El pasado domingo 19 tuvo lugar la inauguración de los actos conmemorativos para celebrar los 25 años del Centro Lerchundi de Martil, ubicado en la antigua iglesia de la localidad. Proyecto diocesano que se puso en marcha en 1996, gracias a la iniciativa de monseñor Antonio Peteiro y que contó con la colaboración de las Hermanas Franciscanas Misioneras de María, vecinos de Martil, residentes españoles y profesores de la Universidad Abdelmalek Essaâdi. La rehabilitación del edificio correspondió a la ONG Arquitectura y Compromiso Social, formada por estudiantes de la Universidad de Sevilla, entre 1994-96.
El acto se organizó como una jornada de convivencia y de puertas abiertas, a la que asistieron cerca de 200 personas, en su inmensa mayoría jóvenes marroquíes. Conducido en su primera parte por el colaborador Ahmed Raissuni, comenzó a las 16’30 con el saludo del coordinador del Centro, Francisco Jiménez, que rindió un homenaje a la figura de monseñor Peteiro, que pretendía que estos espacios culturales estuvieran al servicio de la juventud magrebí, para su crecimiento personal, comunitario y el fortalecimiento de su protagonismo en la realidad del país. Hizo todo un llamamiento a la participación de los jóvenes, a combatir el pesimismo, a luchar por sus ideales, así como un reconocimiento a las personas lerchundinas que habían fallecido en estos años, entre las que se encuentran varias religiosas FMM, laicos comprometidos y colaboradores marroquíes.
A continuación hubo varias intervenciones de personas vinculadas al Centro y que dieron testimonios personales de sus vivencias y labores desempeñadas: Mohamed “Chato”, Mohamed Ben Yacoub (de la asociación Manos Solidarias), Salahdin Garnati, Beltzane Biurrún, el Padre Rolando. Los profesores del Centro, Maruan Alanti y Mohamed Chafih, recitaron varios poemas, donde desgranaron semblanzas y recuerdos del Centro, acompañados por el violín del maestro Omar Ben Al Ahmar, todos ellos antiguos miembros de la comunidad lerchundina. Durante todas las intervenciones se fueron proyectando fotografías de estos 25 años, a través de un montaje elaborado por Adalberto Biyogo (Guinea Ecuatorial), imágenes que mostraban actividades, personas, grupos, voluntarios, acciones sociales, encuentros, convivencias… todo el universo lerchundino a lo largo de un cuarto de siglo. Para finalizar esta primera parte intervino el joven artista Ismail Ben Kiran, que presentó la exposición artística colectiva de la asociación de Cooperación para la Cultura y la Ciudadanía (Tetuán), que se montó en el patio y en el que participaban un nutrido grupo de jóvenes artistas. Durante la visita se hicieron entregas de varios diplomas a los mismos, al mismo tiempo se visitó la exposición de fotografías conmemorativa del XXV aniversario, instalada en el salón de actos y pasillo. Fotografías evocadoras que pretenden plasmar el espíritu de este Centro, y que se dispuso en cinco ejes: acogida, libertad, interculturalidad, fraternidad y voluntariado.
A las 18’30 comenzó la segunda parte de la jornada, con un desfile de vestidos tradicionales de Marruecos y de varios países subsaharianos (Yibuti, R.Centroafricana, Mal). A continuación hubo baile africano a cargo de Emiliana Ejido (Guinea Ecuatorial) y dos canciones del joven rapero yibutiano Samir Elmi, que levantaron al público de sus asientos.
A las 19’00 dio comienzo la velada musical, a cargo de las guitarras y cantantes del Encuentro de Guitarristas de Centro, proyectó que se inició hace tres años y que se ha renovado con nuevas incorporaciones. Participaron un total de 18 jóvenes, chicos y chicas, que hicieron todo un derroche musical de luz y de color, en un ambiente festivo y juvenil. Canciones y composiciones de diversos estilos y culturas, que conectaron con el público asistente.
A las 22’00 se clausuró esta exitosa jornada con varias canciones populares, en español y árabe, coreadas por todo el público, y con el firme deseo de proseguir con nuevas actividades conmemorativas. Acciones que permitan al Centro reflexionar sobre el presente y proyectarse hacia el futuro, con la ayuda de Dios, y de Nuestra Señora de Marruecos, a la que nuestra Iglesia peregrina en estas tierras tiene como protectora.
Francisco Jiménez Maldonado