Presentación el miércoles, día 25 a las 19:30h. en el salón de Actos del PS (Manuel Silvela, 14 Madrid), la intervención de: Francisco Caballero, Director de la Editorial PS; Silvia Rozas, Redactora Jefe de Revista Ecclesia;Luis A. Gonzalo Díez, Director de Revista Vida Religiosa; Santiago Agrelo, Arzobispo de Tánger y autor del libro.
Algunos dicen que Santiago Agrelo es un verso suelto. Una palabra incómoda y profética en medio de un marasmo de palabras inocuas. Supongo que no les falta parte de razón. Son tiempos en los que la luz no vive sola y, mucho menos, en un único lugar.
Lo cierto y constatable es que estamos ante un hombre que está viviendo el ministerio episcopal y la consagración religiosa con un estilo que no deja indiferente a nadie. Santiago además de poseer una preparación intelectual interesante, añade esa visión poética y profética de la vida que se hace imprescindible para quienes quieren vivir un estilo de seguimiento con incidencia, significación y hondura.
El arzobispo de Tánger se apunta, –en realidad ya estaba apuntado desde siempre–, al estilo de Francisco, porque es el estilo de Jesús.
Desacato al silencio contiene muchos gestos de evangelio. Muchísimas parábolas de la vida. Muchas posibilidades para quienes buscan y quieren cambiar. Aparece ahora, al inicio de curso pastoral, y puede ser un buen indicador del «por dónde» pueden anunciarse nuestros procesos si, en verdad, quieren suponer una transformación de las comunidades y la misión.
Este libro no es necesario para quienes no quieren o no pueden cambiar. Sus páginas intranquilizan, remueven y hasta incomodan las conciencias, cuando éstas se justifican diciendo que «hacen cuanto pueden hacer». La vida de Santiago Agrelo es, por el contrario, una propuesta sencilla y directa. Con menos cálculo y con menos fuerza se puede irradiar Reino. La tan cuestionada fecundidad de la vida consagrada viene enmarcada en rótulos desconcertantes que podrían, más o menos, titularse: «Menos es más»; o, lo que es lo mismo, reducción, pero significativa, inspirada y, nunca, escondida o protegida. La transformación de las presencias de los consagrados, allí donde el clamor de necesidad de carisma se hace evidente, solo se llevará a cabo desde una inspiración profética, que nada tiene que ver con la seguridad económica.
Agrelo se jubila y, a nuestro parecer, lo hace lleno de júbilo y de sentido. Su palabra sigue viva y actuante, despierta y profética. Toda su vida, hasta que Dios quiera, es y será un desacato al silencio de la comodidad.