Durante las últimas semanas de mayo y la primera de junio hemos estado viviendo el acontecimiento con nuestros niños estudiantes de 8 a 17 años y también con gran parte de los adultos que trabajan junto a nosotras. Os contamos cómo han transcurrido estos días.
Hemos presentado a S. Carlos de Foucauld como “el hermano universal” y ha sido muy oportuno que el 16 de mayo había sido el “día internacional de la convivencia en paz”. De esta forma las actividades que planteamos giraron en torno a valores relacionados con la paz y la fraternidad.
Lo primero que Radwan el profesor de música, niños y niñas recibieron con mucho entusiasmo fue la propuesta de unas canciones. “Nous sommes le monde”, versión francesa de “We are the world” de Michael Jackson fue la primera que empezaron a ensayar. Junto a esta canción, otras en árabe, entre ellas algunas de Fayrouz, que hablan de paz, amor, ayuda mutua y otros valores semejantes, se podían escuchar durante todos los días de ensayos. Enseguida comenzaron más actividades: en la Biblioteca cada tarde había un tiempo dedicado a conocer los esfuerzos de muchas personas por la paz y la fraternidad. No hay que olvidar que hay mucho bien en la humanidad, a pesar de las malas noticias que a veces nos nublan la vista. Así han ido conociendo a algunos personajes célebres de varias razas, procedencias y religiones que han gastado su vida por esa causa; entre estos personajes les hemos dado a conocer a S. Carlos de Foucauld. A la vez han podido elegir y colorear con sor Francisca unos dibujos que simbolizan la unidad, la paz, el amor, la fraternidad, y otros que representan a todas estas personas.
Cuando todos los niños estaban involucrados en estas actividades y empezaban a saber quién era “el hermano universal”, llegó el momento de conocerlo un poco más mediante los paneles que están recorriendo las parroquias de la diócesis. ¿Por qué aquí, si no hay parroquia actualmente? Porque esta ciudad fue una de las que el joven Carlos visitó en su exploración de Marruecos. A los niños les encantó saberlo y, sobre todo, escuchaban con muchísima atención cuando sor Conchi les explicaba que al ver la fe con la que vivían los musulmanes, él quedó muy impresionado y que eso le dejó una huella profunda para toda su vida. Se notaba en sus rostros cómo aprecian que S. Carlos se hiciese amigo de los tuaregs, que buscase a los más necesitados y que siempre tuviese algo que compartir con ellos: tiempo, diálogo, un poco de comida, su misma casita… y que ellos a su vez le salvasen la vida cuando estuvo a punto de morir. Quedó claro que cualquier cristiano, musulmán o de otra religión que busca sinceramente a Dios, lo ama y es bueno con todas las personas, será feliz.
En todos los grupos, guiados para el visionado de estos paneles, hubo algunos niños que leyeron en voz alta en árabe algunos de los hitos importantes de su vida. Y en cada uno, un niño o una niña leyó la “Oración de abandono”. Tenían bien claro que era la oración de un cristiano, pero que las actitudes y deseos que refleja son los más hondos que puede sentir una persona verdaderamente creyente de cualquier religión.
Finalmente, el viernes día 3 recibimos la visita de nuestro administrador apostólico, Fray Emilio, junto con Rolando y François, javerianos, para celebrar festivamente el día de la fraternidad universal. Tras una comida y sobremesa agradables, celebramos la Eucaristía, presidida por Fray Emilio. Fue un momento fuerte compartiendo los mensajes de la Palabra de Dios y celebrando el don de Dios a la Iglesia peregrina en S. Carlos de Foucauld. Sabemos que él, que tanto amó Marruecos aunque no pudiese venir por segunda vez como deseaba, cuida desde el cielo a todas sus gentes, de las que tanto aprendió y podemos decir que avivaron el él el deseo de regresar a su propia fe.
Pronto tras la Eucaristía, comenzaron a llegar nuestros niños y adultos para comenzar los preparativos de la fiesta. Una sorpresa nos aguardaba: todos pudimos vestir una camiseta, recuerdo de este día, con el mensaje de una de las canciones: “ Nous sommes ceux qui feront un avenir meilleur”
El acto, sencillo y entrañable, presentado por una de las estudiantes mayores, tuvo varias partes: un diálogo dirigido por Nawal, responsable de la biblioteca, con todos los niños que quisieron participar, acerca la experiencia de la fraternidad en nuestra vida cotidiana, entre familias, ciudades, países; el valor de las diferencias que nos pueden ayudar a buscar la unidad y nuestra capacidad de poder ofrecer siempre algo al servicio de los demás. Una charla breve por sor Conchi sobre Carlos, el hermano universal, también con pequeñas preguntas a los niños, que respondieron muy bien. A continuación premios a los mejores dibujos. Fueron los encargados de su entrega nuestros tres visitantes, Fray Emilio, Rolando y François. Seguidamente la audición de los cantos tan esperada… y aplaudida. Y para finalizar un animado ágape para todos los participantes.
Estamos seguras de que todas estas actividades relacionadas con diferentes dimensiones de la persona (música, pintura, escucha atenta, diálogo, lectura, participación…) dejarán en nosotros, niños y adultos un recuerdo imborrable. Y los niños ¡como también los adultos! De este centro, cuentan con un nuevo amigo cuyo recuerdo puede estimularles a ser mejores musulmanes, ¿por qué no?