y nos ha destacado este mensaje, pero también desea compartir con el público diocesano sus impresiones en general sobre este «volver a la escuela» a través de esta entrevista.

¿Qué objetivos tiene este curso?

El curso tiene como uno de sus objetivos ayudar a los obispos nombrados recientemente a iniciar su ministerio dotándonos de algunos instrumentos que nos permitan desarrollar la nueva misión pastoral con un conocimiento más profundo de lo que el ministerio episcopal conlleva en la práctica; para ello las conferencias ofrecidas por miembros de alto nivel de algunos Dicasterios de la Curia, los trabajos en grupos, las puestas en común y los diálogos con los ponentes han resultado muy útiles.

Otro objetivo es favorecer el conocimiento mutuo de obispos y realidades diocesanas y pastorales de numerosos países del mundo; ha sido una experiencia sumamente enriquecedora que favorece también la percepción de la catolicidad de la Iglesia.

¿Cuántos obispos eran? ¿Los conocía a todos? ¿Ha entablado nuevas amistades? ¿Sirven estos encuentros para aumentar la colegialidad afectiva entre los obispos?

En el curso hemos participado 192 obispos divididos en dos grupos; el más numeroso 120, pertenecientes a diócesis de “vieja cristiandad” dependen del Dicasterio para los Obispos y los otros 72 dependemos del Dicasterio para la Evangelización, sección Nueva Evangelización; son las diócesis y vicariatos apostólicos vinculados a “Propaganda Fide”.

Ciertamente que el curso, tanto por lo que se refiere a los temas desarrollados, como al mejor conocimiento de la Curia Romana ha servido para profundizar el sentido de la colegialidad episcopal; la relación entre nosotros ha sido muy cordial y ha permitido establecer nuevas relaciones, especialmente intensas con los obispos de una misma área geográfica y con los que tenemos una afinidad lingüística.

Si tuviera que destacar algo que “ha aprendido” en este curso de formación, ¿qué diría?

Ha sido particularmente provechoso, además del contenido de las “clases”, eminentemente práctico y muy útil para la misión que tenemos que llevar a cabo los obispos, destaco el mejor conocimiento de la Curia Romana como instrumento que alarga a toda la Iglesia el ministerio pastoral del Papa

Visto que estamos en el inicio del nuevo curso pastoral, la participación en el encuentro de Roma, ¿le ha proporcionado alguna pista nueva para el servicio pastoral en la Archidiócesis de Tánger?

Me ha reafirmado en la necesidad que tenemos todos, empezando por el obispo, de no decaer en el empeño de la formación continua; es una formación que tendrá necesariamente distintos niveles según los destinatarios y, en función de los cuales tendrá que insistir en dimensiones diferentes: afectividad, catequesis de base, Biblia, teología y liturgia, ecumenismo, conocimiento de la cultura y la religión islámica, diálogo interreligioso…

Hace menos de un año, en la Visita ad Limina nov 24, fue recibido en audiencia por el papa Francisco. ¿Qué impresiones ha tenido al asistir a la audiencia con el neo papa León XIV? ¿Qué mensaje del papa ha resonado más en su corazón?

El encuentro con el papa León XIV en el “aula del sínodo” fue solemne y familiar al mismo tiempo; se mostró muy cercano, sereno y sonriente; su discurso no fue improvisado y en él nos ofreció algunas claves para desarrollar evangélicamente el ministerio episcopal. De las palabras que nos dirigió quiero destacar algunas ideas. El Papa afirmó con fuerza que todos los obispos hemos sido «elegidos y llamados para ser enviados, como apóstoles del Señor y como servidores de la fe». Cada obispo «es servidor, llamado a servir a la fe del pueblo». Pero el servicio -ha insistido León XIV- «no es una característica externa o una forma de ejercer el cargo». Porque a aquellos «a quienes Jesús ha llamado como discípulos y anunciadores del Evangelio, en particular a los Doce, se les ha exigido la libertad interior, la pobreza de espíritu y la disponibilidad al servicio que nace del amor, para encarnar la misma elección de Jesús, que se ha hecho pobre para enriquecernos».

Sonaron en nuestros oídos con fuerza sus palabras: «velen siempre y caminen con humildad y oración, para ser servidores del pueblo al que el Señor les envía».
Para el Papa, ser «siervos de la fe del pueblo» es algo que hay que traducir «en el estilo del apostolado, en las diversas formas de cuidado y gobierno pastoral, en el anhelo de la proclamación, de maneras tan diversas y creativas según las situaciones concretas a las que os enfrentéis».

