Del misterio del Siervo al misterio de la Iglesia:

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Has celebrado ya el nacimiento de Cristo. Acércate ahora al misterio del Hijo que ha sido bautizado, del Maestro que te va a guiar, del Médico que te va a curar, del Enviado que te va a rescatar.

No vengas si no buscas luz. No te acerques si no buscas salvación. Nada hallarás en este sacramento si no buscas redención.

Lo que en esta celebración vas a oír es evangelio sólo para quien busca, sólo para quien sueña, sólo para pobres con esperanza, para pecadores con hambre de renovación.

Para los demás, tu evangelio, como tu sacramento, no es buena noticia, no es siquiera noticia; es apenas mito con aburrimiento.

Pero tú, que buscas, que sueñas, que esperas, que hambreas la justicia del reino de Dios, tú gozarás hoy al escuchar en la celebración las palabras de la revelación: “Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”; este es el Siervo de Dios, este es el Hijo de Dios.

Cuando Juan vio a Jesús que venía hacia él, el precursor descubrió en aquel hombre al Siervo del Señor, el profeta señaló en aquel bautizado al Cordero de Dios, el testigo reconoció en aquel ungido al Hijo de Dios.

Considera el misterio que celebras: Hoy, en tu eucaristía, no te encuentras con el precursor sino con el Enviado; en la comunidad reunida no te espera el profeta sino el Anunciado; en la liturgia de la Iglesia no oirás el eco de la voz sino la verdad de la Palabra. Hoy viene a ti el que es luz de las naciones, hoy te visita el sol que nace de lo alto, hoy la salvación llega para ti hasta el confín de tu tierra. Hoy rocía las jambas de tus puertas la sangre de Cristo, Cordero sin mancha, el Cordero de la Pascua nueva y eterna, el Hijo que, por su obediencia, trae la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre. Hoy, tu Dios ha preparado mesa para ti, tu copa rebosa, y tú has conocido el amor que Dios te tiene.

Hoy comulgas lo que has venido a buscar en el misterio: la luz, la salvación, la redención. Hoy, Iglesia de Cristo, comulgas lo que estás llamada a ser: luz, salvación, redención.

Goza con lo que recibes de Cristo. Y que los pobres gocen con lo que reciben de ti.

Feliz domingo.