Oración por la paz a Nuestra Señora de la Asunción

El Patriarca latino de Jerusalén, cardenal Pizzaballa, en su mensaje para la solemnidad de la Asunción de María, habla de la guerra en Oriente Medio que sigue causando consternación y sufrimiento: «El odio, el rencor y el desprecio sólo aumentan la violencia y alejan la posibilidad de encontrar soluciones». Por ello, y en la proximidad a la solemnidad de la Asunción de la Virgen María, invita a las comunidades cristianas a dirigir una oración de intercesión a la Madre de Jesús, hecha de palabras de reconciliación y de paz para oponerse a «las muchas palabras de odio, que se pronuncian con demasiada frecuencia».
Por su parte, el Custodio de Tierra Santa, Fray Francesco Patton, siguiendo el llamamiento del Patriarca Pizzaballa, ha enviado una carta a los frailes en la que les invita a dedicar el día de la Solemnidad de la Asunción de María, el 15 de agosto, a rezar por la paz en Oriente Medio y en todo el mundo, considerando un signo de esperanza el hecho de que las partes implicadas hayan acordado reanudar en estas mismas fechas las conversaciones para el alto el fuego en Gaza, la liberación de rehenes y la excarcelación de presos políticos.
Desde la Archidiócesis de Tánger, nos unimos a esta oración de intercesión a la Virgen María, en la celebración de su asunción al cielo, para que la paz llegue lo antes posible a la tierra que vio nacer a Jesús, y a todos los lugares de la tierra.


Súplica por la paz a la Santísima Virgen María Asunta a los cielos (oración en français – italiano – english – español – arabic)

Gloriosa Madre de Dios,
exaltada sobre los coros de los ángeles,
intercede por nosotros con el arcángel san Miguel,
con todas las potencias angélicas de los cielos
y todos los santos,
ante tu Santísimo y amadísimo Hijo,
Señor y maestro.

Obtén para esta Tierra Santa,
para todos sus hijos
y para toda la humanidad
el don de la reconciliación y la paz.

Que tu profecía se cumpla:
sean dispersos los soberbios
en los pensamientos de sus corazones;
sean derribados de sus tronos los poderosos,
y finalmente sean enaltecidos los humildes;
sean colmados de bienes los hambrientos,
sean reconocidos como hijos de Dios
los que procuran la paz
y los mansos hereden la tierra.

Nos lo conceda Jesucristo, tu Hijo,
que hoy te ha exaltado
sobre los coros de los ángeles,
te ha ceñido con la corona del reino,
y te ha puesto en el trono del eterno esplendor.
A Él sea honor y gloria por los siglos de los siglos.
Amén.