¿Cuántos muertos hacen falta para parar el genocidio-marítimo del Estrecho? Cada día son más las barcas hinchables que han pasado de ser un objeto de diversión a ser un objeto de dolor y muerte.
Las barcas son de remo y tienen unos tres metros de longitud. Algunas de ellas son ridículas, similares a las que podemos usar en cualquier playa para que los niños se diviertan en el mar. Adquirir una barca hinchable cuesta en el mercado marroquí entre 200 y 500 dh (entre 20 y 50 euros), frente a los 2.000 o 5000 euros que se puede pagar por una plaza en una patera.
Usan barcas hinchables por se baratas y para burlas el SIVE. Es así como se juegan día tras día la vida, los 14 kilómetros que separan las dos orillas es a vida o muerte. Es la travesía de la muerte, de los sueños rotos, de las esperanzas perdidas, del deseo de alcanzar la última meta a costa de lo único que les queda, la vida.
Ayer, 22 de abril, enterramos en Tánger a tres jóvenes de Senegal que aparecieron muertos el pasado 14 de abril. Tres cuerpos desfigurados, sin apariencia humana… tres cuerpos que sin vida nos gritaban a voces la gran injusticia y la falta de respeto a la vida.
El funeral se celebró por el ritual musulmán y asistieron en representación de la Iglesia Católica de Tánger el Arzobispo Don Santiago Agrelo e Inma Gala, Delegada de migraciones de la Diócesis.
La Delegación de Migraciones de la Diócesis de Tánger, conmovida por las constantes muertes de inmigrantes en el Estrecho, quiere hacer pública su solidaridad con las víctimas y con sus familiares y amigos. Al mismo tiempo, también quiere hacer públicas su indignación y denuncia. “No más muertes en el Estrecho”.