Nos ha recordado a todos los obispos que tengamos presente «los otros desafíos, de carácter más cultural y social, que nos conciernen a todos y que, en especial, han afectado a algunos territorios: el drama de la guerra y la violencia, el sufrimiento de los pobres, la aspiración de muchos a un mundo más fraterno y solidario, los desafíos éticos que nos interpelan sobre el valor de la vida y la libertad».

 

 

De nuevo, presencia franciscana estable en Larache

Ayer, 17 de septiembre, en la festividad de los Estigmas de San Francisco, se celebró en Larache la misa de reapertura del convento de esta ciudad, como casa de formación para la Custodia franciscana en Marruecos. Después de tres años en que los frailes mantenían una presencia ocasional, sobre todo los fines de semana, es motivo de gran alegría la constitución de esta casa, que será filial de la fraternidad de Tánger.

Todos los frailes franciscanos presentes, junto a Fr. Emilio Rocha

La nueva comunidad franciscana está compuesta por los siguientes hermanos:

  • Jean de Dieu Bazibuhe Musaka, natural del Congo, que será el presidente y el maestro de formación.
  • Agatino Sicilia, italiano, que será el párroco de Nuestra Señora del Pilar (Larache) y también de San Bartolomé (Assilah).
  • Fr Romain Favre, francés.
  • Serge Yoboua YOBOUA, de Costa de Marfil.
Renovación de votos de Fr. Romain
Felicitación del obispo a Fr. Romain

No es casualidad que la fecha para celebrar la reapertura de la fraternidad haya coincidido con la fiesta de los Estigmas de San Francisco. Además, en la misa, presidida por Fr. Emilio Rocha Grande, OFM, arzobispo de Tánger, el hermano Romain ha renovado sus votos temporales, y Serge ha sido admitido formalmente en el postulantado. Como expresó Fr. Emilio, es  motivo de gran alegría este cúmulo de celebraciones, tanto para los franciscanos, como para la Archidiócesis de Tánger, la comunidad cristiana de Larache y la sociedad local. De hecho, la celebración de ayer ha puesto en evidencia la acogida y la calidad de las relaciones que los franciscanos han construido con la población a lo largo del tiempo.

Admisión de Serge al postulantado

 

Felicitación fraterna a Serge

Todos los frailes de la Custodia franciscana de los Santos Mártires de Marrakech (Marruecos) se reunieron en Larache para acompañar a Fr. Romain, Serge y toda la nueva comunidad de la ciudad, viviendo una jornada de sincera fraternidad.


Ecos en los medios de comunicación: Alfa y Omega 

Carlo y Pier Giorgio: Jóvenes santos para la juventud de hoy

Sellos de los nuevos santos, emitidos por el Servicio Postal y Filatélico del Vaticano ©Vatican Media

El domingo 7 de septiembre, en la plaza de San Pedro del Vaticano, la Iglesia Universal reconoció la santidad de dos jóvenes, durante la misa de canonización de Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati. Ellos dos, que vivieron a principios del siglo XX y XXI, son un modelo de vida cercano y alcanzable también para los jóvenes cristianos de nuestra Archidiócesis de Tánger. Así lo ha comentado nuestro arzobispo, Fr. Emilio Rocha Grande, OFM, que ha podido participar presencialmente en la celebración.

Eran jóvenes italianos, pero, en el mundo globalizado que vivimos, sus vidas tienen una gran conexión con la juventud en general y también la de nuestra diócesis, que es nativa digital, como Carlo. Por otra parte, la dedicación de Pier Giorgio a los más necesitados de su tiempo, nos recuerda la opción por los más vulnerables que la Iglesia en Marruecos lleva adelante.

Carlo Acutis (1991–2006) fue un chico como tantos: le gustaban los videojuegos, el fútbol y pasar tiempo con sus amigos. Nació en 1991 y creció en Milán. Era espontáneo, alegre y con un gran talento para la informática: aprendió solo a programar y creó una página web para difundir los milagros eucarísticos. En su naturalidad de adolescente moderno, con jeans y zapatillas, vivía una fe intensa centrada en la Eucaristía y en ayudar a los demás: visitaba a personas sin techo, defendía a compañeros que sufrían bullying y compartía con sencillez su alegría cristiana. Murió a los 15 años de leucemia, dejando tras de sí el testimonio luminoso de que es posible vivir la santidad con un estilo plenamente juvenil y contemporáneo.

Pier Giorgio Frassati (1901–1925) nació en Turín en 1901. Amaba la montaña, el deporte, las excursiones con amigos y la música. Era un joven de familia acomodada y, aunque en su casa no se respiraba una atmósfera de religiosidad, tenía una fe profunda que lo llevaba a compartir su tiempo con los pobres, los enfermos y los más olvidados, participando en asociaciones católicas. Estudiaba ingeniería para estar al lado de los mineros y defender sus derechos. Su lema era “Hacia lo alto”, que reflejaba tanto su pasión por el alpinismo como su deseo de elevar la vida hacia Dios. Murió a los 24 años, de polio contraída atendiendo a enfermos, dejando el ejemplo de un laico comprometido que vivió la santidad en la frescura y la alegría de su juventud.

En Carlo y en Pier Giorgio se reconoce algo común: eran jóvenes de su tiempo, plenamente injertados en la vida cotidiana, pero con una fe apasionada y un amor concreto hacia los demás. Su santidad no los apartó del mundo, sino que les permitió vivirlo con más intensidad, alegría y entrega.

Carlo y Pier Giorgio, rogad por todos nosotros y en particular por nuestros jóvenes.

“No solo una experiencia”: la comunidad de San Francisco de Granada en Marruecos

Los meses de verano son un tiempo propicio para las experiencias de voluntariado en la Archidiócesis de Tánger. Numerosos grupos se acercan a las obras sociales y culturales, comunidades y parroquias de la Iglesia en el norte de Marruecos para ofrecer su tiempo y sus capacidades, para recibir vida en abundancia, para compartir la misión evangelizadora.

Un ejemplo entre varios es lo que han vivido el grupo de laicos de la Comunidad de San Francisco de Granada, formado por Marta, Clara, Inma, Migue y Juan. Durante la primera quincena de agosto, han convivido con los hermanos franciscanos en Tánger, como “campamento base”, con presencias también en Larache y Asilah. Lo que han vivido es “mucho más que una experiencia” y desean compartirlo desde esta plataforma.

De izquierda a derecha, Miguel Ángel, Inma, Juan, Clara y Marta, en Nuestra Señora de la Asunción, de Tánger

Las raíces

Desde hace ya bastantes años, a través de un hermano franciscano de Granada, Antonio Alcalde, iniciamos un proyecto de misión en Marruecos. Desde entonces las fraternidades de Marruecos nos han permitido poder tener experiencias en los distintos lugares donde ellos tienen presencia. Los franciscanos de Marruecos, y junto a ellos toda la comunidad cristiana, nos acogen y nos permiten compartir con ellos la mesa, la tarea y la celebración. Este ha sido siempre el sentido que hemos querido dar a nuestras experiencias misioneras: poder compartir con familiaridad la vida fraterna. Por eso, para nosotros es un regalo que la Iglesia nos abra sus puertas.

En este 2025

En la Parroquia de San Bartolomé de Asilah

Durante nuestra estancia en Tánger, Asilah y Larache hemos estado junto a los frailes Peter, Marko, Natale, Omar y Thaddée haciendo tareas sencillas: hemos ayudado a limpiar la iglesia y los locales de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en Tánger; hemos recogido uvas en el convento de Larache y hemos celebrado la Eucaristía en Asilah. Sobre todo hemos compartido la vida y la tarea desde el encuentro. También nos han mostrado la realidad social de Tánger, los migrantes y los barrios en los que viven, los niños de la calle, los ancianos abandonados… toda la labor social que la Iglesia realiza atendiendo a tantos empobrecidos.

En el claustro del convento franciscano de Larache

Estas semanas, para nosotros, han supuesto un salir de nuestra Iglesia habitual, de nuestra comunidad, y poder abrirnos a muchas comunidades con las que hemos podido encontrarnos, “El Señor me dio hermanos…”, haciéndonos ver todas las caras de una Iglesia universal que aúna culturas y carismas en un solo proyecto: el proyecto de Jesús.

