De Madrid Arena. De la arena de las playas del Estrecho.
No hablaría de los muertos en el Madrid Arena si no los amase.
Ellos se han ido. En sus familias, entre sus amigos, en quienes los conocían, queda, junto al dolor, una gavilla de lazos rotos, de ilusiones truncadas, y la sensación de que algo les ha sido arrebatado para siempre, de que alguien les ha robado lo más querido.
Que nadie reste una lágrima al dolor, una sola migaja a la compasión y a la piedad por las víctimas del Madrid Arena. Que nadie se dispense de exigir responsabilidades a quienes las tengan por desenlace tan penoso de un tiempo de fiesta. Permítaseme, eso sí, al mismo tiempo, y con la misma fuerza, pedir lágrimas, compasión, piedad, justicia, para las incontables víctimas de nuestras fronteras, víctimas cuyo dolor es ignorado, muertos cuya memoria es borrada, vidas de las que nadie se siente responsable.
Nuestros hijos mueren ahogados, unos en el Estrecho, otros en el Madrid Arena. No habrá justicia para nadie si no la pretendemos para todos.
Fray Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger.