Charles de Foucauld, un santo evangélico

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Tánger, 8 de mayo de 2022,

Domingo del Buen Pastor

Queridos hermanos y hermanas de la diócesis de Tánger.

El próximo domingo 15 de mayo el papa Francisco, junto con otros seis beatos, proclamará santo a Charles De Foucauld.

  1. ¿Quién es este hombre?

Alegrémonos con toda la Iglesia, que nos invita A contemplar el camino espiritual de un hombre que, a través de las peripecias de su vida, de sus búsquedas, de sus insatisfacciones, y después de haber reencontrado su fe a los 28 años, nunca dejará de seguir a su “hermano amado y Señor Jesús”, como lo llamaba él, queriendo imitarlo, darlo a conocer, haciendo que lo amen.  En sus “conversaciones familiares” con Jesús, que nos ha dejado por escrito, vemos cómo esta relación con Jesús lo impulsó y lo transformó.

 

“… No estoy aquí para convertir a los tuaregs, sino para intentar comprenderlos”

La manera en que Charles De Foucauld, después de ser ordenado sacerdote, convivió con los tuaregs de  Tamanrasset durante los últimos 11 años de su vida, queriendo ser un trabajador del Evangelio en medio del pueblo musulmán, estudiando su cultura, aprendiendo su lenga, dialogando, testimoniando con amabilidad y sencillez, constituye una manera de caminar que no es ajena a lo que queremos vivir en nuestras diócesis del Norte de África, acercándonos a nuestros hermanos y hermanas musulmanes, viviendo en medio de ellos; haciendo nuestra la experiencia original vivida por Charles De Foucauld hace 100 años. Él se sintió impulsado a acercarse en primer lugar a los que, a sus ojos, aparecían como los “más abandonados” espiritualmente, a quienes nunca habían oído hablar del Evangelio, a todos los “hermanos de Jesús que no lo conocen”, como dice él mismo.

Y nosotros, ¿cómo es nuestro modo de presentarnos? ¿cómo es el testimonio que damos? ¿Cómo podemos anunciar el Evangelio? Estas cuestiones deberán alimentar también nuestras reflexión personal y comunitaria, de manera que podamos abrir caminos de presencia y acogida aquí y ahora.

 “…  Amando a las personas es como aprendemos a amar a Dios”.

Hay quienes afirman de Charles De Foucauld que es “¡admirable, pero inimitable!” Y, sin embargo, no hizo otra cosa que seguir paso a paso la senda del Evangelio, comprendiendo que “forma parte de la vocación gritar el Evangelio desde la azotea, no con la palabra, sino con la vida”. Él afirmaba que “la gente que se ha alejado de Jesús tiene que leer sin libros y sin palabras, tiene que conocer el Evangelio contemplando mi vida… Al verme tienen que ver cómo es Jesús”. Su vuelta al Evangelio lo condujo finalmente hacia aquellos a los que reconoció como los más alejados de Dios y de su amor. Quedó fuertemente impactado por las palabras de Jesús en la parábola de Mateo, 25 (juico final), unas palabras que transformarán su vida: “Lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis”.

Y a nosotros, ¿hay alguna palabra del Evangelio que nos impresione, que haya tenido la fuerza suficiente para transformar nuestra vida? Tengámoslo presente en nuestra existencia cotidiana; busquemos y profundicemos para dejarnos iluminar por una Palabra del Evangelio que anime nuestra vida y nos enseñe a servir a los pobres de nuestro mundo, a los más abandonados. El hermano Charles había comprendido que era necesario estar tan atentos a la presencia de Jesús en los pobres como a su presencia en la Eucaristía.

Esta predilección de Dios por los pobres y los últimos, le conducirá a llevar una vida marcada por la acogida, la disponibilidad, el compartir fraterno con los más necesitados. Cuanto más se aproximaba al Dios que se le había revelado en Jesús, más se ponía en camino para salir al encuentro de cada ser humano, tratando con cada uno y amando a cada uno como a un hermano o una hermana, estimando a cada persona por sí misma, con independencia de cualquier otra consideración. Para él es amando a los hermanos como se aprende a amar a Dios.

“…Un descubrimiento impresionante del Islam en Marruecos”.

Con 25 años, antes de su reencuentro con la fe de su infancia, Charles realizó como explorador un viaje de 11 meses a Marruecos; llevó a cabo un ingente trabajo topográfico que, a su regreso a Francia, le valió el Primer Premio de Geografía. Esta experiencia afectará profundamente toda su vida posterior. Contemplar a los musulmanes en oración le impresionó tanto que, una vez ordenado sacerdote en 1911, quiso volver de nuevo a Marruecos para ofrecerles el testimonio de su “amado hermano y Señor Jesús”.

La situación política de aquel tiempo le obligó a permanecer en Argelia, primero en Béni-Abbès, cerca de la frontera, luego en el sur, en Tamanrasset, hasta su muerte. Porque muy a su pesar, Charles De Foucauld será víctima de los conflictos de intereses producidos en el contexto de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que tendrá sus repercusiones también en el sur del Sahara argelino. Cuando tenía 58 años de edad morirá asesinado.