Al volver a Granada

Retomando nuestras rutinas diarias y tras dejar pasar unas semanas para que lo vivido nos cale, nos damos cuenta de que estos días no han sido solo una experiencia: nos sigue resonando el sentimiento de unidad en la diversidad vivido este verano. El compartir la tarea, la mesa y la celebración de la Eucaristía nos hace experimentar lo que se dice en la carta a los corintios: “Se distribuyen diferentes clases de carismas; pero todos provienen de un mismo espíritu” (1 Co, 12, 4-5). Y es que nos hemos encontrado con carmelitas, misioneras franciscanas, misioneras de la caridad, adoratrices, laicos de Toledo, Barcelona, Madrid, Filipinas, Guinea o Costa de Marfil, cada uno aportando desde su carisma. “Y todos estos dones son obra de un mismo y único espíritu, que distribuye a cada uno en particular según le place” (1 Co, 12, 11-12). Esta experiencia de Evangelio vivo nos llena de esperanza y de ganas de seguir dando testimonio ante un mundo indiferente.

Esta experiencia nos confronta y cuestiona profundamente. Sin embargo, es fácil que se convierta solo en un bonito recuerdo que guardemos para satisfacer nuestra conciencia y que no demos lo que nos hemos llevado. Al volver a nuestras vidas cotidianas nos cuesta mucho mantener esta actitud de encuentro y fraternidad entre carismas y comunidades. La rutina del trabajo y los estudios, la autosuficiencia, las etiquetas que nos ponemos entre nosotros nos dificultan salir de nuestro entorno cómodo y compartir el trabajo por el Reino con quien no tiene por qué pensar igual que nosotros. El ser testigos de la unidad de la Iglesia durante esta experiencia nos envía a trasladar la misión a nuestra ciudad de Granada.

Puede que la realidad social de nuestro mundo nos siga superando, seguimos viendo el rechazo en Europa a los migrantes a los que la Iglesia acompaña en Marruecos, ponemos excusas para nuestra falta de implicación con los pobres porque tenemos “mucho trabajo y cosas que hacer”, nos falta cariño hacia los mayores… Sin embargo, a pesar de nuestras debilidades y después de lo vivido, nos sentimos en manos del Padre. No es de nosotros de quien depende todo este proyecto, lo que depende de nosotros es abrirnos al Espíritu y poner nuestra vida en manos del Señor, estemos en Marruecos con los franciscanos o en nuestros quehaceres diarios.

Gracias

Sólo nos queda dar gracias al Padre por darnos hermanos y a los hermanos franciscanos por darnos este testimonio de fraternidad en la acogida y el acompañamiento. Agradecemos también al arzobispo de Tánger, Fr. Emilio Rocha Grande, como hermano franciscano y como eje vertebrador de la actividad pastoral, valorando su sencillez y hospitalidad. Terminamos diciendo con San Francisco y toda la Iglesia “Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas…”.

Marta, Clara, Inma, Migue y Juan

Nador: signos de esperanza en un año jubilar

Desde el 24 de diciembre 2024 hasta el 6 de enero 2026, la Iglesia católica en todo el mundo celebra el Jubileo, con el lema “Peregrinos de Esperanza”. Y son precisamente signos de esperanza los que acompañan la comunidad cristiana presente en Nador en este año 2025. Veamos cuáles son y a qué personas se refieren.

Por una parte, son protagonistas de esperanza las religiosas Esclavas de la Inmaculada Niña, popularmente conocidas como las “infantitas”. La comunidad actualmente está formada por Auxilio, María Rosa y Celina; cada una, a su manera, celebra con júbilo este tiempo de gracia.

De izquierda a derecha: Auxilio, Rosi, Celina

Auxilio Titos dio gracias a Dios por sus 95 años de vida el 24 de mayo de este año, haciendo honor a su nombre de pila. Todos los que la conocen se asombran de su vitalidad y su deseo de seguir viviendo por Dios y para el prójimo, con nuevos proyectos al servicio de la promoción de las mujeres en estas tierras.

María Rosa Megías cumplirá 50 años de presencia en Marruecos el próximo 12 de septiembre. Toda una vida, se diría, dedicada a dar testimonio del Evangelio, con la vida y con las palabras, en las obras de su congregación en Alhucemas y Nador.

Celina Pérez tendrá que esperar al 2026 para celebrar su 50º aniversario de profesión religiosa, pero desde ya da gracias a Dios por poder estar en Nador, desde el 2023, y durante muchos años en la vecina Melilla, además de otros destinos en su natal México y en España.

