JUEVES SANTO 

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Con el Jueves Santo acaba la Cuaresma y se inicia el Triduo Pascual, es decir, el periodo en que se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesús, que se extiende del Jueves Santo al Sábado Santo.

En este día hacemos memoria de la Institución de la Eucarisitia, del sacerdocio y aprendemos de Jesús a inclinarnos delante del hermano siendo asi siervos por amor.

¿Quién no se espantaría de que le fuesen lavados por el Hijo de Dios los pies?   Pedro se arriesgó con gran audacia preguntando a Jesús:  Señor, ¿tú me lavas los pies?

El día de los Ázimos, todo estaba preparado para la cena de Pascua: el cordero, el pan sin levadura y el vino. El pan que da Cristo a sus discípulos “es su cuerpo, verdadero don de Dios” (Lc 22,19); el vino, bien precioso que hace la vida agradable (Eclo 32, 6), tiene significado cultual y cultural. Jesús y los suyos celebran un festín ritual y un acto de despedidas que invita al silencio y a las miradas de cariño.Un adiós provoca emoción, amor y tristeza al mismo tiempo. El lavatorio era un rito judío de hospitalidad que marcaba las distancias porque lo realizaba una persona de poca categoría de la casa. Se explica así que Pedro, se extrañara al ver a Jesús arrodillado a los pies de los apóstoles con un paño ceñido a la cintura. No es un gesto banal y tampoco de humildad por parte de Jesús. Es la expresión visible de su idea de la vida como servicio, alejada del boato y de las distinciones honoríficas. Si el amor no es inclusivo y servicial, no es nada.

Aquella cena familiar judía – conmemoración del éxodo que liberó a los hebreos de la esclavitud egipcia –, los cristianos la repetimos diariamente en el mundo con el nombre de cena del Señor. “Recibid, pues, y comed el cuerpo de Cristo, transformados ya vosotros mismos en miembros de Cristo en el cuerpo de Cristo; recibid y bebed la sangre de Cristo. Para no desintegraros, comed el vínculo que os une; no os estiméis en poco, bebed vuestro precio” (Sermón 228 B, 3).

La institución de la Eucaristía y del sacerdocio – confiado a un grupo de torpes pescadores – hablan del firme deseo de presencia de Jesús en medio de la humanidad.

Hoy es un día para contemplar el amor colmado de Jesús y examinarnos acerca de nuestro amor. Es el testamento que Jesús nos entrega para que sea argumento básico de nuestra existencia. Amar al estilo de Jesús sin miedo a vaciarse.