  1. ¿Cómo celebrar este acontecimiento en nuestras diócesis de Marruecos?

Desde hace varios meses está funcionando un Equipo de Coordinación para ayudarnos a todos, de norte a sur y de este a oeste, a descubrir o redescubrir esta figura de vida evangélica cuya santidad es ahora definitivamente reconocida por la Iglesia con la canonización.

La canonización en Roma, el domingo 15 de mayo

Una Delegación oficial de 8 personas, encabezada por el cardenal Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat y yo como administrador apostólico de Tánger, iremos a Roma del 13 al 16 de mayo para participar en los actos de la canonización (Vigilia de oración el sábado a las 21 h, conferencias y espectáculo musical sobre Charles de Foucauld, la canonización en la Plaza de San Pedro presidida por el papa Francisco, el domingo a las 10 h, y la Eucaristía de acción de gracias en la basílica de San Juan de Letrán, el lunes a las 10 h). Se agregarán otras 12 personas queque han querido participar personalmente en los actos. Se trata, pues, de una veintena de personas que representarán a nuestras diócesis de Rabat y Tánger. Muy probablemente la ceremonia de canonización será transmitida por las redes sociales.

Dos domingos de Acción de Gracias en Marruecos

El 22 de Mayo en la catedral de Tánger y el 29 de mayo en la catedral de Rabat, daremos gracias a Dios por lo que el Espíritu ha llevado a cabo en Charles de Foucauld, a través de su vida “expuesta y entregada”. Animamos a todas las parroquias y comunidades a participar en las celebraciones eucarísticas de Rabat y Tánger. Es una acción de gracias para toda la Iglesia que peregrina en Marruecos. Una nueva oportunidad para encontrarnos en torno a esta figura de vida profundamente evangélica.

Animación en las parroquias

Desde finales de mayo y durante el mes de junio tendremos en las parroquias de la diócesis encuentros de animación y celebraciones para dar gozosamente gracias a Dios y para compartir juntos la fe.

Los símbolos que se transmitirán de parroquia en parroquia son:

  • Un icono pintado por Abdelkader alioui, un musulmán, amigo de los monjes trapenses de Midlet; es una copia del original pintado por la Hermanita María Carla (Hermanita de Jesús) que vivía en el Cairo.
  • Una exposición de 14 paneles realizados por la diócesis de Ghardaïa en Argelia.
  1. Un envío al ser vicio de la Fraternidad

Dos figuras espirituales ayudarán a partir de ahora a las comunidades cristianas de la diócesis a asumir el reto de la Fraternidad: Francisco de Asís y Charles De Foucalud. Cada uno en su propio tiempo se esforzaron para que este valor evangélico diera frutos como promesa de paz entre pueblos, culturas, tradiciones religiosas, que convergen hacia el único y verdadero Dios.

También el papa Francisco, con su encuentro con Ahmad al-Tayyeb, imán de Al-Azhar en El Cairo, nos anima a buscar la fraternidad humana mirando hacia la construcción de la paz mundial y la convivencia común: “la fe lleva al creyente a ver en el otro un hermano al que apoyar y amar…” (4 de febrero de 2019). Son palabras que enlazan muy bien con el modo en que Charles de Foucauld concebía esta Fraternidad amplia y abierta: “Quiero acostumbrar a los habitantes, cristianos, musulmanes, judíos… a verme como su hermano, el hermano universal”.

Charles De Foucauld deseaba, cultivando actitudes de bondad y paz hacia los demás, que todos, cualquiera que fuese su identidad y sus convicciones, pudieran llegar a verlo como un hermano. Poco antes de su muerte lo manifestaba en una carta: “Debemos ser aceptados por los musulmanes. Convertirnos para ellos en el amigo al que acudimos con confianza cuando tenemos dudas o dolor…”.

Y lo que dice Charles De Foucauld sobre su manera de comportarse con los musulmanes, debemos vivirlo con respecto a todos aquellos que percibimos como “otros” para nosotros, extraños por su fe religiosa o por sus convicciones. Que, al encontrarnos, el otro sepa que realmente puede contar con nosotros: el otro, marroquí, europeo, estudiante y subsahariano; el otro, pobre y débil, el otro en busca de paz y fraternidad. Programa sencillo que implica a cada día de la existencia, es un programa de paz y alegría que anuncia el Reino de Dios en este mundo, que es el nuestro, en este Marruecos en el que vivimos y que es también nuestro país.

Asumamos este desafío que resuena también en nosotros como una llamada. ¡Vivamos esto aquí en Marruecos!, será una forma luminosa de vivir el Evangelio, de caminar juntos siguiendo a Cristo, Él, Buen Pastor que, resucitado la mañana de Pascua, nos envía como testigos gozosos de la Buena Noticia.

Sí, nos sentimos enviados al mundo para ser artesanos de paz y fraternidad. Que por intercesión de san Charles de Foucauld, amigo fuerte de Dios y amigo de todos, nos bendiga Dios a nosotros, a este país y a todos los que viven en él.

¡Nuestra humanidad crecerá y nuestra fraternidad florecerá!