De izquierda a derecha, Carmen Aurelia, Carmen Machado (la hna. provincial, de paso por la comunidad en este verano), Anna Plis y Carmen Polo, la última llegada a la comunidad

En Nador también está presente una comunidad de la Hijas de la Caridad. Entre ellas, la hna. sirviente es sor Carmen Aurelia García, que lleva más de 30 años en Marruecos, desarrollando diversos servicios y ahora, en Nador sirve en la Dar Heria o Casa de Acogida. Desde el nacimiento de DDM han colaborado y no ha faltado una Hija de la Caridad en el campo sanitario. Actualmente está sor Anna Plis, hermana de Polonia. Ella lleva algo más de un año entregada totalmente al acompañamiento de personas enfermas. En abril se incorporó a la comunidad Sor Mª Carmen Polo para reforzar ambos servicios y a la comunidad.

Aun siendo conscientes de la fragilidad de las comunidades cristianas y de la presencia de la vida consagrada en estas tierras, damos gracias a Dios por los signos de esperanza para el Reino de Dios que suscita en esta tierra marroquí.

Jornada de ayuno y oración por la paz en el día de María Reina

(fuente Vatican News)

La Archidiócesis de Tánger se une a la convocatoria que el papa León XIV realizó al final de la audiencia general de ayer, miércoles 20 de agosto, para rezar a la Virgen María el próximo viernes, 22 de agosto, día en que se la venera como Reina: que el Señor «enjugue las lágrimas de quienes sufren a causa de los conflictos armados en curso«.

© Antonio Tomasello

El Papa León XIV solicita una vez más con insistencia oraciones por la paz a los fieles congregados este miércoles 20 de agosto, en el Aula Pablo VI para la Audiencia General, y los invita a invocar la intercesión de María. Para ello, pide a todos los creyentes que celebren el 22 de agosto, memoria litúrgica de la Santísima Virgen María, Reina:

“Una jornada de ayuno y oración, implorando al Señor que nos conceda la paz y la justicia, y que enjugue las lágrimas de quienes sufren a causa de los conflictos armados en curso”.

María, añadió el Papa:

“Ella es la Madre de los creyentes aquí en la tierra, y también es invocada como Reina de la Paz, mientras nuestra tierra sigue herida por las guerras en Tierra Santa, en Ucrania y en muchas otras regiones del mundo”.

El perdón, requisito fundamental para la paz

Dirigiéndose a los fieles de lengua portuguesa, el Papa León XIV recordó el requisito fundamental para la coexistencia pacífica entre los pueblos y las personas: «¡Sin perdón nunca habrá paz!».

Y al saludar a los peregrinos polacos presentes en Roma y a los del Santuario de Nuestra Señora de Jasna Góra en Polonia, donde se conserva el icono de Nuestra Señora de Czestochowa, les pidió que «incluyan en sus intenciones la oración por el don de la paz —desarmada y desarmada — para todo el mundo, especialmente para Ucrania y Oriente Medio».

Sacar provecho del talento creativo

La acción de Caritas no va de vacaciones, aunque sea verano… Prueba de ello ha sido la 2ª edición del «Mercado de talentos» que tuvo lugar el último domingo de julio, en el atrio de la Catedral de Tánger. Una veintena de participantes con diversos talentos tuvo la oportunidad de presentar y vender sus creaciones en un ambiente agradable, familiar, festivo… a pesar del calor sofocante. Momentos de sonrisas, intercambios y entusiasmo, entre prendas de vestir, artículos de confección, bisutería, pinturas, peinados…

En esta edición, se hizo especial hincapié en la profesionalización de los expositores. De hecho, previamente al evento, unos quince de ellos recibieron formación sobre la creación de actividades generadoras de ingresos (IGA), lo que les permitió estructurar sus proyectos, identificar obstáculos y movilizar sus recursos.

Cada participante recibió posteriormente apoyo personalizado mediante entrevistas individuales para perfeccionar su enfoque, animarlos y desarrollar su portafolio profesional. Esta nueva herramienta se diseñó para ayudarles a mostrar su trabajo, ampliar su clientela y ampliar su red de contactos.

Inspirados por la energía y creatividad que marcó este día, desde Caritas nos dicen que ya están ansiosos para organizar una nueva edición del Mercado de Talentos, para seguir poniendo en valor estos creadores valientes y estos proyectos significativos.