Huéspedes de Dios: 

The Exhortation to the Apostles (Recommandation aux apôtres)-001La hospitalidad es “virtud que consiste en acoger y prestar asistencia a los necesitados”. También se dice hospitalidad la “buena acogida y recibimiento que se hace a los extranjeros o visitantes”.

Los textos que se proclaman este domingo en la liturgia de la palabra nos recuerdan cómo Abrahán acogió al Señor que lo visitaba, y cómo una mujer llamada Marta, con su hermana María, recibió en su casa a Jesús.

Tú escuchas los relatos, contemplas los misterios, e imitas la hospitalidad.

De Abrahán aprendes la fe que le permitió ver a tres hombres y reconocer al Señor, la piedad con la que adoró, la magnanimidad con que los obsequió, la reverencia con que los sirvió. De Marta imitas la hospitalidad y evitas seguirla en la excesiva preocupación, que te impediría escoger como María la parte mejor, a saber, escuchar la palabra de Jesús.

Escuchas los relatos y no envidias a quienes participaron en los misterios, pues hoy, en la celebración eucarística, eres tú, mujer Iglesia, quien acoges al Señor en tu casa, eres tú quien ofreces hospitalidad a tu Dios, eres tú quien, sentada como discípula a los pies de Jesús, escuchas su palabra.

Escuchas y no envidias, pues en esa palabra, en la eucaristía, en los hermanos, en los pobres, el Señor está hoy en pie frente a ti, Jesús entra hoy en tu aldea, el Señor viene hoy a tu casa.

Dichosa tú, Iglesia a la vez Marta y María; dichosos tus hijos; “los que con un corazón noble y generoso guardan la palabra de Dios y dan fruto perseverando”.

Pero aún has de reparar en una nueva hospitalidad que se ofrece en el misterio que celebras. Mientras Abrahán acogía a Dios, era Dios quien estaba acogiendo a Abrahán para darle un hijo. Cuando Marta recibió a Jesús, era Jesús quien recibía a Marta y a su hermana María para regalarles el tesoro de su palabra. Cuanto tú, por la fe, la esperanza y el amor acoges a Cristo en su palabra, en la Eucaristía, en los hermanos, en los pobres, es Cristo quien te acoge a ti en su cuerpo, en su tienda, en su reino, en su gloria.

Feliz domingo, mujer Iglesia, esposa de Cristo, madre de los pobres, casa de Dios.