Objetivo: Plan Diocesano Pastoral 2024-2027

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Fray Emilio Rocha, ofm, arzobispo de Tánger, ha escrito una carta al inicio de este curso a toda la diócesis, en la que invita a toda la comunidad cristiana que peregrina en la diócesis a dar su aportación para conseguir, entre todos y con la ayuda del Espíritu Santo, elaborar un Plan Diocesano Pastoral para los próximos tres años. Se trata de “discernir cuáles son las prioridades pastorales que han de vertebrar la diócesis, teniendo en cuenta las áreas que constituyen la vida y misión de la Iglesia”, en palabras de Fr. Emilio.

Carta de Fr. Emilio Rocha Grande, ofm, arzobispo de Tánger
Infografía del proceso de elaboración del Plan Diocesano Pastoral

Para entender mejor el sentido de esta iniciativa que nos involucra a todos (enviar las aportaciones de la primera fase a cancilleriatanger@gmail.com hasta el 10 de noviembre), conversamos con nuestro arzobispo:

¿Por qué se plantea la elaboración de un Plan Pastoral Diocesano?

Se trata de un esfuerzo serio de encarnación en realidad en que vivimos. El Plan Pastoral Diocesano quiere ser un instrumento para llevar a cabo la misión de anunciar aquí y ahora, en el norte de África y en el siglo XXI, la Buena Noticia de la llegada del Reino de Dios. Toda la acción pastoral de la Iglesia no busca sino presentar y favorecer caminos de encuentro entre el ser humano y Dios. Para llevar delante de manera más adecuada esta misión es conveniente determinar cuáles serán las prioridades y mediaciones que se consideran más idóneas.

¿Qué se espera de este proceso que durará todo este curso?

Dedicar a esto todo un curso no sólo no es una pérdida de tiempo, sino que supone un trabajo de enraizamiento que aportará a la Iglesia diocesana mayor claridad y fortaleza para llevar a cabo su misión.

Estoy convencido de que tan importante como las prioridades y mediaciones que nombro más arriba y que vamos a individuar es el hecho mismo de ponernos juntos en camino (= sínodo), de reflexionar individualmente y en el seno de las parroquias, grupos y comunidades de vida consagrada para discernir a la luz del Espíritu Santo los signos de los tiempos y ofrecer desde nuestra identidad cristiana una aportación lo más adecuada posible al esfuerzo que lleva a cabo la sociedad marroquí para afrontar los retos que se le presentan.

¿Tiene intuiciones de a dónde vamos a llegar?

Cuando alguien se pone en camino, a no ser que dé un paseo sin rumbo fijo, tiene delante la meta hacia la que quiere dirigir sus pasos. Con la elaboración del Plan Pastoral Diocesano pretendemos evidenciar aquellos elementos de la vida eclesial en los que, a través de mediaciones adecuadas, queremos incidir especialmente, teniendo en cuenta los ejes en torno a los cuales gira la vida cristiana:

– Bebiendo en la fuente de la Palabra: creciendo como discípulos de Jesús
– Nutriéndonos en la oración y vida sacramental (liturgia)
– Viviendo en comunión eclesial
– Sirviendo en la caridad
– Compartiendo en la misión con la vida y la palabra lo que hemos visto y oído

Caminamos con un punto de llegada, sabiendo a la vez que el camino nunca concluye… Y es que, una vez determinadas las prioridades y decididas las mediaciones más adecuadas, las parroquias, con toda su riqueza de grupos laicales y las comunidades de vida consagrada puedan actuar en sinergia, conscientes de que cuando dos o más actúan juntos el resultado es muy superior a la simple suma de las acciones realizadas individualmente

¿Todo esto tiene alguna relación con la sesión del sínodo que ahora acaba?

El Sínodo sobre la Sinodalidad, cuya primera Sesión acaba de terminar y que se concluirá, Dios mediante, en octubre de 2024 implica a toda la Iglesia y, por tanto, también a la Iglesia diocesana de Tánger.

En el trabajo de reflexión personal y comunitaria que realizaremos con vistas a la elaboración del Plan Pastoral Diocesano no podemos no tener presente, además de todos los materiales previos, la Relación de Síntesis publicada al final de la primera Sesión de la Asamblea General y la Carta al Pueblo de Dios. En estos documentos encontramos estímulos y acentos que, leídos desde nuestra realidad pueden ayudarnos a precisar mejor los pasos a dar en el futuro próximo, favoreciendo y potenciando también nuestra comunión con la iglesia universal.