El Faro 2, un paso más en favor de los más vulnerables

Compartir la alegría de que esto sea una realidad, conscientes de su fragilidad y conscientes de que Dios omnipotente nos ama entrañablemente y, si ama a alguien más, es a quien más lo necesita, a los niños”.

Este ha sido, en palabras de Fr. Emilio Rocha, ofm, arzobispo de Tánger, el significado de la inauguración de la Casa Familia Guadalupe, del proyecto El Faro 2, que tuvo lugar el domingo 16 de febrero por la tarde.

Casi un centenar de personas marroquíes, españolas -como la cónsul general de España en Tánger, Dña. Aurora Díaz-Rato y su esposo- y de muchos otros países se reunieron para este acto. Estaban presentes también directivos del club sportif Ajax Tanger que, a través de la AFA (Asociación de Fútbol Argentino) han establecido un convenio en beneficio de los niños del proyecto El Faro.

La inauguración empezó en el claustro del arzobispado de Tánger con un momento más formal y diversas intervenciones para explicar el significado y el origen de la Casa Familia, así como para agradecer a todos los que la han hecho posible.

Fr. Emilio subrayó la idea de que la casa no es una estructura grande, impersonal, sino precisamente una casa familia, de dimensiones pequeñas, “como el amor es pequeño y a la vez es muy grande”.

A continuación, Silvia Beatrice Dall’O, o.s.a, responsable general de los proyectos El Faro, explicó el origen de los mismos y de su nombre. Hizo referencia a las Misioneras de la Caridad, fundadas por la Madre Teresa de Calcuta, presentes en Tánger, y concretamente a la Hna Saray que transmitió a Silvia la inquietud por crear algo al servició de los niños en situación de calle con los que las Misioneras de la Caridad ya estaban trabajando. Esta semilla, cultivada en la oración, empezó a germinar con la apuesta por ello de Fr. Emilio Rocha Grande, ofm, que llegó a Tánger en 2022, como administrador apostólico y un año después como arzobispo.

El nombre de “El Faro” se ha tomado por su simbolismo. Un día, al pie del Faro de Tánger, en el cabo Spartel, se dialogaba con un grupo de voluntarios italianos, sobre el papel de la Iglesia en estas tierras: ser un faro, algo estático, pero que tiene esa luz que gira y da a todos la posibilidad de llegar a puerto.  Silvia recordó también una frase de la Madre Teresa de Calcuta que inspira el servicio en favor de los niños en situación de calle que se lleva a cabo en el Faro: “Los niños, como las estrellas, nunca son demasiados” y añadía, “menos aún los que más sufren. Creemos fuertemente en esto y trabajamos para visibilizarlos y mostrar que también ellos tienen deseo de felicidad, como todos nosotros”.

En primera fila, los niños de la Casa Familia Guadalupe

Los protagonistas del proyecto y del evento son, sin duda, los niños que han empezado a habitar en la Casa Familia Guadalupe: Marwan, Ayman, Marwan y Zacaria. Ellos se presentaron y expresaron porque les gusta estar en El Faro: porque los educadores son muy simpáticos, porque me gustaría obtener una educación, me gustaría aprender idiomas, una profesión… Incluso alguno dijo que en el futuro le gustaría ayudar o otros niños en situación de calle, como ahora hace Mohammed, uno de sus educadores. Todos coincidían en decir que están muy contentos en la Casa Familia.

Un gracias especial se dedicó a todo el equipo del proyecto El Faro: psicóloga, asistente social, educadores, gestor de la Casa Familia, administrador, secretaria… así como al guardián de la casa, a las mujeres del servicio de cocina y limpieza… Todos, como un gran mosaico, componen esta obra de gran belleza por el servicio que ofrecen entre todos.

Después de este momento en el claustro, profundamente emotivo y con muchos aplausos, todos los presentes se dirigieron, por la acera de la calle Sidi Bouabid, a la entrada de la Casa Hogar Guadalupe, momento en el cual Fr. Emilio Rocha cortó la cinta de ingreso y descubrió las placas que identifican la Casa. Todos los asistentes fueron invitados a entrar al interior, donde tuvo lugar la bendición de las instalaciones por parte del arzobispo, Fr. Emilio. A continuación, los chicos hicieron de anfitriones, enseñando las habitaciones y diversas salas de la casa.

La tarde gozosa de esta inauguración concluyó con una merienda en el claustro del arzobispado, que permitió a los asistentes intercambiar impresiones a propósito de lo que se acababa de vivir, conocer un poco más al equipo de los educadores, a los niños de la Casa Familia… Alegría, agradecimiento, ilusión y esperanza se percibían en las miradas y en los rostros de todos los presentes.

Buena andadura en este camino, jalonado ciertamente por los claroscuros de la vida, a fin de que los niños en situación de calle recobren una nueva dignidad y esperanza.

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