Una visita llena de esperanza que invita al diálogo

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La Iglesia de San Francisco de Mdiq ha acogido la visita del administrador apostólico de la Diócesis de Tánger, el cardenal Cristóbal López Romero, que es arzobispo de Rabat. Su visita pastoral a esta pequeña comunidad ha traído esperanza, decía él “somos una iglesia con una presencia insignificante pero que debe ser significativa”, comentando los textos del segundo domingo de Adviento nos ha invitado a alegrarnos y a vivir el evangelio como una alegría recibida y que estamos llamados a compartir. Los cristianos en esta pequeña comunidad cuya iglesia está dedicada a San Francisco de Asís, en lo que se llama Rincón de Mdiq, somos una pequeña minoría: cuatro o cinco laicos regulares, tres misioneros javerianos y desde luego, otros que se acercan para compartir la fe y crecer en ella, ya sea de Ceuta, o incluso en el periodo estivo de Francia, Polonia, Italia o España.

Después de nuestra celebración hemos tenido, como es debido, un pequeño momento de convivencia y charla más informal pero no menos significativa. El cardenal Cristóbal, interesado en cada uno de nosotros nos ha invitado a ser puentes de amistad con nuestros hermanos musulmanes. Alguien ha nacido en Tetuán, otros se han mudado hace muchos años a Marruecos e incluso una de los miembros de nuestra comunidad, su marido es musulmán. Viven un matrimonio hermoso en el respeto y ayuda mutua. Estamos llamados a un diálogo interreligioso continuo en nuestras actividades diarias y estrechando lazos. Nuestra fe se acrecienta en el testimonio y acogiendo a los otros desde su sumisión a Dios, hermosa y querida.

En las palabras que el cardenal Cristóbal nos dirigió hacía referencia al mensaje del Papa Francisco en la catedral de Rabat el 31 de marzo de 2019 “En estas tierras, el cristiano aprende a ser sacramento vivo del diálogo que Dios quiere entablar con cada hombre y mujer, en cualquier situación que viva. Por tanto, es un diálogo que estamos llamados a realizar a la manera de Jesús, manso y humilde de corazón (cf. Mt 11,29), con un amor ferviente y desinteresado, sin cálculos y sin límites, respetando la libertad de las personas… Doy gracias a Dios por lo que habéis hecho aquí en Marruecos, como discípulos de Jesucristo, encontrando cada día en el diálogo, en la colaboración y en la amistad los instrumentos para sembrar futuro y esperanza. Así desenmascaráis y lográis poner en evidencia todos los intentos de utilizar las diferencias y la ignorancia para sembrar miedo, odio y conflicto.

Mdiq, Rolando Ruiz Durán sx