MISA CRISMAL

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Nuestra diócesis adelanta  la fiesta del Jueves Santo para celebrar la misa Crismal sin prisas ni agobio.
El obispo convoca a sus ayudantes, al presbiterio de la diócesis para preparar juntos los óleos con los que ungir a los catecúmenos, a los bautizados y a los enfermos.
El aceite es la materia y es el espacio físico para que el Espíritu inmaterial actúe en nuestro cuerpo.
Por eso hoy también, antes de bendecir los óleos y consagrar el santo crisma, el obispo y sus presbíteros renuevan juntos las promesas del día de la ordenación.
Promesas que prensan  “aceitunas” y de ellas sacan la unción del Espíritu que se derrama de forma tan desmesuradamente abundante por la iglesia.
Se pronuncian las promesas, año tras año, con un temblor y un gozo, por lo grandes que son las promesas y los frutos. Provoca temblor, y no temor porque no hay lamento donde no hay duda en que lo prometido se llevará a cabo;   Esto soy, esto haces: Todo contigo, por ti y en ti.
¿Y vosotros? ¡Vosotros mostráis la medida que usa Dios para cumplir sus promesas!
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor
Siervos del Señor,
bendecid  al Señor,
almas y espíritus justos
bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón,
bendecid al Señor.